– Ya es hora de que vuelva a su tierra vuestro señor.
Uno de los ministros chinos de Zingis, consultado por él, explicó que el animal era un chio-tuan, una variedad del k'i-lin. Cuatro inviernos hacía que el gran ejército guerreaba en las regiones occidentales; el Cielo, harto de que los hombres derramaran la sangre de los hombres, había enviado ese aviso. El emperador desistió de sus planes bélicos.
Veintidós siglos antes de la era cristiana, uno de los jueces de Shun disponía de un "chivo unicorne", que no agredía a los injustamente acusados y que topaba a los culpables.
En la Anthologie raisonnée de la littérature chi-noise (1948), de Margouliés, figura este misterioso y tranquilo apólogo, obra de un prosista del siglo ix:
Universalmente se admite que el unicornio es un ser sobrenatural y de buen aguero; así lo declaran las odas, los anales, las biografias de varones ilustres y otros textos cuya autoridad es indiscutible. Hasta los párvulos y las mujeres del pueblo saben que el unicornio constituye un presagio favorable. Pero este animal no figura entre los animales domésticos, no siempre es fácil encontrarlo, no se presta a una clasificación. No es como el caballo o el toro, el lobo o el ciervo. En tales condiciones, podríamos estar frente al unicornio y no sabríamos con seguridad que lo es. Sabemos que tal animal con crin es caballo y que tal animal con cuernos es toro. No sabemos cómo es el unicornio.
EL UROBOROS
AHORA el Océano es un mar o un sistema de mares; para los griegos, era un río circular que rodeaba la tierra. Todas las aguas fluían de él y no tenía ni desembocadura ni fuentes. Era también un dios o un titán, quizá el más antiguo, porque el Sueño, en el libro XIV de la Ilíada, lo llama origen de los dioses; en la Teogonía de Hesíodo, es el padre de todos los ríos del mundo, que son tres mil, y que encabezan el Alfeo y el Nilo. Un anciano de barba caudalosa era su personificación habitual; la humanidad, al cabo de siglos, dio con un símbolo mejor.