Pizarro entr en al avin sonriente, salud a los pasajeros y se sent con su escolta adelante. Subi tambin un miembro de la tripulacin que despus de discutir en vano con los guardaespaldas la inconveniencia de que viajaran armados, opt por permitir que volaran pero en las sillas de atrs. El jefe del comando se inquiet, pues la accin tena que ser milimtrica y aquello podra cambiarlo todo.
Yo entren al muchacho que realiz la accin. Con sillas de plstico, lo situ como si estuviera en un avin. Lo hice parar, caminar y despus, disparar con precisin. Se quemaron centenares de tiros. Todos con la misma arma.
Al apagarse los avisos, el jefe operativo se pondra de pie, entrara al bao y luego se devolvera armado para atentar contra Pizarro que estara en la primera o segunda fila. All se haba sentado en todos los vuelos que le hicimos inteligencia. Sin embargo, con el cambio de sillas todo se replanteaba. El jefe del comando pens en levantarse y decirle a su compaero que hiciera exactamente lo mismo pero en el bao de atrs. Ya no se tomara un minuto sino tres y la vida de los cien pasajeros correra peligro. El muchacho, a pesar de estar en ventanilla, realiz la operacin de manera mecnica. Se apag el color rojo y amarillo de los avisos -prohibido fumar y ajustarse los cinturones- camin hacia el bao de atrs asegurando con su mirada a Pizarro. Alist el arma, respir profundo y or por la patria. Sali de all y en segundos ejecut a Carlos Pizarro.
La escolta de Pizarro lo dio de baja de inmediato. No se contaba con que a Pizarro le permitieran llevar armas en vuelos comerciales. El final de la operacin hubiera sido distinto si al morir Pizarro, los dems miembros del comando se hubieran tomado el avin, simulando portar granadas.
El muchacho que ejecut a Pizarro hubiera controlado a la tripulacin para dirigirla a una pista que ya se tena preparada para la fuga. Yo s los detalles de lo que pas porque del comando sobrevivieron tres. Uno muri despus en la guerra de los PEPES contra Pablo Escobar, en la liberacin de un secuestrado; y los otros dos hoy hacen parte de la Autodefensa.
Cuando vi el avin de regreso, me volvi el alma al cuerpo y rec un Padre Nuestro. No conoca el desenlace pero estaba seguro de que haba pasado algo y que las vidas de cien personas estaban a salvo al aterrizar la aeronave. Si les hubiera sucedido algo malo, yo era ms peligroso que Pizarro. Al conocer que haba muerto, pens: De lo que se salv Colombia!.
Das ms tarde, me enter de la reaccin de Pablo Escobar. Mataron a quien iba a salvar a este pas. Se morirn los candidatos de esta hijueputa oligarqua, dijo.
Vamos a la oficina y le voy contando cmo son las cosas de la vida. -Amor, ests lista? -pregunt.
-Ya voy -dijo Kenia. Sali del cuarto con Lolita, una perrita french poodle que siempre los acompaa.
Castao clausur el caso Pizarro con una reflexin:
-Yo admiraba a Pizarro. Con decirle que en nuestra lucha civil antisubversiva nunca hicimos nada en contra del M-19, slo contra las guerrillas comunistas del EPL, el ELN y las FARC. Cuando yo cursaba segundo de bachillerato en el colegio Len de Greiff, en Medelln, segua paso a paso las noticias del M y me gustaban. Quin no iba a querer una guerrilla que se robaba leche para regalarla en los barrios marginales de Bogot? Eso era una belleza, hombre! Cuando se robaron la espada de Simn Bolvar, yo cog una tiza y escrib tres veces en el tablero: M-19, M-19, M-19. Pero mire el cambio que dio el M, para terminar en negocios con Pablo Escobar.
