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– Se dirigía a Dutton pero se ha desviado.

Luke reconoció la ruta que Chase le indicaba.

– Es el camino que Corchran nos recomendó que tomáramos para evitar el tráfico, solo que en sentido opuesto. Viene hacia aquí. ¿Para qué? ¿Para ayudar a Bobby?

– A Bobby no, a Charles. Conecta el altavoz para que Pete también me oiga. Al Landers ha ido a la cárcel para hablar con Michael Ellis. Le ha enseñado una foto de Susannah y el hombre se ha venido abajo. Paul Houston es el hijo de Ellis. Houston y Charles Grant mataron a Darcy; no fue Michael Ellis.

Luke arrugó la frente.

– ¿Su hijo? ¿Ellis se prestó como cabeza de turco para salvar a su hijo? ¿Por qué?

– ¿Y por qué Houston le tendió una trampa a su padre? -terció Pete.

– Como compensación. Ellis estuvo en Vietnam, en un campo de prisioneros, y Charles Grant también.

Luke sacudió la cabeza.

– No; lo he comprobado. Charles Grant no ha estado en el ejército.

– Porque entonces se llamaba Ray Kraemer. Era un francotirador, lo capturaron en el año 67, conoció a Ellis y los dos se escaparon juntos. Ellis estaba desesperado por volver a casa. Su novia había tenido un hijo suyo pero iba a darlo en adopción. El niño era Paul. Ellis y Kraemer se estaban quedando sin comida y Ellis decidió dispararle a Kraemer para largarse con los restos. Pensaba dejarlo morir en la selva.

– Qué hijo de puta -musitó Luke-. Es obvio que Kraemer no murió. ¿Qué más pasó?

– Ellis dice que dieciocho años después Kraemer reapareció en Dutton, pero que se hacía llamar Charles Grant. Eligió Dutton porque era la ciudad adonde la madre del hijo de Ellis se había trasladado después de dar a luz. La madre de Paul es Angie Delacroix. Ahora forma parte de la banda de Grant.

Luke ahogó un grito de asombro.

– Dios mío. -Su rápida mente pensó en todo lo que Angie les había dicho-. Pero Angie nos contó la verdad. Las pruebas de ADN demuestran que Loomis era el padre de Susannah y la información sobre los orígenes de Bobby también es cierta. ¿Por qué querría ayudarnos a encontrar a Bobby? Ella también trabaja para Charles.

– Eso aún no lo sé. He ordenado que fueran a buscarla, pero no quiere hablar. Sin embargo, Ellis ha contado muchas cosas cuando Al Landers le ha dicho que sabíamos que Paul era policía. Dice que de algún modo Kraemer logró localizar a Paul cuando el chico tenía ocho años. Se convirtió en su profesor gracias a unas clases particulares que impartía, le lavó el cerebro hablándole mal de sus padres biológicos y adoptivos y el chico, con diez años, se fue a vivir con él. Parece que lo ha estado manipulando toda la vida. Ellis cree que Paul le será fiel a Charles hasta la muerte.

– Entonces, ¿por qué Ellis se declaró culpable del asesinato de Darcy? -quiso saber Pete.

– Para proteger a Angie y a Paul. Charles le amenazó con obligar a Paul a matar a Angie si no lo hacía.

– Esa es la venganza de Charles -dijo Luke-. Hacerse suyo al hijo de Ellis y utilizarlo en su contra mientras él permanece encerrado en Sing-Sing. Se declaró culpable de la muerte de Darcy, pero en realidad está pagando por lo que le hizo a Charles cuarenta años atrás.

– Exacto -concluyó Chase-. Estoy a veinte minutos de la ciudad, siguiendo a Houston. Lleva puesta la luz para evitar el tráfico, o sea que aún no sabe que estamos sobre su pista. He enviado hacia ahí a la mayoría de los agentes del cementerio. Espéralos.

Luke dobló la esquina y sus pensamientos se concentraron de inmediato en Susannah. «Que esté viva. Que no sea demasiado tarde.»

– Estamos llegando a casa de los Vartanian. -Tres coches de la poli de Arcadia y una ambulancia se acercaban despacio en sentido contrario y Luke le dio mentalmente las gracias al sheriff Corchran-. Tenemos refuerzos. Vamos a entrar.

Chase dio un resoplido.

– Tened cuidado. Buena suerte.

