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Existen asimismo lesiones por dentellada en pabellón auricular derecho y zona orbitaria derecha con un gran desgarro que empieza en la zona malar y termina cerca de la comisura derecha de los labios. La nariz presenta también erosiones y pequeños desgarros que no son de la misma etiología que las otras lesiones ya que no presentan signos de dientes y por su configuración longitudinal pueden haber sido producidas por caída y arrastre. La cabeza del cadáver está con gran cantidad de hojarasca del lugar donde fue encontrado. Existen restos de sangre en boca y nariz.

Presenta asimismo lesiones por mordedura en antebrazo izquierdo a pesar de que esta zona exhibe lesiones leves de hematoma debido a los efectos de amortiguación de la ropa. En mano izquierda existen grandes destrozos por mordedura a nivel del borde interno y zona hipotenar así como en los dedos anular y meñique el cual se encuentra muy destrozado y con parte distal en forma de colgajo. También está con desgarros la zona del carpo izquierdo a pesar de que éstos no han sido muy grandes por la protección de la correa de cuero del reloj el cual es de notar que está con la esfera totalmente destrozada. La mano derecha tiene una sola impronta de mordedura en la zona tenar con erosiones múltiples en las epífisis de los metacarpianos. Dicha mano está totalmente impregnada de sangre y entre los dedos y uñas encontramos algunos pelos rectos y cortos de unos 5 cm. de longitud, puntiagudos en su extremo distal y de color blanco grisáceo. Macroscópicamente no son pelos humanos.

En el antebrazo derecho existe un tatuaje de color negro, mal hecho, en el que se ve un corazón atravesado por una flecha con las letras R. T.

En ambas pantorrillas existen grandes desgarros por mordedura. Restos de sangre seca en ambas piernas.

El grado de rigidez cadavérica es completo; presenta tela albuminoidea en ambas córneas y se insinúa una mancha verde abdominal en fosa ilíaca derecha. Por la longitud de los pelos de la barba, el individuo se habría rasurado por última vez hace unas sesenta horas.

Examen interno del cadáver

Apertura del mismo según la técnica de Mata modificada.

Cavidad craneal.- No encontramos ningún tipo de fractura ni en bóveda ni en base de cráneo. Las meninges son normales, con un ligero edema en el espesor de la aracnoides. El encéfalo es normal y el corte muestra signos de isquemia. Las arterias periencefálicas son normales y en el polígono de Willis encontramos algunos pequeños ateromas. Cerebelo, protuberancia y bulbo normales.

Cavidad torácica.- Pulmones discretamente congestionados con gran cantidad de inclusiones carbónicas en su superficie y al corte. Adherencias interpleurales en hemitórax derecho con signos de fibrosis dura en la zona epical derecha, tal vez por un antiguo proceso fímico. Corazón en sístole, exangüe, con restos de batido espumoso sanguíneo en sus cavidades derechas. Tanto las válvulas cardíacas como las arterias coronarias son normales.

Cavidad abdominal.- Estómago con restos de comida a medio digerir (se observan restos de leguminosas mezcladas con fibras de carne y restos de huevo duro). Hígado grande, edematoso, geográfico, sin degeneración cirrótica pero que identificamos como hígado de bebedor. Vesícula biliar a tensión. Riñones pálidos. Vejiga vacía. El resto de las vísceras son normales y carecen de interés médico legal.

Disección del cuello.- Tras incidir la zona anterior del cuello en H refrendamos lo que habíamos observado en el examen externo. A la fina disección encontramos fracturas del cartílago tiroides en sus apófisis o cuernos laterales derechos con aplastamiento y rotura de tres anillos traqueales que condicionan una hemorragia espumosa en la tráquea que invade asimismo laringe, faringe y boca. Esta sangre es de color rosa pálido y está mezclada con secreciones bronquiales. La yugular se encuentra totalmente seccionada con los bordes muy irregulares y la carótida está desgarrada en 1,5 cm. de longitud con un hematoma en la capa media y con lesiones que recuerdan al signo de Amusant muy cerca de la zona del glomus.

Con el presente estudio necrópsico llegamos a las siguientes

Consideraciones médico-legales

1.°) La muerte no fue natural sino violenta y precedida de lucha y defensa (erosiones en nudillos de mano derecha y desgarros múltiples en la ropa).

2.º) El agresor no fue al parecer un ser humano toda vez que no se encontraron lesiones provocadas normalmente por el hombre (heridas incisas, contusas, punzantes, erosiones, lesiones por percusión, surcos de estrangulamiento, etc.). Solamente encontramos lesiones por mordedura, de las cuales las más grandes y que provocaron la muerte del individuo, fueron las de la zona derecha del cuello.

3.º) Por la forma, tamaño, distribución, intensidad de las lesiones y lugar geográfico donde se produjo la agresión, así como por los restos de pelos encontrados en la mano derecha y uñas de la víctima, el animal agresor podría ser un lobo.

4.º) Por la simultaneidad e intensidad de las mordeduras deducimos que el individuo no fue atacado por un solo animal sino por dos, por lo menos.

5.°) Reproduciendo idealmente la agresión y lucha podríamos resumirla en las siguientes fases:

a) El individuo anda por el monte y segundos antes del ataque se percata de que un lobo salta hacia su cuello. El individuo instintivamente y sin que le diera tiempo a usar el arma de que era portador y que apareció a cierta distancia del cadáver, alza el brazo izquierdo cubriendo con el antebrazo la cara y el cuello, donde recibe la primera dentellada. El lobo muerde después unos centímetros más a su izquierda donde encuentra la mano, causándole las lesiones descritas antes. En este momento el individuo es derribado y lucha con el animal en un intento de agarrarlo con la mano derecha pegándole asimismo con el puño derecho para posteriormente agarrarlo por el cuello o la cabeza (erosiones en mano y pelos en dicha mano y uñas). En este momento otro u otros lobos, al ver caído al individuo se abalanzan sobre él intentando coger los miembros que más se mueven (ambas piernas), siguiendo el instinto del tropismo por la movilidad de la presa (lesiones en ambas pantorrillas con desgarros en pantalones). En la lucha se desgarrarían los vestidos, se perderían los botones, etc. Finalmente, otro lobo, o el mismo que lo atacó en un principio, hace presa en la zona derecha del cuello por dos veces (dos improntas de dientes en la zona inframastoidea) causándole los destrozos descritos. Las lesiones en zona malar serían debidas a una mordedura inmediatamente anterior a las del cuello y que el animal rectificó una vez (dos improntas).

b) El individuo ya en el suelo y con una gran hemorragia se debatiría de forma más o menos consciente soltando el animal y tocándose las zonas heridas (manchas de sangre por impregnación en ambas manos) hasta que muriera.

6.°) Es muy curioso observar que el cuerpo del individuo, que fue desgarrado por mordeduras, no fue sin embargo devorado ni siquiera en una mínima parte, por lo que hace incomprensible este violento ataque de lobos. La única explicación lógica sería que una vez que los lobos hubiesen abatido su presa, la dejaran, asustados por ruidos, voces, disparos o cualquier otra circunstancia difícil de imaginar.

Con el presente estudio necrópsico podemos llegar a las siguientes conclusiones médico-legales:

1.º) Que la causa de la muerte fue debida a la hemorragia externa, profusa desde la zona carotídea yugular derecha.