Выбрать главу

—¿Yesque…?

—Esa mente, esa vida misma es preciosa —dijo lentamente—. Inimaginablemente preciosa. Recién acabamos de empezar nuestra búsqueda. Pero ya sabemos que no existe una biosfera de importancia dentro de un radio de mil años luz, ni tan profunda en lo pasado que la podamos ver. Oh sí, quizás hay microorganismos que se aferran a la vida en algún estanque tibio y lleno de légamo o en lo profundo de las grietas de alguna fisura volcánica de alguna parte. Pero no hay otra Tierra.

“Mary, la cámara Gusano llevó mi percepción fuera de mis propias preocupaciones, y lo hizo de manera inexorable, paso a paso. He visto la maldad y la bondad en el corazón de mi prójimo, las mentiras de mi propio pasado, el horror banal de la historia de mi pueblo.

“Pero ahora hemos llegado más allá de eso, más allá del clamor de nuestros breves siglos humanos, de la ruidosa isla a la que nos aferramos. Ahora vi la vacuidad del universo más amplio, la estúpida agitación de lo pasado. Ya hemos terminado con eso de culparnos a nosotros mismos por la historia de nuestra familia y estamos empezando a ver la verdad mayor: que estamos rodeados por un abismo, por grandes silencios, por el ciego resultado de inmensas fuerzas sin inteligencia. La cámara Gusano es, finalmente, una máquina de perspectiva… y estamos consternados por esa perspectiva.

—¿Por qué me estás diciendo esto?

La miró de frente.

—Si te lo digo a ti, es decírselo a todos ustedes, quiero que sepan qué gran responsabilidad pueden tener entre manos.

“Hubo un jesuita llamado Teilhard de Chardin. Creía que así como la vida había cubierto la Tierra para formar la biosfera, del mismo modo la especie humana —vida pensante, al fin y al cabo— habría de abarcar la vida para formar un estrato superior, un estrato cogitativo al que llamó noosfera. Afirmaba que la organización tosca de la noosfera iba a crecer, hasta conglutinarse en un solo ser supersapiente al que denominó Punto Omega.

—Sí —dijo Mary y cerró los ojos—. El fin del mundo: la introversión interna sobre sí misma de la noosfera en masa, que de manera simultánea alcanzó el límite máximo de su complejidad y su ubicación central…

—¿Leíste a de Chardin?

—Lo leímos.

—Es el Ajenjo, como ves —dijo David con voz ronca—. Ese es mi problema.

“No puedo obtener consuelo de los nuevos pensadores nihilistas. La idea de que a este diminuto trocito de vida y mente lo deba aplastar, en este momento de comprensión trascendente, un pedazo de roca al azar es simplemente inaceptable.

Mary le tocó la cara con sus pequeñas manos jóvenes.

—Entiendo. Confía en mí. Estamos trabajando en ello.

Y, al mirar en los jóvenes-viejos ojos de ella, le creyó.

La luz estaba cambiando ahora de manera sutil, volviéndose significativamente más oscura.

La estrella acompañante blanco-azulada estaba pasando por detrás del volumen más denso de la estrella madre. David pudo ver que la luz de la compañera fluía a través de las capas complejas de gas que había en la periferia de la gigante y, cuando la compañera tocaba el perfil borroneado de la gigante, se veían sombras de nudos más espesos de gas que las capas exteriores proyectaban sobre la atmósfera. En forma más difusa, líneas inmensas, de millones de kilómetros de largo y completamente rectas, fluían hacia el observador. Era una puesta de sol sobre una estrella, se dio cuenta David con asombro, un ejercicio en geometría y perspectiva celestiales.

Y, aun así, el espectáculo no le hacía recordar a otra cosa que las puestas del Sol sobre el océano, que siendo un chico disfrutaba, mientras jugaba con su madre en las extensas playas atlánticas de Francia. Eran instantes en que las varas de luz que arrojaban las espesas nubes oceánicas lo habían hecho preguntarse si no estaba viendo la luz de Dios Mismo.