– Gracias. -Luke estaba aminorando la marcha para darles instrucciones a los refuerzos cuando oyó el disparo-. Ha sido dentro de la casa. -«Susannah.» Pisó el acelerador y enfiló a toda pastilla el camino de entrada, y los neumáticos chirriaron cuando frenó junto al coche de Germanio. Con el corazón en un puño, echó a correr. Pete lo siguió.

Capítulo 25

Dutton,

lunes, 5 de febrero, 13:50 horas

«Escápate.» Susannah trató de ascender por la escalera mientras Bobby pugnaba por hacerse con la pistola. La alfombra resbalaba y con las manos esposadas no podía sujetarse en ninguna parte. De repente una mano le aferró el tobillo y el sonido de la risa de satisfacción de Bobby le heló la sangre en las venas.

– Ya te tengo -se jactó Bobby-. Estás muerta, Vartanian.

Un disparo cortó el aire y Susannah se quedó petrificada, aguardando el dolor. Pero este no llegó.

Se dio media vuelta y durante unos instantes no pudo más que pestañear, aturdida ante la visión que se le ofrecía. Bobby yacía en la escalera, con la barbilla apoyada en un escalón de tal modo que miraba a Susannah. Tenía los ojos azules muy abiertos y expresión de sorpresa. En la espalda de su blusa se extendía una mancha de sangre. Susannah, helada, observó a Bobby incorporarse y empuñar la pistola una vez más. Se oyó un segundo disparo y el cuerpo de Bobby se sacudió antes de caer desplomado. Ahora la mirada de sus ojos azules era vacía.

Casi hiperventilando y sin poder apartar los ojos de los de Bobby, Susannah subió unos cuantos escalones más antes de levantar la cabeza. En la puerta de entrada estaba Luke, pálido, con la respiración agitada y la mano con que sujetaba la pistola lánguida junto a su cuerpo. Tras él, Pete se encontraba arrodillado al lado del cadáver de Hank. Luke, con movimientos rígidos, mecánicos, se dirigió a la escalera, se acercó a Bobby y le quitó la pistola de la mano. Comprobó su pulso. Luego miró a Susannah a los ojos; en su mirada oscura, hervían el miedo y la furia.

– Está muerta.

Un intenso alivio vació de aire los pulmones de Susannah y la dejó tan débil que se desplomó en la escalera y empezó a temblar, fuera de control. Al instante siguiente Luke le ayudaba a levantarse y la rodeaba con fuerza con los brazos, desesperado. Su susurro fue vehemente.

– ¿Te ha herido?

– No lo sé. -Se acurrucó en él. Lo necesitaba; estaba muy asustada, conmocionada-. Creo que no. -La oleada de terror menguó lo suficiente como para permitirle suspirar. Se apartó para verle la cara-. Hank ha muerto. Ella lo ha matado, yo lo he visto morir.

– Ya lo sé. He oído el disparo y he creído que eras tú. Creía que estabas muerta. -Los oscuros ojos de Luke emitieron un centelleo que era a la vez de ira y de dolor-. Le pedí a Hank que me esperara.

– No, no, Bobby lo ha engañado. Yo he intentado advertirle pero era demasiado tarde. Ha querido salvarme la vida y ahora está muerto. -Miró a Peter, arrodillado en silencio junto a Germanio con el rostro descompuesto-. Bobby le ha disparado a Talia. Está debajo de la escalera.

Pete se encontraba empujando la puerta del cuarto con el hombro cuando dos policías uniformados se acercaron con cuidado a la puerta de entrada.

– ¿Agente Papadopoulos? -preguntó uno, y Luke soltó a Susannah con suavidad y la ayudó a sentarse en la escalera. Justo en ese momento oyeron un ruido de madera al quebrarse. Pete había echado abajo la puerta del cuarto.

– Está viva -dijo Pete, casi sin aliento por el esfuerzo-. Mierda, Talia. Estás hecha un asco.

Pete se introdujo en el pequeño hueco mientras Luke le quitaba las esposas a Susannah y le frotaba las muñecas con suavidad. Dio un lento suspiro antes de volverse hacia los agentes.

– Campo libre -anunció Luke, de nuevo con voz serena-. Avisaremos a los técnicos del laboratorio criminológico y a la policía forense. ¿Pueden pedir una ambulancia? Tenemos que trasladar a la agente Scott a un hospital.