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Raimundo el de los Casandulfes y yo vimos a nuestra prima Ramona paseando entre los árboles del jardín, iba muy elegante, tan solitaria y altiva debajo de su paraguas, llevaba el perrito Wilde al lado, Raimundo y yo la miramos durante tiempo y tiempo sin decirle nada, ¿para qué? Nuestra prima Ramona llegó hasta el río, estuvo un rato con los ojos clavados en la corriente y después se volvió, siempre muy despacio, hasta la casa. Yo me fui y Raimundo hizo como que llegaba entonces.

– Toma tu camelia de siempre.

– Muchas gracias.

– ¿Saliste de paseo?

– No, me llegué hasta el río a ver pasar el agua, hoy hace años que se ahogó mi madre.

– ¡Es verdad!

Nuestra prima Ramona sonrió con tristeza.

– ¡Cómo pasa el tiempo, Raimundiño! Cuando murió mi madre yo era una chiquilla, tenía trece años y sentí que el mundo se me caía encima, el mundo no se cae jamás encima de nadie.

– No.

– Todos envejecemos y con los años se nos quitan muchos humos y muchas soberbias.

– Sí.

– También muchas manías.

– También.

Nuestra prima Ramona estaba rara, Raimundo la veía bellísima.

– Déjame sola, tengo ganas de llorar.

Teresita del Niño Jesús, en Sarria, cuando se arrimó a Filemón Toucido Rozabales, notario sin los papeles en regla, se comportó de modo ejemplar, se conoce que para confundir al paisanaje.

– Hay que organizar tres asociaciones: el ropero de los pobres, la gota de leche y el fomento de las vocaciones tardías.

– Claro. Y le pedimos la bendición a Su Santidad para que nada nos falte, las cosas hay que hacerlas bien desde el principio.

– También podríamos fundar un patronato para llevar a las jóvenes descarriadas al buen camino del que nunca debieron apartarse.

– Naturalmente. Y otro para la integración de los gitanos en la sociedad cristiana y española y en el seno de nuestra sacrosanta religión católica.

A doña Asunción Trasparga de Méndez le llaman Choniña la Dulce porque está casada con el dulcero Méndez, Filomeno Méndez Vilamuín. Choniña la Dulce preguntó tímidamente,

– ¿Y nos llegarán los cuartos?

– ¡Ay, hija, qué aguafiestas!

Cuanto Teresita del Niño Jesús se sintió segura, poco a poco se siente seguro todo el mundo, es la ley natural, empezó a olvidarse de las asociaciones benéficas, ¡a la mierda los pobres!, ¡esto de la gota de leche es una leche!, ¡al que le den a destiempo las ganas de irse cura, que se joda y baile!, ¡las jóvenes descarriadas a disfrutar, que la vida es corta!, ¡los gitanos, con la cabra y la mona!, iba diciendo que cuando Teresita del Niño Jesús empezó a sentirse segura, rompió a putear con entusiasmo. Toucido procuraba tranquilizarla un poco pero con dudoso resultado.

– Tú haz lo que quieras, Teresita, pero no alborotes ni des tres cuartos al pregonero, no veo la necesidad de la fornicación a bombo y platillo y a la vista de todo el mundo, dando escándalo y pregonando la vida disoluta, piénsalo y ya verás como tengo razón, yo soy un hombre moderno, tú lo sabes, pero la paciencia también tiene sus límites.

– ¡Claro! Perdóname una vez más, Filemón, amor mío, es que no puedo evitarlo, tú no me dejes sola nunca. ¿Me vas a llevar a bailar?

A Teresita del Niño Jesús le gusta lucir pamela y jugar al diábolo.

– Pero, ¿tú crees que tienes edad?

– ¡Anda! ¡Y por qué no!

Teresita del Niño Jesús fabula más deprisa de la costumbre.

– Me gustaría que te hubieran cortado las dos piernas como a Marcos Albite, vida mía, para cogerte en el colo y ponerte a hacer pipí a la puerta de la calle con la pichola fuera, para que viera todo el mundo lo mucho que te quiero y lo bien que te cuido, te tengo como a un marqués.

– ¡Calla, mujer! ¡Qué disparate!

– No es ningún disparate, rey mío, ¡a ti sí que te quiero y no a Congos!

– Bueno, muchas gracias, ¿por qué no duermes un poco?, estás algo excitada.

Choniña la Dulce es hacendosa y mira por la economía doméstica.

– ¿Y no le gusta el bureo?

– ¡Mujer, eso sí! ¡Eso nos gusta a todas!

Choniña la Dulce se entiende con dos empleados de la dulcería de su marido, el hojaldrista y el oficial de pala, se deben respetar siempre las categorías y denominaciones profesionales, los dos tienen el fornicio alegre y jacarandoso, pero como es discreta ninguno sospecha que sus encantos no los goza en exclusiva sino en comandita.

– ¡Soy toda tuya, amor! ¡A nadie podría querer como a ti te quiero!

Robín Lebozán se sienta en la mecedora y lee en voz alta todo lo que antecede.

– ¡Ya lo creo que me gané un café y un coñac! Si encontrase chocolatinas, es ya algo tarde, se las llevaría a Rosicler para que engordase un poco. ¡Mira tú que es manía eso de meneársela al mono de Moncha! ¡A las mujeres no hay Dios que las entienda!

