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Algunos bebían demasiado. Otros se enamoraron. Los hubo que se acostaron con mujeres decentemente. Unos pocos dieron el gran salto más allá del sexo y del asesinato y tiraron sus vidas familiares por la borda a cambio de mujeres a las que acababan de conocer.

Bunny Krauch echó un maleficio sobre la Brigada de Homicidios de la Oficina del Sheriff. Stoner la amaba por ello. Lamentaba que a otras mujeres les doliera. Él sabía mantener las cosas bajo control. Sabía mantener cerrado dentro de él lo que tenía con las mujeres.

Se enamoró locamente de Bunny. Deseó que los tipos que daban el gran salto supieran amar tanto como él.

Conectó bien con Charlie Guenther. A ambos les gustaba trabajar hasta el límite.

Leyeron el expediente del Cotton Club, juntos y por separado. Hablaron con el investigador que aún estaba vivo y fueron de inmediato al grano.

Todo empezó con la denuncia de la desaparición de una persona. El denunciante era la mano derecha de Roy Radin. Radin se alojaba en los apartamentos de un complejo hotelero de West Los Ángeles. El 13 de mayo del 83 salió del edificio con una traficante de cocaína llamada Laney Jacobs. Radin y Jacobs se habían peleado, pues ésta creía que aquél había ordenado a uno de sus camellos que le robara droga y dinero. Radin y Jacobs trabajaban para un ex productor llamado Robert Evans. Regateaban sobre el proyecto de la película Cotton Club. Era un tema mordaz.

Radin y Jacobs se habían encontrado para limar diferencias. Tenían previsto ir a cenar a La Scala, en Beverly Hills. Radin temía que le jugasen sucio. Le había pedido a un amigo, Demond Wilson, que siguiera la limusina de Laney. Wilson había sido actor; solía aparecer en la serie televisiva Sanford and Son.

Radin se marchó con Laney. Wilson le perdió la pista. Radin desapareció de la faz de la tierra.

El DPLA no encontró a Laney Jacobs. Bob Evans no sabía dónde estaba Roy Radin. La policía pensaba que Radin era un embaucador y que tarde o temprano aparecería. Las investigaciones se suspendieron.

Al cabo de cinco semanas Radin apareció muerto. Un apicultor encontró el cuerpo en lo alto de Caswell Canyon, cerca de Gorman. Se hallaba en avanzado estado de descomposición. En torno a él había fragmentos de casquillos del calibre 22. Alguien había metido un cartucho de dinamita en la boca de Radin después de que éste hubiese muerto. La explosión no le hizo perder los dientes. El forense logró identificar el cuerpo gracias a la dentadura.

Gorman estaba en el condado de Los Ángeles. Carlos Avila y Willy Ahn, de la Brigada de Homicidios de la Oficina del Sheriff, se hicieron cargo del caso.

En el DPLA estudiaron la denuncia de persona desaparecida. Calificaron a Laney de importante traficante de cocaína. Supieron que estaba liada con un guardaespaldas llamado Bill Mentzer. Localizaron a Jacobs en Aspen, Colorado. Decidieron no detenerla por el momento. No lograron localizar a Mentzer.

Pasaron los meses. Willy Ahn se puso enfermo. Supo que tenía un tumor cerebral que podía ser canceroso. No obstante, siguió trabajando en el caso. Carlos Avila comprobó el ordenador del DPLA y averiguó que Bill Mentzer era sospechoso de asesinato.

La víctima, una negra fea de ochenta kilos, se llamaba June Mincher. Casi todo el mundo pensaba que era un travestido o un hombre. Era prostituta, tenía una agencia de contactos y la extorsión no guardaba secretos para ella.

Estaba chantajeando a una familia adinerada. El nieto era una de sus víctimas. La familia contrató a un investigador privado llamado Mike Pascal para que le diera una lección. Pascal le encargó el trabajo a Bill Mentzer. Mentzer blandió la pistola ante June Mincher y un tipejo con que estaba follando en su apartamento. Mincher siguió presionando a la familia. La mataron a balazos el 3 de mayo del 84. Mentzer era el sospechoso número uno, pero no había ninguna prueba concluyente contra él.

Avila no encontró a Mentzer. Pasaron los meses, Avila trabajó en nuevos casos de asesinato y volvía al caso Radin cuando tenía algo de tiempo. Will Ahn estaba ya muy enfermo.

