Por esos das, la vida de Carlos Castao giraba en torno a su matrimonio. Faltaban apenas quince das para casarse por segunda vez.
-Soy bien conservador para esas cosas. Soy godito. Slo he tenido dos mujeres en mi vida: Claudia, la madre de mis dos hijos, con quien me cas a los dieciocho aos; y Kenia, mi futura esposa.
Durante estas dos relaciones tuvo otra de siete aos de duracin, sin matrimonio ni hijos. A Castao no le gusta hablar mucho de ella. nicamente dice que la recuerda con gratitud.
Por un momento habl a solas con Kenia, antes de abordar el helicptero que nos condujo desde Antioquia hasta la finca en Crdoba. Entabl una corta charla con ella. Entr sutilmente en confianza al no tomar notas ni prender la grabadora. En ese instante todo lo dicho se fue a la memoria. Por eso, antes de acostarme, decid recordar la respuesta de lo que era una pregunta obligada para ella: Cmo se conocieron?
Impresionado por las duras historias que me haba narrado Carlos Castao durante el segundo da de encuentro, tom la libreta y, mientras me venca el sueo, descans al escribir fragmentos de un relato de amor en medio de la guerra: Yo conoc a Carlos despus de un funeral. Haba muerto el pap de una compaera de estudio de Montera, y ella me pidi el favor de que la acompaara donde Castao, pues el pap de ella era un ganadero muy querido en la regin y l deseaba darle las condolencias. Cuando conoc a Carlos, me pareci un seor mayor y no se me pas por la cabeza tener algo con l; en cambio a l, s. El seor fallecido era un viejo amigo y l trataba de ayudar a mi amiga y a su familia en lo que fuera necesario. Con esa disculpita, me empez a llamar a la casa. Que cmo segua?- me preguntaba. Que la cuidara, me deca. Siempre que l le enviaba el chofer a ella, a la salida del colegio, le peda que me trajera. Como era por la tarde, en mi casa ni se enteraban. Montbamos a caballo y, de vez en cuando, nos invitaba a almorzar, hasta que empez a llamarme slo a m, alrededor de las seis de la maana. Yo viva con el telfono inalmbrico en mi cuarto para que no contestara mi mam. Despus me invent que tena un curso de ingls en el colegio y como supuestamente era por la tarde, comenc a aceptar sus invitaciones ms seguido.
Un da, llam a la casa y mi mam le contest. Le dijo que yo no estaba y cuando ella le pregunt De parte de quin?, l le dijo: De Carlos Castao. Mi mam colg y casi le da un yeyo cuando relacion la voz del telfono con la del comandante que sala en la televisin. Casi me castigan, pero yo acud a una excusa: le cont que acompaaba a mi amiga. Mam me prohibi que volviera pero a m l ya me gustaba; era tierno, chistoso y me enviaba unas flores divinas. Cada vez se hizo ms difcil que yo fuera a verlo. l me llamaba y me deca, como a las carreras: Hola. Cmo ests? Te extrao. Y me colgaba. Luego me volva a llamar y me deca: Quiero verte. Y volva a colgar. Cuando por fin pude reencontrarme con l nos vimos en el cruce de dos carreteras. l vena en una camioneta y yo en otra. Se subi al puesto del conductor, me dijo que tena mucho trabajo y que no se poda demorar. Me mir a los ojos y dijo: Quiero que te quedes conmigo. Yo le pregunt: Cmo as? Y ah le dio un arranque raro. De pronto se me acerc, me rob un beso y se baj del carro corriendo. Yo qued lista! Pasaron varios das. No me llamaba y yo esperaba que fueran las seis de la maana. Mi mam me llor y me dijo: Si te vuelves a ver con ese tipo, le cuento a tu pap. Cuando volvimos a hablar, l me propuso que me fuera con l. Yo, sin pensarlo, le dije que s, y me vol de la casa. El cuento es que yo lloraba por dejar a mi familia, pero quera estar con l. Esa misma noche, le enviamos una carta a mi pap y a mi mam, y luego los llamamos. A los tres das nos reunimos con mis padres en una finca y oficializamos nuestro noviazgo. Yo le dije a mi familia que quera quedarme con l. Que ya era una decisin tomada. Mi mam lloraba, mi pap estaba muy molesto y slo le deca a Carlos que me cuidara pero esto se dio despus de mucha discusin.
Das ms tarde, bamos a caballo por una trocha en medio de la selva del Paramillo. Se acerc, me dio el anillo y me pidi que nos casramos.
