– Sí, casarme -confirmó Emily con las mejillas ardiendo como si les hubieran prendido fuego. Les había pedido a sus amigas que se reunieran con ella en casa de Sarah para darles la noticia, ya que su amiga estaba tan embarazada que apenas podía caminar sin tambalearse y, mucho menos, subirse a un carruaje. No había estado segura de si Carolyn acudiría, pero estaba encantada de que se hubiera sentido lo suficientemente bien para hacerlo. Tenía mejor color, y parecía mucho más descansada. Carolyn aceptó rebosante de alegría la emotiva enhorabuena de su hermana y de Julianne cuando les contó lo de su embarazo. Pero pronto llegó el momento de que Emily diera la noticia. Y ahora sus tres amigas la miraban con radiantes expresiones de felicidad que no hacían nada para aliviar el nudo que tema en el estómago. Sólo dos días antes, Emily había pensando que el resultado de su plan decidiría su futuro. Pues bien, así había sido, pero no de la manera que ella había imaginado.
– ¿Y con quién vas a casarte? -preguntó Sarah, dirigiéndole una mirada especulativa desde detrás de las gafas.
– Oh, sí, no nos tengas en vilo -dijo Julianne, con los ojos brillantes mientras prácticamente saltaba sobre su asiento.
– No tengo ni idea de quién puede ser el novio -murmuró Carolyn, cuyas cualidades interpretativas no habían mejorado ni un ápice.
– Me caso con Logan Jennsen. -Su declaración fue recibida por un trío de sonrisas. -Mañana.
Las tres radiantes sonrisas dieron paso a diversos grados de confusión, sorpresa y preocupación.
– ¿Mañana? -Repitió Carolyn. -¿Por qué mañana?
Un embarazoso rubor cubrió el rostro de Emily.
– Oh, por el amor de Dios, Carolyn -dijo Sarah, ajustándose las gafas antes de que Emily pudiera explicarse, -sabes tan bien como yo que sólo hay una razón para eso. -Le lanzó a Emily una mirada compungida. -Es evidente que te descubrieron en una situación comprometida. Espero por tu bien que no se montara una horrible escena.
Muerta de vergüenza, Emily negó con la cabeza.
– Mi madre nos pilló besándonos… después de que Logan hubiera descubierto que era yo quien estaba detrás de las apariciones de la mujer vampiro. -Su declaración fue recibida por varios gritos ahogados, y a continuación se apresuró a contarles lo que había ocurrido. -A pesar de mis objeciones, mi madre exigió que nos casáramos. Resultaba evidente que Logan no estaba más contento que yo con la situación, pero no podía hacer otra cosa. Dijo que se las arreglaría para conseguir una licencia especial y que nos casaríamos mañana -concluyó.
Carolyn fue la primera en romper el profundo silencio.
– Estoy segura de que sólo estaba aturdido -le dijo cogiéndole la mano. -No puedo creer que no quiera casarse contigo.
– Por supuesto que quiere casarse contigo -convino Julianne. -¿Qué hombre no querría?
Emily soltó una risita carente de humor.
– El que se ve obligado a hacerlo.
Sarah negó con la cabeza.
– Si no estuviera impaciente por casarse contigo lo antes posible, ¿por qué tomarse la molestia y conseguir una licencia especial con el gasto que eso supone?
– No hay nada romántico en ello, te lo aseguro. -Vaciló y luego les contó lo de su ataque el día anterior. -Cree que corro peligro…
– Y lo corres -la interrumpió Julianne con la cara pálida de preocupación.
– No quiere que nada me haga daño. Cree que como tenemos que casarnos de todas maneras, cuanto antes lo hagamos, mejor podrá protegerme.
– ¿Y aun así piensas que no le importas? -Preguntó Carolyn con suavidad. -Por todo lo que nos has contado, es evidente que le importas. Y mucho.
– Jamás he dicho que no le importe nada -dijo Emily con el corazón en un puño. -Estoy segura de que le importo un poquito. Lo suficiente como para que no quiera que me ocurra nada malo. Pero eso no es lo mismo que estar enamorado de mí. -Bajó la mirada al suelo y se alisó el vestido. -Sabéis cuánto deseaba casarme por amor, cuánto he arriesgado para poder conseguir mi objetivo.
