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Lamplighter de lord Grimsby estaba pisando nuevamente los talones de Dodger, pero la línea de llegada estaba cerca ahora. Casi ahí, casi.

Hubo un sonido de estallido.

Era un disparo de arma, pensó Jason inexpresivamente, y vio incrédulo cómo Lorry se agarraba el brazo derecho. Pero no cayó. Se apretó más cerca del cuello de Dodger. Para sorpresa de Jason, muy pocos de los espectadores parecieron saber que uno de los jinetes había sido disparado.

Las manos de Jason estaban cerradas a sus costados mientras veía a Dodger correr cabeza a cabeza con Lamplighter. El tiempo se hizo más lento, pareció detenerse del todo. Entonces Jason sonrió cuando Dodger estiró su poderoso cuello y salió disparado hacia adelante. Pasó volando sobre la línea de llegada medio cuerpo entero frente a Lamplighter. Brutus llegó tercero, para lo cual no había absolutamente ningún premio.

Oyó una fuerte maldición de lord Grimsby, un grito de furia del señor Blaystock, y absolutamente nada de Charles Grandison. ¿Eran sollozos lo que oía de Lord Renfrew?

CAPÍTULO 36

Hubo un momento de aturdido silencio. No pasaba todos los días que un pura sangre desconocido ganara la carrera Beckshire, o cualquier otra carrera importante si vamos al caso. Muchos de los espectadores habían perdido una buena cantidad de monedas. Luego, con todos los Sherbrooke delante, el aire empezó a llenarse de ovaciones, más y más fuertes cada vez. Aquellos que se habían arriesgado con las bajas probabilidades y el desconocido Dodger pronto superaron en gritos a los Sherbrooke. Jason oyó a su gemelo, pudo ver la sonrisa dividiendo el rostro de su padre. Hallie estaba en sus brazos, abrazándolo, apretándole el brazo, riendo, y entonces se puso en puntas de pie y lo besó con fuerza frente a todos. Se rió contra su boca y lo besó una, dos veces más.

Jason se quedó allí parado mirando a Lorry hacer detener Dodger. Lo vio palmearle el cuello continuamente, como Jason le había enseñado, sosteniéndolo firme con sus rodillas, agarrándose el brazo derecho, la sangre rezumando entre sus dedos.

– Oh, Dios, le han disparado -dijo Hallie con la mirada vacía. -No lo vi. Oh, bendito infierno. Jason, ¿quién podría haber disparado a Dodger?

Fue entonces que el resto de los espectadores se dio cuenta de que el jockey de Dodger tenía una bala atravesándole el brazo. Hubo un coro de cólera y de maldiciones.

Jason dijo:

– Alguien que quería muchísimo ganar. Todos están molestos por esto ahora, pero a decir verdad, no cambiará nada. Sabes qué, Hallie, estoy pensando que el dueño que contrató al primer hombre para disparar también contrató al segundo. Y lo atrapamos. Veremos si Henry, Quincy y nuestros demás hombres pueden encontrar al hombre que disparó a Lorry.

La emoción palpitaba dentro suyo. Dodger había ganado y Lorry parecía estar bien.

Resultó que la bala apenas lo había rasguñado, pero Jason sabía que debía doler mucho. Él y Hallie se quedaron junto a Lorry mientras el médico lo vendaba. Luego de agradecer al doctor, Jason y Hallie se dieron vuelta, para encontrarse rodeados por una docena de emocionados Sherbrooke, todos riendo y golpeando tanto a Hallie como a Jason en la espalda. Jason se dio cuenta, mientras miraba todos esos amados rostros, que todos estaban tan felices de que él hubiera ganado porque aún lo veían como el hombre herido que podía volver a escapar. La realidad era, pensó Jason, abrazando fuerte a su tía Mary Rose, que no había pensado en ese horrible día durante algún tiempo, quizás casi un mes. Miró a Hallie, que reía con su tío Tysen. Estaba pasándola inmensamente bien, pero la veía mirando alrededor cada vez que creía que podía hacerlo.

