Выбрать главу

—Yo no embaracé y abandoné a esta mujer hace dos décadas. —Pulsó la pantalla flexible y se iluminó una zona de la mesa que estaba delante de Hiram:

—Schirra tiene pruebas que lo corroboran. Mira.

Bobby miró por encima del hombro de su padre, la pantalla mostraba a Hiram sentado a una mesa, esta mesa, reconoció Bobby con un estremecimiento, esta sala; e iba abriéndose camino entre una montaña de papeles, corrigiendo y firmando. La imagen tenía cantidad de granos, era inestable pero suficientemente clara. Hiram llegó hasta un documento en particular, sacudió la cabeza como si hubiera sentido disgusto y con premura lo firmó, poniéndolo boca abajo sobre una pila de papeles que tenía a su derecha.

Después de eso, la imagen volvió a pasar en cámara lenta y el punto de vista hizo un acercamiento rápido al documento: después de precisar el enfoque y de un mejoramiento de la imagen fue posible leer parte del texto.

—¿Ve? —dijo Kate—. Hiram, lo atraparon firmando una puesta al día del acuerdo de pago que usted celebró con Heather hace más de veinte años.

Hiram lo miró a Bobby, casi como si le suplicara.

—Fue hace mucho tiempo. Arribamos a una conciliación. La ayudé a desarrollar su carrera: hace películas documentales. Ha tenido suceso.

—Era una yegua reproductora, Bobby —dijo Kate con frialdad—. Siguió pagándole para mantenerla callada… y para asegurarse de que nunca tratara de acercarse a ti.

Hiram daba vueltas por el salón, pegando mazazos en las paredes y lanzando miradas de odio hacia el cielo raso.

—Hago que a esta suite se la revise tres veces por día. ¿Cómo consiguieron esas imágenes? ¡Esos imbéciles incompetentes de seguridad de edificios volvieron a meter la pata!

—Vamos, Hiram —dijo Kate con tono calmo, aunque era evidente que estaba disfrutando esto—. Piénselo: no existe manera alguna por la que NET pudiera colocar micrófonos clandestinos en su oficina central. Del mismo modo que usted no podría colocarlos en la de ellos.

—Pero yo no necesitaría micrófonos —dijo Hiram lentamente—, tengo la cámara Gusano… Oh.

—Buen trabajo —Kate sonreía de oreja a oreja—. Ya lo descubrió: NET también debe de tener una cámara Gusano. Es el único modo en que pudieron haber obtenido esta noticia de primera plana. Perdió el monopolio que tenía, Hiram. Y lo primero que hicieron con la cámara Gusano de ellos fue volverla contra usted. —Tiró la cabeza hacia atrás y lanzó una fuerte carcajada.

—¡Dios mío! —dijo Bobby—. ¡Qué desastre!

—Ah, eso es basura —contestó secamente Kate—. Vamos, Bobby, muy pronto todo el mundo sabrá que la cámara Gusano existe; ya no va a ser posible mantener esa información oculta. ¡Por Dios, qué bueno será si a la cámara Gusano se la arrebatan de las manos de este duopolio de enfermos, Hiram Patterson y el gobierno federal!

Hiram dijo con tono gélido:

—Si Noticias de la Tierra posee la tecnología de la cámara Gusano, es evidente que alguien se la dio.

Kate parecía estar perpleja.

—¿Está dando a entender que yo…?

—¿Y quién si no?

—Soy periodista —repuso Kate con furia—, no espía. ¡Vayase al demonio, Hiram! Es obvio lo que ocurrió: NET sencillamente dedujo que usted debía de haber descubierto la manera de adaptar los agujeros de gusano para que actuaran como visores a distancia. Con esa comprensión básica duplicaron sus propias investigaciones. No sería difíciclass="underline" la mayor parte de la información es del dominio público. Hiram, su poder sobre la cámara Gusano siempre fue frágil, se necesitó nada más que una persona para deducir en forma independiente cómo funciona.

Pero Hiram no parecía estar oyéndola.

