Recuerda, con orgullo, el párrafo más conmovedor de la carta de la muchacha: «Quién me hubiera dicho que, gracias a ti, acabaría hablando con mi madre como nunca lo había hecho antes.» Con gesto decidido, Regina se dispone a empezar la carta, pero en ese momento llega Mario y coloca en la mesa la taza humeante
– il cappuccino.
Se queda quieto unos instantes y pregunta, señalando el bloc:
– La signora, ¿está escribiendo una novela? -Como la mayoría del vecindario, Mario conoce la profesión de la española.
Maruja Torres
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