– ¿Crees que podrías amarle? -Preguntó Sarah. -Está claro que le deseas y que al menos le gustas.
– Sí, pero me… vuelve loca. Y me confunde. En un momento me hace reír y al siguiente quiero golpearle y besarle.
Para su sorpresa -e irritación, -en vez de oír los murmullos de simpatía que esperaba, sus palabras fueron recibidas con un estallido de carcajadas.
– Bueno, ya no tenemos que preguntarnos más si lo ama -dijo Sarah riéndose entre dientes.
– Es evidente que sí -convino Julianne.
Emily las miró con el ceño fruncido más profundo que pudo conseguir a pesar del sonrojo que le cubría el rostro.
– No sé qué queréis decir.
Carolyn le cogió la mano y le brindó una cálida sonrisa. -Quiero decir que eso es justo lo que ella siente por Matthew. Y lo que yo siento por Daniel.
– Y lo que yo siento por Gideon -interpuso Julianne. -Pero espera a quedarte embarazada, y que piense que te romperás en pedazos sólo por ir a la habitación de al lado.
– Oh, sí. Entonces querrás golpearle con más frecuencia -convino Sarah, apoyando las manos sobre su redonda barriga.
Emily se llevó la taza de té a los labios para ocultar su confusión ante las declaraciones de sus amigas. Y el mero pensamiento de tener un hijo de Logan…, Santo Dios, eso la dejaba sin aliento. ¿Sería posible que sus amigas tuvieran razón? Entonces se hizo la pregunta que se había negado a hacerse hasta ese momento por miedo a conocer la respuesta.
¿Amaba a Logan?
En cuanto permitió que las palabras aparecieran en su mente, la respuesta fue clara: Sí. Sí, le amaba. Total y absolutamente.
No estaba segura de cómo ni cuándo había ocurrido, pero sabía que era cierto, y su corazón también lo sabía.
Pero en lugar del júbilo que siempre había pensado que sentiría al descubrir que estaba enamorada, lo único que sintió fue consternación. Porque un verdadero matrimonio por amor requería dos personas enamoradas. Y ella sabía que la única razón por la que Logan se casaba con ella era porque tenía que hacerlo… no porque quisiera.
– Logan será un marido maravilloso. -Las tranquilas palabras de Carolyn la arrancaron de sus pensamientos. -Y tú serás una esposa maravillosa para él. Puede que Logan no se haya dado cuenta todavía, pero eres precisamente lo que necesita.
– ¿Una mujer con la que tiene que casarse por obligación? -preguntó Emily sombríamente.
– No, una mujer que le hará reírse -dijo Sarah; todo rastro de diversión había desaparecido de sus ojos. -Y un reto para él. Alguien que le hará ver que en la vida hay algo más que negocios.
– Le darás a su vida la chispa que necesita -añadió Julianne. -Y borrarás esa soledad que siente desde hace tiempo.
Carolyn le apretó la mano.
– Y en cuanto lo hagas, se dará cuenta de lo que ya es tan evidente para mí: que te ama.
El corazón de Emily dio un brinco esperanzado ante las palabras de Carolyn. ¿Sería posible que fuera así? No lo sabía, pero de repente se sintió mejor de lo que se había sentido desde la noche anterior.
– Espero que tengas razón -dijo con una temblorosa sonrisa en los labios.
– Por supuesto que la tiene -dijo Sarah. -Y ahora que ya hemos aclarado las cosas, vayamos a lo verdaderamente importante. ¿Dónde vais a casaros?
– ¿Qué vas a ponerte? -preguntó Julianne.
– Y, ¿cómo podemos ayudarte? -inquirió Carolyn sonriendo.
A primera hora de la tarde, Emily se encontraba girando lentamente sobre una tarima en su dormitorio. Cuando completó la vuelta, nueve pares de ojos se clavaron en ella.
– Es perfecto -dijo su madre, con los ojos verdes llenos de lágrimas mientras miraba el vestido que Emily se había puesto. Se volvió hacia madame Renée, la modista de moda en Londres y lanzó un suspiro extasiado. -Madame, ha hecho un trabajo maravilloso.
– Por supuesto que sí -dijo madame Renée con un gesto despectivo de la mano. -Sólo he tenido que hacer algunos arreglos, nada más. Claro que el vestido fue una de mis más magníficas creaciones y ha sido un placer volver a trabajar en él.