Robín Lebozán tiene muy buena facha, de casta le viene al galgo, en su casa llevan lo menos cinco generaciones comiendo caliente.

– A las cosas no hay que darles demasiada importancia, la gente defiende más el escalafón que la verdad porque ésta es siempre relativa.

Robín Lebozán lía un pitillo.

– Este tabaco trae más palos cada día que pasa, en fin, ¡qué vamos a hacerle!

Robín Lebozán mira por la ventana, los maíces están mojados y por el camino sube un mozo en bicicleta.

– Sí, Poe tiene razón, nuestros pensamientos son lentos y marchitos, también monótonos, y nuestros recuerdos son traidores y marchitos y están oxidados como navajas, se conoce que son así, debe ser su naturaleza.

Azorín estrena La guerrilla en el teatro Benavente, de Madrid, con éxito lisonjero, la costumbre es estrenar con éxito lisonjero, ¡qué estupidez!

– Se vive con el pensamiento, el recuerdo es como el guiderope de los globos, que va arrastrando.

Ramona Faramiñás tiene una radio de siete válvulas marca Telefunken que le costó mil pesetas, la pone poco pero es muy buena, de lo mejor que hay. Policarpo el de la Bagañeira es capaz de amaestrar todo lo que le echen, bueno, todo no, con el jabalí no puede, el jabalí no tiene juicio y es incapaz de entender, tampoco le da la gana, el jabalí es como si tuviera los sesos de estopa o de piedra pómez. Cuando las cosas comienzan a estar confusas, lo mejor es enconcharse y esperar a que escampe. A Policarpo el de la Bagañeira le faltan tres dedos de la mano derecha, se los arrancó un caballo una vez que fue al curro, hace un par de años o tres, quizá más, quizá cuatro o cinco. Hay días que parece como querer salir el sol, después se vuelve atrás y todo sigue como estaba. Robín Lebozán no quiere escribir un diario porque tampoco quiere reconocer que el hombre es bestia muy hirsuta y gregaria, muy aburrida y aficionada a advenimientos y milagros, lo peor de los golpes de timón muy fuertes es que desequilibran los gustos y los pulsos e incluso las conciencias, el jabalí trota siempre por el mismo sendero y por eso se le puede matar a cuchillo, Policarpo el de la Bagañeira lleva matados catorce o quince, uno se le escapó malherido pero como no lo encontró no lo cuenta, no da lo mismo que se muera un barbero temblón que un general de caballería lleno de condecoraciones y soberbias, Robín Lebozán tiene lecturas y muy buena memoria y se sabe los Episodios Nacionales de corrido. Lázaro Codesal murió en Marruecos sin pena ni gloria, también sin comerlo ni beberlo, en la posición de Tizzi-Azza, esto es lo malo que tienen las guerras, que enseguida empiezan a oler a rancio o a alcanfor, tanto tiene. Gaudencio Beira toca el acordeón muy bien, lo mejor que sabe, Gaudencio Beira es ciego y lleva ya varios años tocando el acordeón en la casa de putas de Pura Garrote, la Parrocha, los cabritos más jóvenes le llaman doña Pura. Benicia es sobrina del ciego Gaudencio y según dicen tiene los pezones como castañas, yo no lo sé. Catuxa Bainte, la parva de Martiñá, es como una mata de tojo con sus flores doradas, cada rincón del mundo tiene su medido equilibrio y su pirueta serena, no es prudente querer cambiar nada, a Catuxa Bainte le gusta pasear por el monte con las tetas mojadas, hace bien. Baldomero Afouto, va ya para dos o tres años, desarmó a una pareja de la guardia civil, Baldomero Afouto lleva tatuada en el brazo una mujer desnuda con una serpiente enroscada todo alrededor, a las mujeres les impresiona mucho, Afouto no cumplió aún la treintena pero no le anda lejos, sus padres murieron en un choque de trenes, no aplastados sino asfixiados. Tanis Perello tiene todavía más fuerza que su hermano Afouto y que nadie, Tanis Perello es capaz de derribar a un buey de un puñetazo. Ádega es la madre de Benicia, Ádega toca el acordeón casi tan bien como su hermano, la pieza que mejor le sale es la polca Fanfinette, el marido de Ádega, digo, de su hija Benicia, se llama Apóstol Braga Mendes y puede que se haya vuelto a Portugal, por aquí no asomó y Ádega, quiero decir Benicia, ignora si sigue casada o está ya viuda, la verdad es que tampoco le importa demasiado. Acaba de morir el rey Jorge V, descanse en paz, le sucede en el trono el príncipe de Gales. Ádega es la memoria de la tierra hasta donde alcanza la vista, después ya viene el reino de León, el confín de Portugal, el extranjero y la tierra de moros, la raya del monte se borró hace ya mucho, nadie recuerda por dónde iba. Por primera vez es derrotada nuestra selección de fútbol en territorio nacionaclass="underline" España 4-Austria 5. También ha muerto Rudyard Kipling, están pasando cosas muy raras y desorientadoras, es como si se hubiera perdido el buen concierto de las esferas.