Me miró con esos ojos profundos, de color chocolate.
– Estoy segura que no es ese tipo de sueño, señor Erskine. Es demasiado real. Con un sueño de tipo ordinario uno siente que todo sucede dentro de la cabeza. Pero éste parece suceder alrededor mío, fuera de mí, a la vez que en mi cerebro.
– Bueno -dije -, ¿por qué no me cuenta de qué se trata?
– Siempre comienza de la misma manera. Sueño que estoy en una isla extraña. Es invierno y sopla un viento muy frío. Siento ese viento, aunque las ventanas de mi dormitorio están siempre cerradas. Es de noche y la luna está detrás de las nubes. En la distancia, más allá de los bosques, puedo ver un río, o quizá sea el mar. Brilla bajo la luz de la luna. Miro en mi derredor y pareciera que hay hileras de cabañas oscuras. Parece una especie de aldea, una aldea primitiva. En realidad, sé que es una aldea. Pero parece que no hay nadie. Luego, estoy caminando por una pradera hacia el río. Conozco el camino porque siento que he vivido toda mi vida en esta extraña isla. Siento que tengo miedo, pero al mismo tiempo siento que tengo algunos poderes ocultos propios, y que probablemente soy capaz de superar mi miedo. Tengo miedo de lo desconocido, de cosas que no entiendo. Llego hasta el río y me quedo en la playa. Aún hace mucho frío. Miro a través del agua y puedo ver un velero oscuro que está anclado más adentro. No hay nada en mi sueño que sugiera que sea otra cosa que un velero ordinario, pero al mismo tiempo me asusta mucho. Parece extraño y desconocido; casi como si fuera un platillo volador de otro mundo. Me quedo durante mucho tiempo en la playa y luego veo que un pequeño bote se aleja del velero y comienza a remar hacia la playa. No puedo ver quién está en el bote. Yo comienzo a correr por la pradera, de vuelta a la aldea, y entro en una de las cabañas. Ella me parece conocida. Sé que he estado antes ahí. En realidad casi puedo creer que es mi cabaña. Tiene un olor extraño, como a hierbas o incienso o algo así. Tengo la sensación desesperada de que debo hacer algo. No sé muy bien de qué se trata. Pero debo hacerlo, sea lo que sea. Tiene algo que ver con la gente del bote que me asusta, algo que ver con ese barco oscuro. El miedo crece y crece dentro de mí hasta que apenas puedo pensar. Algo va a salir de ese barco que tendrá un efecto terrible. Algo en ese barco es extranjero, algo poderoso y mágico, y yo estoy desesperada por eso. Luego me despierto.
La señorita Tandy retorcía una y otra vez un pañuelo entre sus dedos. Su voz era suave y ligera, pero tenía una convicción punzante que me hacía sentir muy incómodo. La miraba mientras fumaba, y ella parecía creer que, cualquier cosa que fuese lo que había soñado, le había ocurrido en realidad.
Me quité el sombrero. Era algo incongruente, dadas las circunstancias.
– Señorita Tandy, ése es un sueño muy extraño. ¿Siempre es el mismo, con todos los detalles?
– Exactamente. Siempre es el mismo. Siempre está ese miedo sobre lo que va a salir del barco.
– Hmm. ¿Y usted dice que es un velero? ¿Como un yate o algo por el estilo?
Ella movió su cabeza.
– No es un yate. Es más como un galeón, uno de esos galeones de otra época. Usted sabe, tres mástiles y montones de aparejos.
Me volví a tirar de la nariz y pensé con más intensidad.
– ¿Hay algo en ese barco que le dé una pista de lo que es? ¿Tiene algún nombre?
– Está demasiado lejos. Y hay mucha oscuridad.
– ¿Tiene alguna bandera?
– Hay una, pero no podría describirla.
Yo me puse de pie y fui hacia mi biblioteca de libros de bolsillo sobre ocultismo. Saqué Interpretación de diez mil sueños y dos más. Los dejé sobre la mesa con paño verde y miré una o dos referencias sobre islas y barcos. No ayudaron mucho. Los libros de texto sobre ocultismo son casi invariablemente inútiles, y -a veces- absolutamente confusos. Eso no me impidió sacar unas pocas conclusiones oscuras y misteriosas sobre los fantásticos vuelos nocturnos de mi cliente.
