Olga tiene que dormir así que encuentra un hotel al otro lado del puente, en la calle Siete oeste de Los Ángeles. Por el camino está la tienda de Anthony Jr. y del viejo Thomas. Allí, Anthony la sedujo y A le paga con frecuencia. Ahora A vive en El Monte, para evitar un nuevo crimen. Llevaos a Anthony de El Monte, aplacándolo con fuego, u Olga os matará, a vosotros, a vuestros hijos y a vuestro amor porque quiere sacarle dinero a Anthony. Por eso, expulsadlo de nuestra ciudad, a menos que deseéis una epidemia social. Si nuestra ciudad permanece abierta de par en par a malhechores como Olga, continuaremos erradicando este mal. Los gobernantes son un terror para el mal. Ahora, el escritor busca dos eunucos para arrojar a Olga por la ventana. Por eso debéis enviarla donde están los eunucos, en un lugar donde las mujeres se precipitan. Enviadla al hospital del estado con el pretexto de arreglarle los pies. Ella nunca lleva pantalones -eso viola la ley contra la exhibición indecente-, y por eso se sube los calcetines, lo que le produce venas varicosas. Le puede dar un calambre y caer entre los coches, y, en el revuelo, el sheriff, el juez del Tribunal Supremo y el director médico del hospital del estado pueden ser arrollados y morir. ¿Dónde estaríais? Olga es rubia, tiene entre cuarenta y cuarenta y cinco y es su sospechosa.
Si los robos y asesinatos cesan, Olga es culpable de los que ya se han cometido. Cuanto más tiempo pase en la institución, más necesitará para que se perpetren crímenes con su marca habitual. Esto acabará por descubrirse, y entonces se caerá en la cuenta de que, aunque hay otros crímenes sin resolver en la zona en que ella vive y que se han atribuido a varones, ustedes, la policía, han estado buscando al sospechoso equivocado en el libro de la ciencia de la criminología del cual se les paga para que coman, duerman, hablen y viajen de vez en cuando. Una ciencia… El ladrón es un asesino, y aquel que gana un sueldo bajo, un envidioso; Olga sólo recibe unas pocas respuestas a sus anuncios, y los pies la obligan a dormir. Hay más mujeres que hombres y los disturbios en la zona de nacimiento por acciones y objetos simulados son parte del «trabajo» de un varón exhibicionista. Por lo tanto, el o la que ejerce violencia en el cuerpo de una persona debe escapar a un buen refugio. Que ningún hombre pague hasta que esa bestia femenina que denunciamos sea gaseada.
La carta no tenía firma. Iba acompañada de una hoja arrancada de una revista en italiano. En una cara de la hoja había un texto científico. En la otra, una gran fotografía de un colibrí.
La secretaria del jefe dejó ambas cartas en la bandeja de correspondencia del capitán Bruton.
El miércoles por la mañana circuló un boletín especial.
BOLETÍN ESPECIAL
ATENCIÓN… A LOS ORGANISMOS POLICIALES Y CUERPOS DE SEGURIDAD CIUDADANA DEL VALLE DE SAN GABRIEL
EL 22 DE JUNIO DE 1958 SE ENCONTRÓ EN LA ZONA DE EL MONTE EL CADÁVER DE UNA MUJER ESTRANGULADA. HA SIDO IDENTIFICADA COMO JEAN ELLROY, TAMBIÉN CONOCIDA COMO JEAN HILLIKEN Y COMO GENEVA O. ELLROY. SE CREE QUE EL SOSPECHOSO TODAVÍA TIENE CONSIGO O SE HA DESPRENDIDO DE VARIOS ARTÍCULOS DE VESTIR Y EFECTOS PERSONALES DE LA VÍCTIMA, INCLUIDOS UN BOLSO, DE DESCRIPCIÓN DESCONOCIDA, LAS LLAVES DEL BUICK 1957 DE LA VÍCTIMA, UN PAR DE ZAPATOS DE LA VÍCTIMA, POSIBLEMENTE DE PLÁSTICO DE COLOR CLARO CON TACONES ALTOS, UNAS BRAGAS DE MUJER Y UN LIGUERO.
CUALQUIER INFORMACIÓN AL RESPECTO, DIRIGIRLA A J.G. LAWTON Y W.E. HALLINEN, BRIGADA DE HOMICIDIOS, OFICINA DEL SHERIFF (REFERENCIA: LAWTON CG DB BRIGADA DE HOMICIDIOS EXPEDIENTE Z-483-362).
