En la antigüedad, los campesinos dividían su tierra en siete terrenos: a cada año, uno de ellos quedaba abandonado, sin producir nada. Allí crecían hierbas dañinas, matorrales, todo lo que la naturaleza tuviese voluntad de producir sin interferencia del hombre. De esta manera la tierra se revigorizaba, y era capaz de, el año siguiente, aceptar la simiente del agricultor.
Quien no para por libre voluntad, termina siendo paralizado por la vida. En la Búsqueda, como en todo lo demás, acción e inacción tienen la misma importancia.
DE LA REBELDIA
En Moscú, Luis Carlos Prestes, el más importante líder comunista brasileño, se preparaba para volver a Brasil, después de varios años de exilio. Su hijo (que me contó esta historia), resolvió documentar en película la partida de su padre.