– Los barcos habitualmente están conectados con alguna especie de viaje o la llegada de noticias. En su caso, el barco es oscuro, y la asusta, lo que me sugiere que esas noticias pueden no ser buenas. La isla representa sus sentimientos de aislamiento y miedo; en realidad, la isla la representa a usted misma. Cualquiera que sea esa noticia es una amenaza para usted, como persona.
Karen Tandy asintió. No sé por qué, pero me sentí realmente culpable tirándole encima toda esa mierda. En ella había algo genuinamente indefenso y tenso, y allí estaba, con su cabello castaño y recogido y su travieso rostro pálido, tan serio y perdido, y comencé a preguntarme si sus sueños no serían reales.
– Señorita Tandy -dije -. ¿Puedo llamarla Karen?
– Por supuesto.
– Yo soy Harry. Mi abuela me llama Henry, pero nadie más lo hace.
– Es un buen nombre.
– Gracias. Bueno; escuche, Karen. Seré franco con usted. No sé por qué, pero hay algo en su caso que no me despierta las mismas sensaciones que las tonterías habituales que oigo aquí. Usted sabe, ancianas tratando de ponerse en contacto con su perro pekinés y las felices perreras del cielo, esa clase de basura. Hay algo en su sueño que es… no sé, auténtico.
Esto no la tranquilizó en absoluto. Lo último que un cliente quiere que le digan es que sus miedos tienen fundamento. Incluso a la gente inteligente y culta le gusta ser consolada con el pensamiento de que sus visitantes nocturnos son una especie de payasos. Quiero decir, que si la mitad de las pesadillas que tiene la gente fueran reales, se volverían locos. Parte de mi trabajo era suavizar los terrores de mis clientes y decirles que lo que soñaban no iba a suceder nunca.
– ¿Qué quiere decir con auténtico?
Le alcancé otro cigarrillo. Esta vez, cuando lo encendió, sus manos no temblaban tanto.
– Lo siguiente, Karen. Alguna gente, aunque no sea consciente de ello, tiene un poder potencial como para ser médium. En otras palabras, son muy receptivos a todo lo oculto que anda flotando en la atmósfera. Un médium es como una radio o un aparato de televisión. A causa de la forma en que éi o ella están hechos, son capaces de recibir las señales que otra gente no puede, y las puede interpretar en sonido o forma.
– ¿Qué señales? -dijo, encogiéndose de hombros -. No entiendo.
– Hay todo tipo de señal. Usted no puede ver una serial de televisión, ¿verdad? Sin embargo, está alrededor suyo todo el tiempo. Este cuarto está cargado de imágenes y fantasmas, retratos de David Brinkley y anuncios de copos de maíz de Kellogg. Todo lo que necesita para sintonizarlos es tener el tipo de receptor adecuado.
Karen Tandy echó el humo.
– ¿Usted quiere decir que mi sueño es una señal? ¿Pero qué clase de señal? ¿Y desde dónde viene? ¿Y por qué me ha elegido a mí?
Moví mi cabeza.
– No sé por qué la ha elegido a usted o de dónde viene. Podría venir de ninguna parte. Hay informes probados de gente en Estados Unidos que tiene sueños en los cuales les han dado informaciones sobre gente en lejanos países. Hubo un granjero en lowa que soñó que se ahogaba en una inundación en Pakistán y esa misma noche hubo una lluvia de monzón en Pakistán que mató cuatrocientas personas. De la única forma en que uno puede comprender esas cosas es pensando en las ondas de pensamiento como señales. El granjero captó la señal a través de su subconsciente, de algún pakistaní que estaba ahogándose. Es muy extraño, lo sé, pero ha sucedido.
Karen Tandy me miró como pidiendo auxilio.
– ¿Entonces cómo me voy a enterar de qué trata mi sueño? Suponiendo que sea la señal de alguien; alguien en este mundo que necesita ayuda y yo no puedo enterarme de quién es.
– Bueno, si está realmente interesada en saberlo hay una forma en que puede hacerlo -le dije.
– Por favor, dígame qué debo hacer. Realmente quiero saberlo. Quiero decir, estoy segura que tiene algo que ver con este… tumor, y quiero saber de qué se trata.