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—Ten paciencia. —Las feromonas codificadas se esparcieron lentamente por el aire—. No es sencillo…, y hace mucho… que no practico.

—Ah. —Atvar H’sial asentía con su cabeza ciega y apuntaba sus receptores hacia el pecho de Nenda—. ¿Una técnica zardalu? Había oído hablar de ella, pero nunca la había experimentado. ¿Puedo preguntar a qué coste físico?

—El acostumbrado. —El rostro de Louis Nenda mostraba un duro éxtasis—. Dolor… El precio de cada técnica zardalu. Está bien; ya lo estoy logrando. Voy a hablar al estilo humano, si no te importa. Me ayuda a dar marco a mis pensamientos.

—¡Pero no hay ninguna necesidad de esto! —Junto con el significado literal, los receptores de feromonas de Louis Nenda detectaron el desprecio de Atvar H’sial—. J’merlia me es completamente fiel, tal como supongo que es Kallik para ti. Morirían antes de revelar cualquier cosa de nuestra conversación.

—Ya lo creo que sí. —Louis Nenda emitió una risita—. Yo me aseguraría de ello. Pero no sé cuan listo es J’merlia. Las cosas pueden escaparse por accidente, en especial si alguien tramposo formula las preguntas. La única forma para estar seguros es no permitirles escuchar. —La risa se convirtió en un gruñido de molestia—. Muy bien, vayamos a lo nuestro y acabemos lo antes posible. Me resulta difícil.

—Necesitamos un protocolo para el intercambio de información.

—Lo sé. Esto es lo que sugiero. Yo haré una afirmación. Tú podrás manifestarte de acuerdo, en contra o hacer una afirmación propia, pero nadie estará obligado a responder ninguna pregunta. Algo así. Afirmación: tú no tienes ningún interés en estudiar las formas de vida bajo condiciones ambientales extremas en Sismo. Eso es una mentira. Has venido aquí porque eres una especialista en los Constructores.

—A ti no te lo negaré. —Atvar H’sial se estiró a su altura máxima. Bajo su cabeza, los pliegues rojos y blancos se expandieron—. Soy más que una especialista. Soy la especialista en Constructores de la Federación Cecropia.

—Las feromonas trasladaron un mensaje de orgullo, mucho más fuerte de lo que hubiesen podido hacerlo las palabras—. Fui la primera en desentrañar el mensaje de Tántalo; la primera… y única cecropiana que sobrevivió a un viaje por Antorcha. Yo comprendí el significado de la Marea Estival antes de que Darya Lang fuera tan tonta como para publicar sus descubrimientos. Yo…

—Muy bien. Eres lista, ya lo he comprendido. —La respiración de Nenda se estaba calmando—. Dime algo de lo que necesito saber, o estaremos aquí hasta la Marea Estival y nos freiremos todos.

—De acuerdo. Estás aquí porque quieres saber lo que ocurrirá durante la Marea Estival. Pero yo digo que no has sido el iniciador de esa idea. Conoces demasiado poco de ciencia o de historia. Alguien más se basó en la idea de Darya Lang y te comunicó la importancia de este momento y este lugar. Me resultaría de gran interés saber quién es ese alguien.

—Eso me suena como una pregunta, aunque no haya sido planteada como tal. Pero te lo diré. —Nenda apuntó el pulgar hacia la compuerta de la nave—. Kallik.

—¿Tu hymenopt? ¡Una esclava! —Atvar H’sial estaba más que sorprendida. Estaba indignada—. No es correcto que una especie esclavizada desempeñe un trabajo de tan alto nivel.

—Ah, tonterías. —Nenda estaba sonriendo—. Ella tiene un cerebro… Bien puedo permitirle utilizarlo en mi beneficio. De todos modos, se siente feliz cuando puede leer y efectuar cálculos en su tiempo libre. Kallik vio el trabajo de Lang y luego hizo los cómputos ella misma. Decidió que éstos eran el lugar y el momento especiales. Entonces se entusiasmó mucho y quiso decírselo a alguien. Yo le dije: «De ninguna manera. No se lo diremos a nadie… e iremos a Sismo por nuestra cuenta.» Y aquí estamos. Pero quiero intercambiar ideas contigo sobre algo más específico. Hablemos sobre lo que ocurrirá aquí durante la Marea Estival.