Estaba buscándolo. De pronto Jason se sintió lleno de una calidez y una suave especie de placer que hizo que su pecho se ensanchara unos centímetros. Jason se dio vuelta, sonriendo, ante un tirón en su manga. Era Henry.

– Amo Jason, tenemos al tipo allí, junto al carro de Dodger. El segundo tipo, el que disparó a Lorry, lamento decir que escapó.

– Descubriremos todo lo que necesitamos saber con el primero, Henry. -Se acercó y tomó a su esposa. -Tenemos asuntos que atender, tío Tysen. Discúlpanos un momento.

– Bueno, al menos Henry atrapó al primer villano -dijo Hallie. -Yo misma quiero interrogar al tipo, quiero molerlo a golpes. ¿Cómo pudo hacer eso? En cuanto al otro tipo… disparar a un jinete, es vergonzoso. ¿Jason?

– ¿Sí?

– Me dijiste que nadie lo intentaba con Charles Grandison debido a las consecuencias. Lorry bajó al jockey de Ganymede de su lomo de una patada.

– No creo que Charles vaya a decir nada, ya que su jinete intentó derribar a Lorry primero. Charles debería haberse dado cuenta de que yo enseñaría a Lorry a pelear tan sucio como fuera necesario.

– Si Charles intenta hacer cualquier cosa, tendré algo para decirle. Ahora, Jason, quiero superar las consecuencias de Charles.

Jason la abrazó, sintió el corazón de ella contra su propio pecho.

– Sí, lo haremos. Ah, bien, James está presumiendo de Dodger como el orgulloso papá. Mantendrá todo bajo control mientras nosotros tratamos con este idiota.

El idiota era joven, ese fue el primer pensamiento de Hallie; tenía la ropa sucia, como si hubiese dormido en este campo durante dos días antes de la carrera. Probablemente buscando el mejor sitio desde donde disparar, pensó, con la mano cerrada a su costado. Él estaba sentado sobre el suelo, con la pared contra la rueda derecha trasera del carro de viaje de Dodger. Henry estaba parado a un lado de él, Quincy y Horace al otro.

Hallie se paró encima suyo, con las manos en las caderas.

– Tus botas son una vergüenza -le dijo, y le pateó el pie derecho.

Él levantó la mirada hacia ella, con los ojos muy abiertos.

– Qué cosa bonita é usté, señorita, todo ese encantadó cabello en su cabeza, su aliento dulce flotando encima mío, cada palabra que usté dice como campanas repicando una hermosa música. Yo aprecio la belleza, así que la belleza debería apreciarme, ¿no lo cree?

– No.

– ¿Ahora etá diciendo que no le gustan mi’ botas? -Le ofreció una presumida sonrisa de jovencito. -¿Quiere lustrarla’ pa’ mí?

– No, haré que te quiten las botas y tendrás que caminar sobre un lecho de clavos. Clavos calientes. ¿Qué piensas de eso?

– Usté é una dama joven, la he vi’to con aquel tipo allá. Pero yo, señorita, podría mo’trale un poco de verdadera diversión aunque usté…

– ¿Estás loco, imbécil? Mira a ese tipo allá.

Él miró.

– Bueno, tal vé no -admitió. -No sé po’qué estoy aquí. Estos matone’ me agarraron donde estaba tomando una sie’ta y…

Jason dijo:

– ¿Cuál es tu nombre?

– Lo olvidé -dijo, y escupió. -Exijo que ustés me dejen ir. No hice ná, sólo e’toy aquí pa’ ver a tós lo’ mejores.

– Una linda arma tienes ahí -dijo Hallie. -¿Eres totalmente estúpido? Mira cómo has dejado que se ensucie. Apuesto a que el señor Blaystock te la dio toda limpia y cuidada, y sin embargo…

– No, no fue así pa’ ná. Yo…

– ¿El señor Blaystock te dio un arma sucia? ¿Esperaba que dispararas a un caballo o a un jinete con un arma sucia?

– No, él… bueno, metí la pata. No sé de qué etá hablando. Tiene una boca a’tuta, señorita, bastante como para hacer que un hombre corra pa’ e’conder sus partes privada’. E’cúcheme, niñita, no conozco a ningún señor Blaystock. ¿Quién é este tipo elegante?