—La perdoné; la contraté. Usted tomó mi dinero. Usted traicionó mi confianza. Usted dañó la mente de mi hijo y lo envenenó contra mí.

Kate se puso de pie y encaró a Hiram.

—Si realmente cree eso, es más retorcido de lo que yo creía.

El motor de búsqueda llamó con tono suave.

—Discúlpeme, Hiram, Michael Mavens está aquí y pide verlo. El agente especial Mavens de…

—¡Dile que espere!

—Temo que ésa no es una opción factible, Hiram. Y tengo una llamada de David, dice que es urgente.

Bobby miró a uno y a otra, asustado, confundido, mientras la vida se le hacía pedazos a su alrededor.

Mavens tomó un asiento y abrió un maletín.

Hiram preguntó, irritado:

—¿Qué quiere, Mavens? No esperaba volver a verlo. Creía que el convenio que habíamos celebrado abarcaba todo.

—Yo también lo creí así, señor Patterson —Mavens parecía estar sinceramente decepcionado—, pero el problema es que usted no cumplió su parte. Nuestro Mundo como sociedad por acciones. Uno de sus empleados, para ser específico. Y ésa es la razón por la que estoy acá. Cuando me enteré de que había surgido este caso pregunté si yo podría quedar implicado. Supongo que tengo un interés especial.

Hiram preguntó con tono lúgubre:

—¿Qué caso?

Mavens sacó de su maletín lo que parecía ser una orden de enjuiciamiento.

—Para resumir lo que dice acá, se trata de una acusación que, por apropiación indebida de información reservada sobre secretos industriales según la ley de 1996 sobre Espionaje Económico, presentaraibm contra Nuestro Mundo; específicamente, la presentó el director del laboratorio de investigaciones de esa empresa, Thomas J. Watson. Señor Patterson, tenemos la convicción de que a la cámara Gusano se la utilizó para conseguir el acceso ilegal a resultados de investigaciones sobre los que ibm tiene derechos exclusivos. Algo que se llama conjunto de paneles de control del soporte lógico para la supresión de la sinestesia, que se relaciona con la tecnología de la realidad virtual. —Dejó de leer y alzó la vista.

—¿Todo esto tiene sentido para usted?

Hiram miró a Bobby.

Bobby estaba sentado sin moverse en absoluto, abrumado por emociones en conflicto, sin tener una idea real de cómo debería reaccionar, de qué debería decir.

Kate dijo:

—¿Y usted ya sospecha de alguien, no, agente especial?

El hombre delfbi la miró fijamente, con tristeza.

—Creo que usted ya sabe la respuesta a esa pregunta, Ms. Manzoni.

Kate pareció estar confundida.

Bobby contestó con dureza.

—¿Quiere decir Kate? Eso es ridículo.

Hiram se golpeó la palma de una mano con el otro puño.

—Lo sabía. Sabía que esta mujer representaba problemas. Pero no pensé que iría tan lejos.

Mavens suspiró.

—Temo que existe un conjunto de pruebas muy claras que conducen hacia usted, Ms. Manzoni.

Kate se enfureció.

—Si esas pruebas están ahí, es porque alguien las plantó.

Mavens respondió.

—Se la va a poner bajo arresto. Espero que no haya problemas. Si usted se sienta con calma, el motor de búsqueda le leerá sus derechos.

Kate pareció sobresaltarse cuando una voz —inaudible para el resto de los presentes— empezó a sonar en sus oídos.

Hiram se puso al lado de Bobby.

—Tómalo con calma, hijo. Saldremos juntos de toda esta mierda. ¿Qué estaba tratando de hacer, Manzoni? ¿Encontrar otro modo de llegar hasta Bobby?¿Es por eso que hizo todo esto? —La cara de Hiram era una máscara torva, desprovista de emociones: no había indicios de ira o piedad o alivio… o de triunfo.

Y la puerta se abrió violentamente: David estaba parado en ella con una sonrisa muy amplia, su corpachón parecido al de un oso llenando el vano. En una de las manos llevaba enrollada una pantalla flexible.

—¡Lo hice! —dijo—. ¡Por Dios, lo logré!… ¿Qué está pasando acá?