Pasó ocho años en la «autopista de los cadáveres abandonados». No tenía ganas de dejarla. Su único sueño era sencillo y completamente estúpido.
Quería limitar «sus» asesinatos a unos cuantos que tuvieran sentido.
Su sueño se hizo realidad. Lo consiguió porque a Bob Grimm se le metió un asunto entre ceja y ceja. Quería resolver el caso del Cotton Club. Por eso, a principios del 87, destinó a Stoner al Departamento de Casos No Resueltos.
Stoner protestó. Los casos no resueltos eran trabajo para gente con más años. El sólo tenía cuarenta y seis. Quería trabajar en casos nuevos. Grimm le dijo que se callara e hiciese lo que le ordenaba.
El caso del Cotton Club era famoso. La víctima era un golfo rijoso del mundo del espectáculo llamado Roy Radin. Lo habían matado en el 83. Al parecer, su muerte estaba relacionada con el tráfico de drogas y el mundillo del chismorreo de Hollywood. Y todo ello, a su vez, con un local de mierda, el Cotton Club.
Grimm le dijo que trabajaría con Charlie Guenther. Se trataba de una buena noticia, ya que Charlie Guenther era quien de verdad había resuelto el caso Charles Manson. También había resuelto el caso de Gary Hinman, en esta ocasión para la Brigada de Homicidios de la Oficina del Sheriff y arrestado a dos psicópatas llamados Mary Brunner y Bobby Beausoleil. Después de matar a Hinman, éstos habían escrito «cerdo» y «político cerdo» en las paredes de la casa. En la escena del crimen del caso Tate-LaBianca habían aparecido leyendas similares. Guenther fue a buscar el expediente del caso al DPLA. Brunner y Beausoleil estaban en la cárcel a la espera de juicio cuando ocurrió el caso Tate-LaBianca. Guenther indicó a los agentes del DPLA que controlaran a los compañeros de aquellos, que vivían en el rancho Spahn Movie. No le hicieron caso. Por pura chiripa, varios meses después resolvieron el caso Tate-LaBianca.
Guenther estaba de vacaciones. Grimm le dijo a Stoner que se fuera acostumbrando a Casos No Resueltos y estudiara el expediente inicial del Cotton Club. Stoner hojeó expedientes viejos para captar la manera de funcionar del departamento. Algo lo condujo a Phyllis Bunny Krauch: fecha de defunción: 12/7/71.
Era un caso semifamoso. Un periodista se ocupó de él en su época. El caso de Bunny Krauch supuso una hecatombe en la Brigada de Homicidios de la Oficina del Sheriff.
Bunny West creció en el seno de una familia rica de Pasadena. A finales de los cincuenta se casó con un hombre llamado Robert Krauch y tuvo cuatro hijos con él. Krauch trabajaba de periodista en el Herald de Los Ángeles, uno de cuyos peces gordos era su padre.
Bunny Krauch era hermosa, cariñosa y patológicamente alegre. Robert Krauch era posesivo y tenía mal genio. Bunny caía bien a todo el mundo. Robert no caía bien a nadie.
A principios de los sesenta los Krauch se trasladaron a Playa del Rey. Compraron una confortable casa en primera línea de mar. Robert se creó mala fama. La gente lo consideraba un excéntrico. Se movía por Playa del Rey en bicicleta y emitía vibraciones hostiles.
Marina del Rey se había puesto de moda. Era un puerto con botes, yates y muchos bares y restaurantes, a poco más de un kilómetro de Playa.
El Charlie Brown's abrió en el 68. Era a la vez bar de autoservicio y parrilla, con clientela cambiante. Todas las camareras llevaban unos tops muy escotados y minifalda. El gerente era de los Lakers. Daba coba a los jugadores y sus chicas salían con ellos. El Charlie Brown's se convirtió en un centro frecuentado por astros del deporte.
Bunny Krauch obtuvo allí trabajo de camarera. Hacía el último turno y se iba poco antes de medianoche. Empezó a vivir separada de la familia, a un kilómetro de distancia de ésta.
No resultaba fácil trabajar en el Charlie Brown's. Las camareras siempre estaban esquivando a tíos que les querían meter mano. Cada noche las sobaban y tocaban.
El rey de los sobones era un tal Don. Trabajaba de fumigador. Era feo y había pasado de los cincuenta. Las camareras no lo soportaban. Se hizo amante de Bunny. Nadie se lo explicaba.
Don tenía veinte años más que Bunny. Era asqueroso. Era un sobaculos y un borracho.
El asunto duró tres años. Don y Bunny se veían en un motel de Admiralty Way. Se encontraban en Charlie Brown's y en otros restaurantes de Marina. No les preocupaba ser discretos. Las amigas de Bunny conocían el paño. Robert Krauch, no.
Robert se hizo una vasectomía. Bunny dijo que quería tomar la píldora. Le regulaba la menstruación.
Robert no entendía qué había podido ocurrir.
Bunny murió en su coche. Había aparcado en un callejón sin salida cerca del Charlie Brown's. Alguien la estranguló. Le ató dos servilletas del local alrededor del cuello y tiró de ellas. Apareció violada y sodomizada. Tenía el vestido subido y la blusa rota. Murió poco después de medianoche, tras salir del Charlie Brown's. Con el uniforme puesto.
La encontró un vigilante jurado. La Brigada de la Oficina de Homicidios del Sheriff se hizo cargo del caso.
Don contaba con una coartada. Robert Krauch dijo que en el momento del asesinato él estaba durmiendo en casa. Un testigo vio a un hombre en bicicleta cerca del lugar del crimen. Robert Krauch aseguró que no era él y que no tenía ni idea de que su mujer lo engañaba.
El vigilante era el principal sospechoso. Una mujer había denunciado que dos años atrás él y su primo la habían violado y sodomizado. Era su palabra contra la de ellos. La policía creyó en la de ellos. El caso se archivó.
Los detectives interrogaron al vigilante, quien negó haber violado y matado a Bunny Krauch. Lo sometieron sin éxito al detector de mentiras.
Se asignó al caso media docena de detectives. Varias docenas más trabajaron en él de forma voluntaria. El caso hizo furor en Homicidios. Contaba con el ingrediente de una hermosa víctima en un medio corrupto. Era Laura puesta al día en una época de promiscuidad. Todos los polis se sentían hechizados por Bunny Krauch. Querían encontrar al asesino y que le dieran bien por culo. Querían conocer a todas las chicas del Charlie Brown's. Querían poner Marina patas arriba.
Lo hicieron. Volvieron el Charlie Brown's del revés e interrogaron a todos los clientes que se hubieran sobrepasado con la muchacha siquiera una vez. Interrogaron a los jugadores de los Lakers y a las camareras que salían con ellos. Interrogaron a macarras y a tipos con antecedentes por delitos sexuales. Persiguieron el fantasma de Bunny.