Выбрать главу

– Por supuesto. No soy tonto. Por eso es que todo esto son tonterías. Además, tú eres diferente, Charles, te lo tomas todo demasiado en serio.

Elgin dijo:

– ¿Castigarás a Jason, Charles? Después de todo, su jockey pateó al tuyo del lomo de Ganymede.

– Eso es cierto, Charles, ¿debo esperar una visita tuya?

– No -dijo Charles.

– Bien, ya que tu jinete comenzó todo el asunto en primer lugar -dijo Jason. Se volvió hacia lord Grimsby. -Milord, ¿qué si uno de los otros dueños hubiese disparado a Lamplighter?

– Mataría al tipejo.

– Tal cual -dijo Charles y tomó un sorbo de su té.

– Maldición, muchacho, nada de esto hace ninguna diferencia. Escúchame ahora. Fue sólo una herida superficial, nada de importancia en absoluto. Dodger igualmente logró ganar la carrera, entonces, ¿qué hay para decir?

– ¿Desea que le diga a mi jinete que esa herida de bala en su brazo no hizo más que añadir un poco de agradable color a su librea de carreras?

– Un desgarro en la piel, nada más -dijo Elgin Sloane.

– Ah, Elgin, ¿cómo sabías que era sólo una herida en la piel?

– Todos desde aquí a Londres lo saben. El señor Blaystock estaba bastante enfadado. Deseaba que la bala hubiese sido más certera, que al menos hubiera derribado a tu jockey de ese maldito Dodger, para que su Brutus pudiera haber ganado entonces.

Charles chasqueó la lengua.

– Ganymede hubiese ganado si el jinete de Jason no lo hubiera derribado al mío de su lomo. No, Elgin, Brutus no hubiera ganado sin importar cuántas ancas de caballo hubiese logrado morder, una treta interesante, lo admito, pero, ¿eso no le parece un poco impredecible al señor Blaystock? -Se volvió hacia lord Grimsby. -Me encuentro preguntándome, señor, si su Lamplighter derrotaría a Ganymede corriendo en una pista recta. Tiendo a dudarlo, aunque Lamplighter es un excelente animal. Si hubiera habido una carrera recta entre Ganymede y Dodger, en mi mente estoy seguro de que Ganymede se hubiese llevado el premio.

Jason dijo:

– Dodger hizo una carrera tan recta como pudo. Le llevó tiempo a Lorry derribar a tu jockey, Charles. Desearía que no hubiese sido necesario, pero sabes que lo fue. Escúchenme, todos ustedes. Como mínimo, todas estas artimañas distraen a los caballos y a los jockeys. Siempre he creído que sería mejor dejar correr a los caballos sin interferencias.

– Eso nunca sucederá -dijo lord Grimsby. -Ni en un millón de años. A los jinetes les gusta usar sus fustas, les gusta patear a sus oponentes, les gusta apretar a un caballo hasta que retrocede. En cuanto a los caballos, son taimados, está en sus genes. El señor Blaystock me contó que Brutus nació para morder. Los caballos estarían tan aburridos si no pelearan que no correrían lo mejor posible. Necesitan distracciones para seguir adelante.

Jason dijo:

– Dodger no necesita distracciones, no le gustan, y a mí tampoco. -No dijo que Eclipse, sin embargo, pateaba con las patas traseras cuando sentía que un caballo se acercaba demasiado, algo que había hecho naturalmente la primera vez que había corrido. -Sin embargo, ¿no cree que debe trazarse un límite?

Lord Grimsby se encogió de hombros.

– Sucede. Siempre sucederá. Si eres serio respecto a correr, Jason, te acostumbrarás al modo en que se hace.

Charles dijo, sacudiendo la cabeza:

– Quinientas libras, es una bolsa bastante llena la que se llevó Dodger, Jason. Imagino que también apostaste una buena cantidad a que Dodger ganaría. Yo mismo aposté algunas libras en él, las probabilidades eran tan bajas. ¿Te importa si pregunto qué ganaste?

– Diez mil libras aproximadamente. A todos mis parientes también les fue bien. También he recibido notas de agradecimiento de otros que apostaron que Dodger ganaría.