Desde que me vol de casa, no me he separado de l. Me regal a Lolita, la perrita que nos hace compaa. Todas las noches, despus de orar, nos dormimos leyendo. Sea la hora que sea, l siempre se levanta y me despierta para darme el beso de los buenos das. Hoy, mi mam y mi pap han aprendido a quererlo y tienen una excelente relacin con l. Mi hermanito, ni hablar. Desde el momento en que lo supo fue el ms feliz de todos. Dice: Mi cuado es Carlos Castao. No joda!.
IV. MI INFANCIA
Le cuento que a m no me gusta ir a la zona donde est mi mam, es muy lejos de la montaa y corro riesgos, prefiero traerla a un lugar ms cercano. Pero a la vieja no le gusta moverse de su casa, ella no cambia su ranchito y nunca le ha gustado el lujo. Yo me la he querido llevar para una casita mejor, en un clima menos caliente. Pero nada! Es caprichosa como ella sola. A m me gusta picarle la lengua, porque es tremenda. Ahora la va a conocer.
Hoy si lo dej dormir? -me pregunt Castao, mientras conduca.
Sentado en el borde del asiento trasero de la Toyota, con mis dos manos apoyadas en las sillas delanteras, le contest:
-S, aunque, para decirle la verdad, me levant a las cuatro, a las cinco y a las seis de la maana, pensando que usted llegara en cualquier momento.
La tranquilidad con la que se desplaza uno de los hombres ms buscados del pas me sorprenda cada vez ms.
-sta es zona de Autodefensa, es muy difcil que hasta aqu llegue un guerrillero sin ser detectado; tenemos gente nuestra con radiotelfonos cuarenta kilmetros a la redonda, que nos reporta si hay algn retn o un operativo militar, eso sin contar los campesinos, agricultores y ganaderos amigos que nos avisan por telfono cualquier movimiento inusual.
-Estas carreteras las han construido ustedes?- le pregunt.
-Claro que s. Construimos carreteras internas en las fincas y stas van formando una gran troncal en todo el norte del pas. Un da me dio por salirme a la troncal de la Costa, slo un trayecto de cinco kilmetros pensaba recorrer, mientras tomaba la va destapada otra vez. Lo normal es que siempre me avisen si puedo pasar o no. Mis hombres acostumbran preparar la salida, pero ese da me fui sin avisar. Sal a la altura del peaje. Como iba de civil y no vea polica ni ejrcito, me atrev a pasar. Tranquilamente baj el vidrio, le di el dinero a la nia, se qued mirndome y dijo: Yo a usted lo he visto en alguna parte, dnde?, dnde?, se preguntaba sin darme el tiquete. Me lo dio y dijo: En televisin. Claro! Pero cmo se llama usted?, me volvi a preguntar. Yo le sonre y segu; fue graciosa su reaccin, pero lo que hicimos fue una locura, y le dije a Kenia: Si en un peaje me reconocen, no puedo volver a salir del monte.
Luego opt por avanzar un poco ms, pero tengo la mala y la buena suerte de encontrarme un retn de la Polica Vial. A los diez hombres de la escolta les hice esconder los fusiles, pues consider menos imprudente parar en el retn. El polica se me acerc y, al reconocerme, se qued impvido. Agente, cmo est? Usted sabe quin soy yo, cierto?. Le pregunt con voz serena, y me dijo: Claro que s. Entonces slo me qued decirle: Me perdona, pero yo voy a ver unas tropas que tengo por aqu, pero no voy a quedarme.
Aunque me la jugu, para pasar, fue un abuso y un irrespeto a la autoridad que l representa. Lo que me impact, despus, fue su rpida respuesta: Como ordene, comandante.
Yo me fui de inmediato. Qu susto el que me dio! Desde ese da promet jams volver a hacer una gracia de esas.
La casa de la madre del comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia es ms sencilla y humilde de lo que cualquier persona se pueda imaginar. Sin lujos. Teniendo en cuenta que Castao se gasta seis mil millones de pesos en el mantenimiento de su organizacin, unos tres millones de dlares, al mes, se poda esperar, por lo menos, algo ms moderno para su mam. Pero doa Rosa no quiere ms de lo que tiene, desea seguir siendo la misma campesina de Amalfi. Atravesamos la puerta y nos aproximamos a una casa de madera, con techo de paja, un bao, dos habitaciones y un corredor que conduce a la cocina. El corredor hace las veces de sala-comedor. All, cerca de una hamaca y una hermosa mecedora, se encontraron: