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Le dije que s ira pero dilat el viaje. Pasaron los das y la segunda vez me habl Miguel Rodrguez: Mompa, tengo un proyecto muy interesante de mandar a hablar con los enemigos tuyos. Vos tens algn inconveniente? Le contest: Si no van a estar contra m, yo no veo ningn problema.

Para una reunin con las FARC queran tantear mi posicin, as lo entend, pero das despus de nuevo me busc Gilberto para solicitarme un favor: Mompa, quiero que usted me facilite la ida all para poder hablar con ellos.

Los Rodrguez saban que yo tena una persona para hablar directamente con el secretariado de las FARC. Ese contacto lo conservamos toda la vida y se llama Heriberto Loaiza, uno de los hermanos Loaiza, veterano de la violencia partidista. Las FARC lo nombraron por ser un contemporneo de Manuel Marulanda. A travs del tiempo se ha ganado el respeto de la Autodefensa y de las FARC. Cuando hemos tenido que hacer canjes de prisioneros, se convienen a travs de este hombre, que lleva y trae razones, sin ningn problema desde el Nudo de Paramillo, en Crdoba, hasta las selvas del Caquet, donde se ubican las FARC.

Sin ningn inters, les facilit a los Rodrguez este contacto con las FARC, pero no volv a saber de ellos y de su reunin con la guerrilla. Quince das despus, Loaiza regres a Crdoba y me impact su informe: A la reunin no me dejaron entrar y el hombre del cartel de Cali que acompa a la selva fue Gilberto Rodrguez.

Imaginaba que ira Santacruz, Miguel o Pacho Herrera, nunca Gilberto, l es un hombre de sesenta aos que no est para esos trotes. Me alter que Loaiza se quedara por fuera de la reunin, en especial, porque apareci misteriosamente en el sitio de encuentro Javier Ocampo, un peso pesado de las FARC en la legalidad, a nivel de los miembros del secretariado. Es dueo de mltiples empresas que contratan con el Estado y el sector privado en Arauca y Casanare. Es una persona adinerada, pero su capital es de la guerrilla. Ocampo es an uno de los padrinos de las FARC. Es de este tipo de gente que vive de la guerra, que est bien conmigo y con las FARC. Cuento quin es porque ltimamente estoy muy inquieto con l. Fue compaero de estudio de Ral Reyes, uno de los guerrilleros que asisti a la reunin con Gilberto Rodrguez Orejuela.

No me demor en entender que algo plantearon los Rodrguez a nombre mo sin consultrmelo y para eso me pidieron a Loaiza, no para que los guiara por la selva, pues con Javier Ocampo llegaban sin problema. Gilberto camin disfrazado y con un sombrero de baquiano. Se hizo pasar por campesino y mientras almorzaba tranquilo en un restaurante del municipio de Carur, ingres un grupo de siete militares y se sentaron en la mesa de al lado. Me imagino el susto de ese hombre!

Al enterarme de los pormenores de lo sucedido, llam a Gilberto y viaj en un avin privado a Cali para pedirle una explicacin. Recuerdo que aterric en un aeropuerto clandestino y la reunin con Gilberto se dio en plena pista, al lado del avin. El piloto mantuvo la aeronave encendida mientras Gilberto me coment las razones que les asistieron para ese acercamiento con las FARC: Mompa, despus de una reunin Miguel nos dijo que no tenamos una opcin distinta a buscar un indulto. Al decir esto, mi hermano, que es el abogado de la familia y se entiende con las cortes, los jueces y sus propios parlamentarios, comprend que lo nuestro est perdido. Si vamos a terminar pidiendo indulto es que aqu no hay regreso. Por eso propuse hablar con las FARC y hacer mejor una propuesta de paz, para acabar con el narcotrfico, la guerrilla y las Autodefensas.

Al instante, le repliqu a Gilberto Rodrguez: Yo no estoy buscando a las FARC para nada y no necesito que nadie hable por m, y eso debe quedar claro para ustedes. La reunin termin, me sub al avin y regres a Crdoba. Nunca le cre y deduje que algo propusieron en mi nombre.

Buscaban desesperadamente proteccin y analizaron que resultara ms viable por el lado de la guerrilla que por el mo, acertaban al pensar que yo nunca permitira algn acercamiento de los narcos a las ACCU.

Los narcotraficantes poderosos han intentado de mil maneras aduearse de la Autodefensa, y no lo han logrado. Narcotraficantes, como Orlando Henao Montoya, llegaron hasta apropiarse temporalmente de algunos de mis intelectuales quienes actuaron para l, en mi nombre y sin autorizacin. A estas personas las recuper despus.

Jos Santacruz intent que la Autodefensa lo protegiera siempre y, en la guerra contra Escobar le prest alguna ayuda, pero le insist en el

sometimiento a la justicia como su nica salida. Jos siempre me dijo: Despus que est muerto Escobar, ah s텔. Y para ser honestos, es ms fcil que las Autodefensas se narcoticen a que se pueda politizar un narcotraficante.

Cuando Santacruz logr fugarse de la crcel de mxima seguridad me busc y la razn me lleg siete das despus. Al enterarme imped su acceso a m y dilat cualquier comunicacin con l hasta cuando otro narco de Bogot me entreg unos casetes donde Santacruz habla con uno de los hombres fundamentales de las FARC. Santacruz se comunic con un delegado de Estandarte. Esa era la clave de Ral Reyes, miembro del secretariado de las FARC. All acordaron que la guerrilla le suministrara proteccin y en las negociaciones de paz, lo incluiran.

No se debe olvidar que Santacruz era el encargado del lavado de dlares y manejaba algunas rutas de narcotrfico en el cartel de Cali. Las conversaciones entre Santacruz y las FARC se comenzaron a dar en la crcel Picota.

Para aceptarlo, la guerrilla le exigi algunas cosas, entre las que estaba la cabeza de Carlos Castao Gil. En las conversaciones, Santacruz dice: Cuenten con que el enemigo de ustedes va a desaparecer. Al ejecutar a Santacruz, elimin a un traidor. Yo confiaba en l tanto como en Gilberto.

Decid ejecutar a Jos Santacruz Londoo y se lo entregu al general Rosso Jos Serrano. Para hacer esto no detuve mis actividades antisubversivas y, mientras enfrentaba unas milicias urbanas en Itag, prenda las antenas hasta obtener la informacin. Como conoca gente cercana a Santacruz, comenc a seguirlo, y me enter de que asistira a una reunin con miembros de las FARC, en Llano Grande, Antioquia, en las goteras de Medelln.

Cog el telfono, llam al conmutador de la Direccin General de la Polica y me contest un coronel al que le dije: Le habla El Patriota, tengo una informacin importante para capturar al narcotraficante Jos Santacruz. Me pas a otro oficial, que en alguna oportunidad conoc. Al identificarme me salud: Lo que venga del lado suyo, se sabe que es bueno. Me comunic con el general Rosso Jos Serrano, ante quien me present as: Soy Carlos Castao, comandante de las Autodefensas. Tengo conocimiento de que el narcotraficante Jos Santacruz Londoo se est uniendo a las FARC y esto representa un delicado problema para el pas; la autoridad lo busca y yo puedo dar un informe de cmo encontrarlo. Entonces el general me dijo: Usted como que ha ayudado ah por los laditos con la institucin y con el pas. Una ms no sobra y no hace dao.

En efecto, general, estoy comprometido con el futuro del pas y no quiero que esto suceda.

Usted cree que es necesario que nos veamos personalmente?, me pregunt.

Creo que es inconveniente para usted, mi general. Pero le solicito que la informacin se le d a un grupo de oficiales brillantes de la Polica, que alguna vez conoc. As me sentira seguro al transmitir estos datos, dije.

Usted puede solicitar los que quiera, contest.

Pas el nombre de los que quera que adelantaran el operativo y se realiz con excelentes resultados. Cumpl con dar el dato, en qu carro iba y de dnde a dnde. El operativo final fue exclusivo de la Polica.

X. MIS ENCUENTROS CON SERPA

Monseor Isaas Duarte Cancino me invit a Cali. En la poca que a Carlos Castao Gil lo buscaban las autoridades en todo el pas. Decid que asistira como una de mis ltimas cinco salidas a la ciudad. Antes de viajar, le dije a monseor: Su excelencia, me manda el carro al sitio que acordemos y usted responde por m , le record de manera amistosa y de la misma forma me contest: No hay inconveniente Carlos, usted duerme en mi casa.