—Eso me suena como una pregunta. Prefiero no responder.

—Entonces haré una afirmación. Déjame contarte lo que dice Kallik, basándose en su análisis, y tú podrás comentarlo si lo deseas. Ella dice que los Constructores van a regresar… aquí, durante la Marea Estival. El secreto de su tecnología y el motivo de su desaparición serán revelados a aquellos que se encuentren presentes. ¿Qué te parece eso?

—También es una pregunta, no una afirmación, pero la responderé. La sugerencia de Kallik es posible. Sin embargo, no es algo seguro. No existe ninguna evidencia de que los Constructores vayan a aparecer.

—Entonces es una apuesta que debes hacer. Y lo que Kallik no dijo, pero yo lo pienso y no me sorprendería que tú sepas mucho más al respecto, es que el que logre la clave de la tecnología de los Constructores será muy poderoso dentro del brazo espiral.

—Estoy de acuerdo. La tecnología será el premio.

—Para algunos. Pero no es el único motivo de tu presencia aquí. —Nenda se acercó y llegó a dar un golpecito con el índice en el abdomen brillante de Atvar H’sial—. Afirmación: tú eres otra fanática de los Constructores, al igual que Lang y Kallik. Crees que dentro de setenta y dos horas los conocerás. ¿Sabes cómo llama Kallik a esta Marea Estival? La Epifanía…, el momento en que aparecerán los dioses.

—Mi propio término es el Despertar. ¿Aceptas que aquí ocurrirá un suceso trascendental?

—Diablos, no lo sé. ¿A qué te refieres con algo trascendental? Yo estoy muy seguro de que los dioses no aparecerán. Todo esto es una apuesta arriesgada, pero yo soy un jugador y me agrada esa clase de apuestas.

—Te equivocas. No es una apuesta arriesgada. Ocurrirá. —La convicción de Atvar H’sial era inconfundible en el mensaje feromónico. Nenda comprendió que no estaba en condiciones de manejar la sutileza de la técnica comunicativa y se preguntó si la cecropiana habría aprendido a mentir con sus mensajes químicos—. Ya existen evidencias de ello —continuó Atvar H’sial—. A lo largo de todo el brazo espiral, los artefactos están inquietos y señalan hacia aquí.

—Oye, no tienes que persuadirme. Volé ochocientos años luz para aterrizar en este montón de mierda…, y me importan un comino los artefactos. Puedes quedarte con todos ellos… Eres igual que Kallik. Pero tengo otra pregunta para ti. ¿Por qué viniste a verme, sabiendo que podía destruirte? Estoy seguro de que no ha sido sólo para intercambiar ideas.

—Ah, eso es cierto. Vine porque me necesitas. Y porque yo te necesito a ti. —Atvar H’sial señaló la portilla y la extensa superficie de Sismo al otro lado de ella—. Si tú y yo fuésemos las únicas personas en este mundo, disfrutaríamos de la exclusividad sobre cualquier nueva técnica de los Constructores. Aunque más tarde podríamos luchar por el privilegio de utilizar ese poder, yo aceptaría una contienda semejante.

—Ése sería tu error. Pero sigo sin saber por qué has venido a mí.

—Porque hoy no somos los únicos en Sismo. Hay otros aquí, quienes divulgarían los nuevos conocimientos por el bien de la ciencia. Pero tú no eres un científico, eres un aventurero. Estás aquí por tu provecho personal.

—Tienes mucha razón. Y tú también.

—Tal vez. —Ahora que Louis Nenda sabía leer los mensajes, notó que la cecropiana estaba divertida—. Y no queremos compartir aún más los poderes de los Constructores. Rebka, Graves y Perry están en Sismo. Recorrieron el Umbilical justo después de nosotros. Ellos no guardarán en secreto los conocimientos. Nosotros podríamos hacer algo al respecto, pero no tenemos forma de saber dónde están.

—Supuse que nos seguirían. ¿Qué hay de Darya Lang? Ella vino contigo.

—No hay problema. Ya nos hemos… ocupado de ella.

Una fría certidumbre en las feromonas. Hubo una larga pausa.

—Bueno, está bien —dijo Louis Nenda finalmente. Su voz era suave—. Eres una hija de puta muy despiadada, ¿verdad?