Un miembro de la Brigada de Narcóticos del DPLA llamado Freddy McKnight se fue de la lengua con un tipo de la Oficina del Fiscal del Distrito. McKnight dijo que tenía información interna relacionada con el caso Roy Radin. Estaba a punto de destapar un gran escándalo en la Oficina del Sheriff.

El tipo de la fiscalía de distrito telefoneó a Bob Grimm. Grimm telefoneó a su contacto en el DPLA y le dijo que presionase a McKnight. Éste acabó por ceder y les contó su historia a Grimm y a Avila.

McKnight tenía un confidente de nombre Mark Fogel. Tentó a Fogel con gran cantidad de cocaína de Laney Jacobs. Fogel poseía una empresa de limusinas. Bill Mentzer y un tipo llamado Bob Lowe conducían para él a tiempo parcial. Fogel dijo que Mentzer y Lowe estaban metidos en el caso Radin. Fogel se limitó a soplarle a McKnight que éstos tenían un gran negocio de coca entre manos: iban a pasar dos kilos por el aeropuerto de Los Ángeles. La droga pertenecía a Laney Jacobs. McKnight se dispuso a arrestar a Mentzer y Lowe en el mismo aeropuerto.

Avila se unió al equipo. La detención se produjo sin aspavientos. Les quitaron los dos kilos a Mentzer y a Lowe, que se negaron a hablar de la muerte de Radin. Enseguida salieron bajo fianza.

Mentzer y Lowe compartían un apartamento en el valle. Avila obtuvo una orden de registro. Encontró una foto de Mentzer y dos hombres desconocidos en el desierto. Se parecía al lugar en que se había descubierto el cuerpo de Radin. Avila encontró la documentación de un coche. El día de la desaparición de Roy Radin Laney Jacobs le había dado un Cadillac a Bob Lowe.

Avila visitó de nuevo la escena del crimen. Se trataba del lugar exacto que aparecía en la foto. Avila se la enseñó a sus testigos. Nadie conocía a los dos hombres que estaban con Mentzer.

Willy Ahn murió. Mentzer y Lowe se libraron de los cargos por tráfico de drogas gracias a un defecto de forma. Avila acudió al fiscal del distrito, quien leyó el resumen elaborado por el policía sobre el caso Radin y rechazó investigarlo. Dijo que se sostenía sobre pruebas demasiado débiles.

Avila se dedicó a investigar nuevos crímenes. De vez en cuando movía el caso Radin en la Fiscalía de Distrito. Nadie quiso investigarlo. Pasaron dos años y algunos meses.

Stoner sabía que podía resolverlo. Pero tenía que conseguir que hablaran las personas idóneas.

En eso consistía todo.

Radin desapareció en una limusina. Mentzer y Lowe conducían limusinas por horas. Mentzer trabajaba para Laney Jacobs. Laney odiaba a Roy Radin. Mentzer era un criminal aficionado.

Stoner quería intervenir. Guenther quería que primero estudiase otro caso, el de Tracy Lea Stewart, su bestia negra. Conocía a los asesinos y antes de jubilarse esperaba arrestar al principal sospechoso. Quería que Stoner se enganchase al caso Tracy.

Stoner leyó el expediente. Quedó enganchado al instante.

Tracy Stewart tenía dieciocho años. Vivía con sus padres y su hermano pequeño en Carson. Era tranquila, tímida y asustadiza.

Desapareció el 9 de agosto del 81. El día anterior había conocido en Redondo Beach a un chico llamado Bob. Bob tenía unos veinte años. Era guapo. Le pidió para salir. Tracy le dijo que la llamara por teléfono.

Bob la llamó a las seis de la tarde. Le propuso dar una vuelta en coche y jugar unas partidas de billar en una bonita bolera. Tracy aceptó. Bob dijo que pasaría a buscarla de inmediato. Tracy le dijo a su madre que iba a salir con un chico. Su madre le pidió que le telefonease al menos una vez.

Bob recogió a Tracy. Una hora más tarde la chica llamó a su madre desde una bolera de Palos Verdes. Dijo que llegaría a casa a medianoche o a la una.

No volvió. Sus padres la esperaron levantados. Por la mañana llamaron a la Oficina del Sheriff de Carson.

Un agente fue a la bolera. Habló con algunos de los empleados que estaban de turno la noche anterior. Se acordaron de la pareja. No conocían a Bob.