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Para atenuar el estupor que puede producir esta alegoría, recordemos que la pantera no era una bestia feroz para los sajones, sino un sonido exótico, no respaldado por una representación muy concreta.

Cabe agregar, a título de curiosidad, que el poema

Gerontion, de Eliot, habla de Cbrist the tiger, de

Cristo el tigre.

Anota Leonardo da Vinci:

La pantera africana es como una leona, pero las patas son más altas, y el cuerpo mis sutil. Es toda blanca y está salpicada de manchas negras que parecen rosetas. Su hermosura deleita a los animales, que siempre le andarían al. rededor, si no fuera por su terrible mirada. La pantera, que no ignora esta circunstancia, baja los ojos; los animales se le aproximan para gozar de tanta belleza y ella atrapa al que está mas cerca y lo devora.

EL PELICANO

EL PELÍCANO de la zoología común es un ave acuática, de dos metros de envergadura, con un pico muy largo y ancho, de cuya mandíbula inferior pende una membrana rojiza que forma una especie de bolsa para guardar pescado; el de la fábula es menor y su pico es breve y agudo. Fiel a su nombre, el plumaje del primero es de color blanco; el del segundo es amarillo y a veces verde. Aún más singular que su aspecto resultan sus costumbres.

Con el pico y las garras, la madre acaricia los hijos con tanta devoción que los mata. A los tres días llega el padre; éste, desesperado al hallarlos muertos, se abre a picotazos el pecho. La sangre que derraman sus heridas los resucita… Así refieren los bestiarios el hecho, salvo que San Jerónimo, en un comentario al salmo 102 ("Soy como un pelícano del desierto, soy como una lechuza del yermo"), atribuye la muer-te de los hijos a la serpiente. Que el pelícano se abre el pecho y alimenta con su propia sangre a los hijos es la versión común de la fábula.