Hoy en día, la noción tiene los primeros tenues reflejos de admisibilidad científica, que le son otorgados por la física moderna; y la resonancia que tiene en nuestra propia época, rodeados cada vez más, como lo estamos, por los equipos de vigilancia y control permanentes.
El concepto de agujeros de gusano en el espacio-tiempo se describe bien en la obra de Kip Thorne, Black Holes and Time Warps: Einstein's Ourageous Legacy (W. W. Norton, 1994). La propuesta de que a los agujeros de gusano se los podría generar “comprimiendo el vacío” la expusieron David Hochberg y Thomas Kephart (Physics Letters B, volumen 268, 1991 páginas 377–383).
La muy especulativa, y esperamos que respetuosa, reconstrucción de la vida histórica de Jesucristo se extrajo en gran medida de la excelente biografía Jesús, de A. N. Wilson (Sinclair-Stevenson, 1992). Los autores expresan su agradecimiento por la ayuda con los pasajes sobre Abraham Lincoln, a Warren Alien Smith, corresponsal en Nueva York de Gay and Lesbian Humanist (VK).
La idea de que a la Tierra primitiva la asolaron feroces episodios de glaciación la propuso Paul Hoffman, de la Universidad de Harvard, y sus compañeros de investigación (véase Science, volumen 281, 28 de agosto de 1998, páginas 1342). Y la noción de que las formas primitivas de vida pudieron haber sobrevivido al bombardeo de la Tierra en tiempos remotos buscando refugio en lo profundo del subsuelo se reconoce, por ejemplo, en The Fifth Miracle, de Paul Davies (Penguin, 1998).
También los autores quieren agradecer a Andy Sawyer, de la Science Fiction Foundation Collection, Biblioteca Sydney Jones, Universidad de Liverpool, por su ayuda con las investigaciones; y a Edward James, de la Universidad de Reading, y a Eric Brown por la lectura de los borradores del original. Cualesquiera errores u omisiones son, claro está, nuestra responsabilidad exclusiva.
Por su naturaleza, este libro contiene gran cantidad de especulaciones sobre personajes y sucesos históricos. Parte de esas especulaciones está razonablemente bien fundada sobre fuentes históricas actuales; parte se halla en la algo más distante periferia de la teorización respetable; y parte es poco más que la propia imaginación desenfrenada de los autores. Como ejercicio para el lector dejamos que establezca por sí mismo cuál es cuál, adviniéndole de antemano que no es factible que se pueda demostrar que estamos equivocados hasta que se produzca la invención de la cámara Gusano.