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– ¿Qué vas a hacer?

– ¿Y a ti qué te importa?

Tanis Gamuzo está como medio ido, Tanis Gamuzo discurre siempre muy deprisa pero ahora está como medio ido, se conoce que los pensamientos se le atropellan, unos en la cabeza, otros en el corazón y otros en la garganta, los pensamientos lentos y marchitos, también los recuerdos se agolpan como si fueran avispas, los recuerdos traidores y marchitos.

– ¿Es verdad que te duelen las muelas?

– ¿Quién te lo contó?

– ¿Es verdad que te duelen los oídos?

– ¿Y a ti qué más se te da?

Tanis Gamuzo procura meter orden en sus pensamientos y sus recuerdos, también en sus deseos, sus deberes y sus conductas, el miedo es como un gorgojo que va royendo las tabas del alma, a lo mejor lleva ya muchos años royendo las delicadas tabas del alma sin que nadie lo sepa, los pasos que hay que dar se dan con sencillez y si es preciso hasta cerrando los ojos y uno no puede ni siquiera preguntárselo, por encima de los hombres está la ley de Dios, la ley que nos gobierna, es como si Dios nos atisbase por un ventanillo abierto entre dos nubes, Dios tiene siempre un rayo en la mano.

– Ya lo tengo todo pensado, que Dios me perdone pero ya lo tengo todo pensado, ahora sólo me falta sentirlo hasta que empiece a remorderme la conciencia, primero un poco, después más y al final hasta con dolor de muelas y de oídos, a partir de ese momento ya todo es coser y cantar, no importa que me duelan un poco las muelas y los oídos, bueno, me duelen mucho pero no importa, ya se me quitará el dolor.

Tanis Gamuzo llega todavía de noche al monte das Lamiñas, entre Silvaboa, Folgosa y Mosteirón, con el personal durmiendo y los perros aullando al relente de la madrugada, Tanis Gamuzo va sólo con dos perros porque más son difíciles de gobernar cuando hacen carne, se conoce que se les nubla la vista y se vuelven locos, los perros pierden el respeto al amo si van más de tres y les da la vena.

– Si quiero lo dejo, ahora llueve, la verdad es que llueve siempre, ahora me duelen mucho las muelas y los oídos pero esto seguramente no importa, a mí me mandaron lo que me mandaron pero no me dijeron que tenía que ser un martes, un miércoles o un jueves, no me señalaron tiempo, si quiero lo dejo, si quiero lo puedo dejar, lo que pasa es que no quiero.

Llueve, sobre la tierra del monte y sobre el agua de los regatos y de las fuentes, llueve sobre los tojos y los carballos, las hortensias, los buños del molino y la madreselva del camposanto, llueve sobre los vivos, los muertos y los que van a morir, llueve sobre los hombres y los animales mansos y fieros, sobre las mujeres y las plantas silvestres y de jardín, llueve sobre el monte Sanguiño y la fonte das Bouzas do Gago en la que bebe el lobo y a veces alguna cabra perdida y que no vuelve jamás, llueve como toda la vida y aún como toda la muerte, llueve como en la guerra y en la paz, da gusto ver llover sin que se sienta el fin, a lo mejor el fin de la lluvia es el fin de la vida, llueve a Dios dar como antes de que se inventara el sol, llueve con monotonía pero también con misericordia, llueve sin que el cielo se harte de llover y llover.

Tanis Gamuzo y sus dos perros caminan bajo la lluvia envueltos en una nube muda y cautelosa, Fabián Minguela marcha por el sendero de Silvaboa, cruza el río Oseira por Veiga de Riba y va con miedo, desde hace algún tiempo tiene miedo y gasta pistola.

– Si algún cabrón me sale al paso lo mato, ¡como hay Dios que lo mato!

Tanis Gamuzo se sienta sobre una piedra con un perro a una mano y otro a la otra, Tanis Gamuzo lía un pitillo y da una chupada honda y sosegadora.

– ¿A los hijos de puta se les podrá dar muerte como a las raposas, sin avisar?

Empieza a clarear el día cuando el Moucho Carroupo se para a beber agua en la fuente das Bouzas, Tanis Gamuzo se le acerca.

– Te digo que voy a matarte; aunque no te lo mereces, te aviso.