E.W. BISCAILUZ, SHERIFF
Ese mismo día por la tarde, Bill Vickers volvía a investigar los locales de El Monte.
Preguntó en el Suzanne's Cafe con resultados negativos. Preguntó en The Dublin Inn, con idéntica suerte:
En el 49-er, el camarero que atendía la barra dijo que era probable que la víctima hubiese estado allí el sábado anterior, 14 de junio, por la noche.
Iba acompañada de un tipo de aproximadamente un metro ochenta de estatura, corpulento y con el cabello rubio ligeramente ondulado. Los dos estaban borrachos. Se quedaron poco rato y discutieron, al parecer porque la pelirroja había rehusado una copa. El camarero añadió que ya había visto al rubio con anterioridad, pero que no era un asiduo. No tenía ni idea de cómo se llamaba.
Vickers preguntó en el restaurante Mama Mia. El propietario le dijo que llamase a su camarera, Catherine Cathey, que había atendido las mesas el sábado por la noche.
Vickers la llamó. Catherine Cathey explicó que una mujer pelirroja había llegado al local hacia las ocho, sola. Vickers dijo que volvería a telefonearle y que concertarían una cita para enseñarle una foto de la víctima.
Vickers preguntó en el Off-Beat. Allí, nadie reconoció a la mujer de la foto. La esposa del dueño le refirió una historia que en su opinión tal vez estuviese relacionada con el caso.
La noche anterior se encontraba en el Off-Beat una cliente habitual, llamada Ann Mae Schidt. Según contó, el viernes anterior por la noche estaba tomando una copa en el Manger Bar con su marido y otra pareja y hubo una discusión entre ellos. La mujer se marchó sola del bar, y fuera se le acercó un mexicano.
El tipo la introdujo a la fuerza en un coche e intentó violarla. No lo consiguió y Ann Mae logró escapar.
No hubo denuncia de la agresión, pues Ann Mae temió que la detuviesen por ebriedad manifiesta.
Ann Mae tenía cuarenta y pocos y era pelirroja. La esposa del dueño le dio a Vickers su número de teléfono: GI8-0696.
Vickers le dejó su tarjeta y se dirigió hacia el Manger. De camino, sus pesquisas tuvieron resultados negativos en Kay's Cafe y en la parada de taxis de El Monte.
Un tipo llamado Jack Groves se encargaba de la barra del Manger. Reconoció a la víctima en la foto y dijo que había estado allí el sábado por la noche, entre las ocho y las nueve. Creía recordar que no iba acompañada.
A Groves no le sonaba en absoluto el nombre de Ann Mae Schidt, pero agregó que los dueños, Carl Manger y su esposa, quizá supieran algo.
Ellos llevaban el local el sábado por la noche y quizá tuvieran más información acerca de la pelirroja.
Lavonne Chambers estaba divorciada. Vivía con sus tres hijos pequeños en una casita, donde Hallinen y Lawton le tomaron declaración formal.
DECLARACIÓN DE LAVONNE CHAMBERS, TOMADA EN FOXDALE AVENUE, 823, WEST COVINA. PRESENTES: SARGENTO W.E. HALLINEN, SARGENTO J.G. LAWTON. 15.55 HORAS DEL 25 DE JUNIO DE 1958. PARA EL EXPEDIENTE N.° Z-483-362. TRANSCRITA POR DELLA ANDREW, TAQUÍGRAFA OFICIAL.
POR EL SARGENTO LAWTON:
P. ¿Cómo se llama usted?
R. Lavonne Chambers.
P. ¿Su segundo nombre, por favor?
R. Marie.
P. ¿Qué edad tiene, señora Chambers?
R. Veintinueve.
P. ¿Y cuál es su dirección habitual?
R. Foxdale, 823, West Covina.
P. ¿Y su número de teléfono?
R. Edgewood 7-6686.
P. ¿Cuál es su oficio u ocupación?
R. Camarera en el Stan's Drive-In. Atiendo los coches.
P. ¿Se trata del Stan's Drive-In de Five Points, El Monte?
R. Sí.
P. ¿Trabajó usted en el Stan's entre la noche del sábado 21 de junio y la madrugada del domingo 22 atendiendo coches?
R. Sí.
P. Y en el curso de la noche, entre los diferentes coches a los que sirvió, ¿hubo alguno en especial cuyos ocupantes le llamaran la atención?
R. Bueno, eso fue cuando regresaba de cenar. Normalmente, ceno a las nueve en punto. Por lo general, cuando vuelvo son las diez. Fue entonces cuando vi a esa mujer… Fue ella quien me llamó la atención, más que el hombre.