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Ahora debo hacerte un serio pedido que es una prohibición terminante. Nunca, nunca —al menos, mientras yo tenga vida— trates de comunicarte con la niña. No sé —Nelly está mejor versada que yo en estas cosas— cuál es la situación legal. Pero sé que en algunos sentidos eres un caballero y es al caballero a quien me dirijo e imploro: ¡Por favor, por favor, aléjate de nosotras! Si caigo víctima de alguna espantosa enfermedad norteamericana, recuerda que deseo que Isabel reciba educación de cristiana rusa.

Lamento saber que estás en un hospital. Este es tu segundo, y espero que último, ataque de neurastenia, desde que cometimos el error de abandonar Europa, en vez de esperar tranquilamente que el Ejército Soviético la liberara de los fascistas. Adiós.

P. D. Nelly quiere agregar unas pocas líneas.

Gracias, Netty. Seré breve, en efecto. La información que nos hicieron llegar el novio de su amiguita y la madre del muchacho, una santa mujer, llena de compasión y buen sentido, no fue, por suerte, una sorpresa tremenda. Una compañera de cuarto de Berenice Mudie (la que robó el botellón de cristal tallado que me regaló Netty) ya había hecho correr ciertos rumores extraños hace un par de años; traté de proteger a su indefensa esposa impidiendo que llegaran hasta ella los chismes, o al menos llamándole la atención acerca de ellos de manera indirecta y medio en broma, mucho después que esas prostitutas se fueron. Pero hablemos a calzón quitado.

No creo que haya problema para separar sus posesiones de las de Annette. "Que se lleve los innumerables ejemplares de sus novelas y todos los maltratados diccionarios", dice ella. Pero Annette debe conservar sus tesoros hogareños, tales como los pequeños regalos de cumpleaños que le hice (la fuente para caviar plateada, así como los seis vasos de vino de vidrio soplado verde pálido, etc.).

Comprendo muy bien a Netty en esta catástrofe sentimental porque mi matrimonio se parecía al de ella en muchos, demasiados aspectos. ¡Empezó tan bien! Yo estaba desamparada y perdida en un territorio ocupado por los fascistas estonianos, una pobre chica moscovita vapuleada por la guerra, cuando conocí al profesor Langley en circunstancias muy románticas: trabajaba para él como intérprete (el estudio de las lenguas extranjeras tiene un nivel muy alto en la Rusia Soviética). Pero cuando me embarcaron con otros D. P. a los Estados Unidos y volvimos a encontramos y nos casamos, todo anduvo mal. Me ignoraba durante el día y nuestras noches estaban llenas de incompatibilidad. Una buena consecuencia es que heredé, por así decirlo, a un abogado, el señor Horace Peppermill, quien ha consentido en concederle una consulta y ayudarlo a resolver los problemas legales. Sería sensato de su parte que siguiera el ejemplo del profesor Langley y fijara a su esposa una pensión mensual, además de depositar en el banco una "suma de garantía" conveniente a la cual pudiera recurrir Annette en caso de extrema necesidad y, desde luego, después de que usted fallezca o si adquiere usted una enfermedad incurable. No necesitamos recordarle que la señora Blagovo deberá recibir regularmente su cheque hasta nuevo aviso.

La casa de Quirn se pondrá en venta de inmediato; está llena de recuerdos odiosos. Por consiguiente, no bien le den de alta en el hospital, cosa que según espero ocurrirá sin tardar ( bez zamedleniya, sans tarder), múdese usted de la casa, por favor. No me hablo con la señorita Myrna Soloway —en realidad, simplemente Soloveychik—, que enseña en mi sección de la universidad, pero entiendo que es muy hábil para encontrar alojamiento.

Después de aquella lluvia el tiempo se ha puesto —muy bueno aquí. ¡El lago es hermoso en esta época del año! Pensamos amueblar de nuevo nuestra pequeña dacha. Su única desventaja es que está un poco alejada de la civilización en algunos aspectos —(¡Gran ventaja en todos los demás!) o por lo menos del Honeywell College. La policía está siempre atenta contra los que se bañan desnudos, los merodeadores, etc. ¡Tenemos la seria intención de comprarnos un alsaciano!

COMENTARIO

1 En français dans le texte.

2 Las primeras cuatro o cinco líneas son auténticas, sin duda.

Pero varios detalles que siguen me han convencido de que no fue Netty sino Nelly quien lo planeó todo. Sólo una mujer soviética podía hablar así de Norteamérica.

3 Primero escribieron "catorce" y después borraron hábilmente la cifra y la reemplazaron por la correcta, "doce". Lo comprobé en la copia hecha con papel carbónico, que encontré sujeta en el secante de mi estudio. Nelly habría sido incapaz de escribir a máquina con tal destreza, sobre todo con la máquina de Nueva Ortografía empleada por su amiga.

4 El término en el texto es durovskiy zveryok, que significa un animalito adiestrado por el famoso payaso ruso Durov, referencia menos familiar para mi mujer que para una persona de la generación anterior, a la que pertenecía su amiga.

5 Traducción desdeñosa de "Quirn".

6 Error sintomático por train. El francés de Annette era excelente. El francés de Ninette era ridículo, así como su inglés.

7 Mi mujer, que provenía de un medio ruso oscurantista, no era un ejemplo de tolerancia racial. Pero nunca habría usado la vulgar fraseología antisemítica típica del carácter y la educación de su amiga.

8 La interpolación de esas "encantadoras iglesias antiguas" es un lugar común en el repertorio del patriotismo ruso.

9 En realidad, a mi mujer le encantaba disgustar a sus padres cuando se le presentaba la oportunidad.

10 Lo hubiera hecho de buen grado si hubiera sabido quién lo deseaba. Para contrariar a sus padres —extraña pero constante actitud en ella— Annette nunca iba a la iglesia, ni siquiera en Pascuas. En cuanto a la señora Langley, el decoro religioso era su lema. La mujer se hacía la señal de la cruz cada vez que el Júpiter norteamericano hendía los negros nubarrones.

11 ¡Ojalá hubiera sido neurastenia!

12 Esta madre es un personaje totalmente nuevo. ¿Mito?

¿Juego teatral? Consulté a Bridget; me dijo que esa persona no existía (la verdadera señora de Todd había muerto mucho antes) y me aconsejó que "olvidara el asunto" con la irritante brusquedad de quien da por concluido un tema por considerarlo el delirio de alguien. Admito que mis recuerdos de la escena ocurrida en su departamento están influidos por la condición mental en que yo me encontraba, pero esa "santa mujer" es todavía un enigma.

13 La "chica moscovita" tendría unos cuarenta años por la época.

14 En Anglais dans le texte.

15 Ni se me pasó por la cabeza mudarme antes de que venciera el contrato, el 19 de agosto de 1946.

16 Abstengámonos de todo comentario final.

Adiós, Netty y Nelly. Adiós, Annette y Ninette. Adiós, Nonna Anna.

CUARTA PARTE

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