Luego de un corto trayecto por carretera sin asfalto, llegamos a la humilde casa de bareque donde temporalmente se ubic su oficina. Nos esperaba Leonardo, el encargado de las relaciones pblicas. Salud y le entreg a Castao ms de veinte hojas con los correos electrnicos de los comandantes que habitualmente le escriben; los de sus amigos; o los de sus hijos, a los que llama mis mandrilcitos. Recibe tambin los correos de los simpatizantes interesantes, como se refiere a las personas que por el contenido de sus mensajes, ameritan una respuesta suya. Cada maana les escribe a jvenes universitarios, adultos y hasta a algunos crticos de su organizacin.
Nos sentamos frente a dos computadoras personales y una pequea impresora.
-Es muy importante para usted el Internet? -le pregunt.
-Es mi frente de guerra ms importante. Representa ms para la Autodefensa que para la guerrilla. Nosotros no habamos tenido la posibilidad de que se nos escuchara internacionalmente para decir algo distinto a lo que predican las FARC y el ELN con sus ONG de izquierda y sus amigos en Europa. A pesar de secuestrar civiles, volar oleoductos y realizar masacres, ellos siempre han sido tolerados por una parte de la clase dirigente europea y as han logrado transmitir su versin. Las FARC movi todas sus fichas para impedir la salida de nuestra pgina web -colombialibre.org-. Lo hizo con la guerrilla institucionalizada e infiltrada en la Fiscala. Nos cerr oficinas y nos bloque dos veces nuestro servidor. Nos fuimos para Venezuela y all tambin nos obstaculizaron. En Mxico logramos ponerla a funcionar, pero las FARC contrat unos hackers expertos y nos la bloqueaban de nuevo. Finalmente, logramos abrir dos servidores espejo en Norteamrica y Europa. Slo as logramos mantener la pgina.
Yo tuve un ao en el que navegaba por la red da y noche, escriba a las universidades y centros de estudios polticos. Entraba a los chats y algunas personas nos prestaban atencin, otros nada.
-Y qu deca usted en los chats?
-Algunas veces me presentaba: Soy Carlos Castao, comandante de la Autodefensa. Y no llamaba la atencin. Somos la resistencia civil armada-deca. Me contestaban: Qu te pasa, to? Ests en la Espaa del 39?
Poco a poco cultivamos amigos, intelectuales y simpatizantes en Francia, Argentina, Canad, Espaa y Estados Unidos. Sin darles muy duro a los guerrilleros, les explicaba cmo era la guerra en Colombia, desvirtuaba a la guerrilla con sus actuaciones y luego los invitaba a mi pgina web.
Nos interrumpi Leonardo, que dijo con sumo respeto:
-Seor, ya est abierto su correo personal.
Castao se concentr en la computadora, mientras Kenia y yo leamos artculos de prensa del da. Al hombre de las relaciones pblicas se le notaba la presin cuando cometa pequeos errores sin sentido, lo que demostraba que aqu, ms que en cualquier otro sitio, Castao era perfeccionista. Por un error de ortografa en un comunicado, una respuesta insegura o una demora en actualizar la pgina web, Castao reclamaba fuertemente:
-Leonardo, usted es mi amigo y tiene mi confianza, pero de su parte slo me sirve la excelencia. Estamos?
Luego se le acercaba y le comentaba con fraternidad y sin rencor:
-Hombre, haga bien las cosas y no me ponga atencin. A m me hace falta discutir con alguien todos los das.
Al final del almuerzo, lleg el comandante del Bloque Metro, con quien habl en privado. Despus, Castao se acerc y me present a Rodrigo Doble Cero, como acostumbra introducir a sus comandantes, de manera protocolaria:
-Rodrigo es el comandante del Bloque Metro y miembro del Estado Mayor de las Autodefensas Unidas de Colombia.
No pudo evitar sonrer al relatar cmo fue su llegada a la organizacin:
-Es el nico hombre de la Autodefensa que ha sido reclutado por mi mam.
Doble Cero no perdi tiempo en rectificar lo que coment su comandante:
-Lo que sucedi fue que cuando yo era teniente del Ejrcito, conoc a doa Rosa primero que a Fidel y a Carlos.
-Eso fue en Amalfi, mi pueblo. El hombre le haca inteligencia a mi mam cuando ella lo invitaba a tomar el algo. l dice que no, trata de negarlo, pero