En la edad media, las catedrales góticas eran construidas por varias generaciones. Este esfuerzo prolongado ayudaba a los participantes a organizar su pensamiento, agradecer y soñar.
Hoy el romanticismo acabó, una construcción es apenas un negocio más. Entre tanto, el deseo de construir permanece. Mucha gente dedica el final de sus vidas para terminar una casa, perfeccionar un jardín, levantar una capilla.
También nosotros precisamos ejercer este derecho; si no tenemos una catedral, reconstruiremos nuestro cuarto. Esto nos ayudará a conocer mejor quienes somos. Nos hará modificar una serie de cosas que nos están incomodando.
Tanto las iglesias como los hombres sufren del desgaste del tiempo – es por eso que no se pueden detener nunca.
DEL ERROR
En uno de los momentos más trágicos de la crucifixión, dos ladrones perciben que el hombre que esta moribundo a su lado es el Hijo de Dios. "Señor, acuérdate de mí cuando estés en el Paraíso", dijo un ladrón. "En verdad, estarás hoy conmigo en el Paraíso", responde Jesús, transformando al bandido en el primer santo de la iglesia Católica: San Dimas.