¿Verdaderamente eran los Unificados el embrión de un nuevo orden de la humanidad… de la mente? ¿Estaba él, David, haciendo una especie de primer contacto acá, con un ser cuyo intelecto y comprensión podrían sobrepasar los de él mismo, tal como él podría haber sobrepasado a su bisabuela Neanderthal?

Pero quizás era necesario que creciera una nueva forma de mente, que crecieran nuevos poderes mentales, para aprehender la perspectiva más amplia que ofrecía la cámara Gusano.

Pensó: Se te teme y se te desprecia, y ahora eres débil. Yo te temo; yo te desprecio.

Pero así también se lo temió y despreció a Cristo. Y lo futuro le perteneció a Él… como quizá te pertenece a ti.

Y, así, puedes ser la única depositaria de mis esperanzas, tal como he tratado de expresártelo.

Pero cualquiera que fuere el futuro, no puedo dejar de extrañar a la muchacha peleadora que solía vivir detrás de esos antiguos ojos azules.

Y me perturba que ni siquiera una vez hubieras mencionado a tu madre, que se pasa el tiempo soñando, en habitaciones a oscuras, con lo que queda de su vida. ¿Es que nosotros, los que te precedimos, significamos tan poco para ti?

Mary se acercó más a él, le rodeó la cintura con los brazos y lo apretó con fuerza. A pesar de los pensamientos angustiantes de él, la sencilla calidez humana de Mary era un gran consuelo.

—Vamos a casa —dijo ella—, creo que tu hermano te necesita.

Kate sabía lo que tenía que decirle: —Bobby…

—¡Cállese, Manzoni! —gruñó Hiram. Ahora estaba incontenible y lanzaba los brazos hacia el aire, al tiempo que recorría la habitación a zancadas. —¿Qué hay respecto de mí? Sos mi creación, mierdita. Yo te creé para así no tener que morir, sabiendo…

—Sabiendo que usted iba a perderlo todo —completó Kate.

—Manzoni…

Wilson se adelantó un paso, parándose entre Hiram y Bobby, mirándolos a todos.

Kate no le prestó atención.

—Usted quiere una dinastía. Usted quiere que su progenie gobierne este planeta de mierda. No funcionó con David, así que lo intentó otra vez, sin tener el inconveniente, siquiera, de compartirlo con una madre. Sí, usted lo creó y usted trató de controlarlo, pero ni aun así él quiere intervenir en los juegos de usted.

Hiram la miró decididamente, mientras los puños se le crispaban.

—Lo que él quiere no tiene importancia alguna. Nadie va a interferir conmigo.

—No —dijo Kate, asombrada—. No, no lo va a permitir, ¿no es así? ¡Dios mío, Hiram!

Bobby dijo con urgencia:

—Kate, creo que es mejor que me digas de qué estás hablando.

—Oh, no digo que éste fuera el plan de Hiram desde el principio. Pero sí lo fue siempre de reserva, en caso de que tú no… cooperaras. Y, claro está, tuvo que esperar hasta que la tecnología hubiera estado lista. Pero ahora ya lo está, ¿no, Hiram?…

Y otra pieza del rompecabezas cayó en el lugar correspondiente.

—¡Usted está suministrando los fondos para los Unificados!, ¿no es así? En forma disimulada, por supuesto. Pero son los recursos de usted los que están detrás de la tecnología del enlace intercerebros. Usted tenía su propio propósito para ello.

En los ojos de Bobby, con ojeras negras y marcados por el dolor, Kate pudo ver que por fin entendía lo que ocurría.

—Bobby, tú eres su clon. Tu cuerpo y estructuras nerviosas están tan próximos a los de Hiram como es humanamente posible fabricar. Hiram quiere que Nuestro Mundo siga viviendo después de la muerte de él. No quiere ver que se disperse… o, peor, que caiga en las manos de alguien de afuera de la familia. Tú eres su única esperanza. Pero si no cooperas…

Bobby se volvió hacia su clon-padre.

—Si no voy a ser tu heredero, entonces me matarás. Tomarás mi cuerpo y cargarás tu propia mente asquerosa dentro de mí.