– Eso no es justo -dijo Elgin Sloane amargamente. -Nadie me dijo lo rápido que era Dodger, lo bien entrenado. Maldición, tienes una mujer como socia. ¿Quién creería que sabías lo que estabas haciendo? Simplemente no es justo. Al menos no habrá bajas probabilidades otra vez. ¿Por qué no me lo dijiste, Charles?

– Yo mismo no me di cuenta de lo veloz que era, Elgin. Sólo gané un par de cientas de libras, nada en realidad.

Jason dijo:

– ¿Te deseo lo mejor, Elgin? ¿Te casarás con el ama de Brutus?

– Sí. Gracias a Dios no es como Hallie. No sabe nada de caballos y le daría asco tener que presenciar un apareamiento. Sabe cuándo gritar como loca en las carreras y eso es suficiente para cualquier mujer. Su padre no sabe mucho más, excepto morder. Disfruta viendo a sus caballos morder a la competencia.

– Entonces tendrás carta blanca -dijo Jason. Caminó hasta el hogar para apoyarse contra la repisa, con los brazos cruzados sobre el pecho. -Charles, ¿recuerdas haberme dicho que nadie intentaba disparar a tus jinetes ni tus caballos debido a que las consecuencias eran tan dolorosas? -Charles Grandison asintió. -Hallie y yo acordamos que te superaríamos si alguien tenía el valor de intentar hacernos daño. Estoy aquí para contar a lord Grimsby sobre su castigo.

– Bueno, veamos…

– Milord -dijo Charles con un suspiro, estirando sus largas piernas frente a él, -¿no le dije que no intentara su deshonestidad con Jason? ¿No le dije que era un hombre serio? Vea lo que hizo a mi jinete por un poco de empujones durante la carrera.

– Sí, pero él no sabe nada de carreras, ¡absolutamente nada! Corrió en Norteamérica, las antiguas Colonias, por el amor de Dios. No hay nada allí, nada notable, incluyendo caballos o jockeys.

– En realidad, los norteamericanos han convertido la deshonestidad en un fino arte. Allí también lo odiaba.

– Ganaste la maldita carrera, Jason. ¿Dijiste que anunciarías mi castigo? Cachorro, tu padre no permitirá que me hagas nada, lo he conocido y a tu madre desde antes que tu gemelo y tú nacieran.

– Es mucho tiempo, milord -dijo Jason, y sacudió la cabeza. -Por eso estoy sorprendido de que sea tan estúpido. ¿Puede imaginar a mi padre permitiendo que cualquiera dañe a alguien cercano a él?

– Tu padre comprende las carreras, entiende los riesgos, los desafíos, las pequeñas excentricidades. Otra cosa, no eres tu padre. Todos saben que nunca deben contrariarme, o deberán pagar con el infierno.

– Tiene razón, no soy mi padre. En realidad, tanto James como yo somos mucho peores. Ahora, he sopesado la culpa tanto de Kindred como de Potter en este asunto. No los enviaré a Botany Bay. Mi esposa ha concebido un castigo mucho más efectivo. Verá a dos hombres muy escarmentados cuando regresen aquí. Imagino que se difundirá la noticia de su castigo. Todos se enterarán. Será más y más difícil que los dueños encuentren secuaces para hacer sus travesuras. En cuanto a usted, señor, como he dicho, he decidido su castigo.

– ¡Cachorro insolente!

– No correrá un año entero, es más, no hasta la siguiente carrera Beckshire en agosto próximo.

Lord Grimsby se puso de pie de un salto, con el rostro carmesí, sacudiendo su puño frente al rostro de Jason.

– ¡No puedes darme órdenes de ese modo, pequeño bastardo! No lo soportaré. ¡Fuera de mi casa!

CAPÍTULO 42

Charles dijo:

– Jason, no me malentiendas, creo que es una excelente retribución. Pero dime cómo evitarás que lord Grimsby corra durante un año.

– Has usado golpizas contra los verdaderos bellacos, Charles, y heriste a dos dueños en duelos cuando dispararon a uno de tus jockeys y uno de tus caballos. No me gustan los duelos, son demasiado peligrosos, el resultado es demasiado impredecible. Y van contra la ley. No tengo ganas de tener que arrastrar a mi esposa fuera del continente o de regreso a Baltimore porque fui atrapado después de disparar a algún tonto dueño de caballos de carrera. No, prefiero algo menos sangriento, pero infinitamente más doloroso.