El Moucho tira de pistola y Tanis lo desarma de un palo, el Moucho se pone de rodillas y llora y suplica, Tanis Gamuzo le dice,

– No soy yo quien te mata, es la ley del monte, yo no me puedo echar atrás de la ley del monte.

Tanis Gamuzo se aparta y Sultán y Morito le dan las mordeduras bastantes, las dentelladas precisas, ni una más.

– ¡Basta!

Sultán y Morito sueltan al muerto moviendo el rabo con muestras de alegría, Fabián Minguela murió sin pena ni gloria y al poco tiempo, unas dos horas o cosa así, retumbó una bomba de palenque que voló muy alto.

La señorita Ramona sonrió.

– ¡Alabado sea Dios!

Aquella noche el ciego Gaudencio, acordeonista de casa de putas con el alma tan limpia como la azucena de San José, interpretó la mazurca Ma petite Marianne con muy especial deleite, la estuvo tocando hasta la madrugada.

– ¿No sabes otra cosa?

– No.

Don Cándido Velilla Sánchez, viajante de comercio, le preguntó al acordeonista ciego,

– Dígame una cosa, ¿usted se alegra de que hayan matado a ése?

– Sí, yo sí, ¡qué quiere!

– ¿Y se alegraría de que además Dios Nuestro Señor lo hubiera mandado a arder en el infierno?

– Sí.

ANEJO ÚNICO

INFORME FORENSE

En el lugar y fecha anteriormente señalados, etc.

Nombre del cadáver: Fabián Minguela Abragán.

Examen externo del cadáver

Se trata de un varón adulto de unos 25 años de edad, 1,60 m. de estatura y 55 kg. de peso aproximadamente. Tipológicamente asténico. Su estado de nutrición es correcto. Seborrea frontobiparietal y calvicie incipiente, pelo castaño oscuro. Nevus hipertricósico en la región frontal.

El cadáver, que aparece en decúbito prono con los miembros superiores en flexión, va vestido con unos pantalones de pana marrón, de medio uso, los cuales presentan desgarros así como manchas de sangre por impregnación y por salpicadura especialmente en la parte inferior. Chaqueta de pana verdosa con destrozos y desgarros en manga izquierda y hombrera del mismo lado. Solapa ensangrentada con manchas por escurrimiento y algunas salpicaduras. Desgarro en bolsillo derecho. Camisa de algodón gris de medio uso, sucia en el cuello, donde le falta un botón. El cuello de la camisa presenta grandes manchas de sangre por impregnación y escurrimiento y en la zona derecha dicha sangre empapa asimismo un jersey de lana de color azul que el individuo lleva por debajo de la camisa. Calzoncillo de sarga blanca, sucio, con defecación pastosa y manchas húmedas de orina. La camiseta es asimismo de sarga blanca, de media manga y se encuentra con manchas de sangre en la zona del hombro derecho y parte anterior. Calza unas botas marrones con calcetines negros de algodón, ambos rotos e impregnados de sangre.

El cadáver presenta las siguientes lesiones externas: Desgarros en la zona derecha del cuello en donde se ven prácticamente disecados los músculos de la zona. Existe un colgajo de piel que engloba tejido celular subcutáneo y muchas fibras del cutáneo del cuello situado a unos 2 cm. por debajo del cartílago tiroides y a 1 cm. del mango del esternón. Una rama del desgarro se continúa hasta la curvatura anterior de la clavícula y es de unos 7 cm. de longitud, la otra rama llega hasta la zona de inserción anterior del milohioideo y tiene unos 5 cm. de longitud. Los bordes de la herida no son limpios sino desgarrados y a 1 cm. De la zona fija de la herida. Apreciamos claras lesiones por dientes con línea ideal de lesión muy angulada (dientes no humanos); también encontramos impronta dentaria en la zona lateroposterior derecha del cuello, es decir por detrás del realce del esternocleidomastoideo y por delante del borde descendente del trapecio. Existen grandes destrozos en el músculo esternocleidomastoideo derecho, en el esternotiroideo y en el tiroideo del mismo lado y se han perdido completamente las relaciones anatómicas del paquete vasculonervioso, el cual se encuentra en total atrición con desgarros en yugular y carótida.