—Vamos, hace frío fuera —comentó con una sonrisa—. Una capa de hielo recubre la cúpula, y hay que mantener el aire por debajo todo el tiempo.
La gente salía de las casas gritando. Junto al pequeño lago apareció un hombre joven que corría hacia ellos, avanzando por las dunas a grandes saltos, como una gacela. A pesar de los años que llevaban en Marte, para los primeros cien una carrera voladora todavía tenía un aire de ensueño; pasó un rato antes de que Simón aferrara el brazo de Ann y gritara:
—¡Es Peter! ¡Es Peter!
—Peter —dijo ella.Y entonces se encontraron entre un montón de gente, muchos jóvenes desconocidos, pero por doquier había rostros familiares que se abrían paso hasta el centro: Hiroko, Iwao, Raúl, Rya, Gene, Peter que se arrojo a los brazos de Ann y Simon, y también estaban Vlad, Úrsula, Marina y varios más del grupo de Acheron, todos arracimados alrededor, alargando las manos para tocarlos.
—¿Qué lugar es éste? —gritó Maya.
—Es nuestra casa —le dijo Hiroko—. Aquí es donde todo vuelve a empezar.
Agradecimientos
A Lou Aronica, Gregory Benford, Adam Bridge, Michael H. Carr, Roben Craddock, Bruce Faust, Bill Fisher, Hal Handley, Jennifer Hershey, Cecilia Holland, Fredric Jameson, Jane Johnson, Steve McDow, Beth Meacham, Tom Meyer, Lisa Nowell, James Edvard Oberg, Ralph Vicinanza y John B. West.
Y muy especialmente a Charles Sheffield.
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