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El viejo odiaba a Mentzer. Llamó a Deedee y le pidió que colaborase. Stoner y Guenther se encontraron con ella. Examinó la foto que Carlos Avila había encontrado. Identificó a los dos hombres que aparecían junto a Mentzer.

Uno de ellos se llamaba Alex Marti. Era argentino. Se trataba de un tipo atemorizante y violento. Deedee lo había visto provocar un par de peleas. Le tenía miedo.

El otro era un ex policía de nombre Bill Rider. Había sido jefe de guardaespaldas de Larry Flynt, el rey del porno, con cuya hermana estaba casado. En esos momentos Rider vivía en Ohio. Tenía un pleito contra Flynt.

Stoner obtuvo el teléfono de Rider y lo llamó. Le dijo que necesitaba saber el lugar exacto en que se había tomado la foto. El asunto estaba relacionado con la investigación de un asesinato. Rider respondió que lo pensaría y que ya lo llamaría.

Llamó al día siguiente. Estaba cagado. Había hablado con Deedee Mentzer Santangelo. Sabía que la policía iba por Bill Mentzer. Stoner tenía que haberle dicho la verdad.

Stoner le pidió disculpas. Rider dijo que tomaría el avión si la Oficina del Sheriff le pagaba el vuelo y el alojamiento. Bob Grimm aceptó correr con los gastos. Rider tomó el avión y habló con Stoner y Guenther. De inmediato, aportó pequeñas informaciones sobre el asesinato de Mincher y el caso Radin.

Llevó a Stoner y a Guenther a Caswell Canyon. Dijo que Mentzer y Marti habían planeado matar a Radin. Bob Lowe los ayudó. Marti era un psicópata con tendencias nazis. En aquellos momentos vendía droga en un piso de Beverly Hills.

Rider no contó más y empezó a mostrarse asustado. Dijo que tenía miedo de Mentzer y de Marti. Era padre de familia. Mentzer y Marti lo sabían. Stoner le prometió protección y le dijo a Rider qué tenía que hacer.

Tenía que hacer hablar a Mentzer y Lowe. Tenía que tirarles de la lengua en un sitio cerrado en el que pudieran esconderse micrófonos. Rider contestó que se iba a casa y que ya se lo pensaría.

Gary White llamó a Charlie Guenther para darle buenas noticias.

Robbie Beckett había salido de la cárcel; iban a juzgarlo por otro atraco y buscaba un trato favorable. Robbie llamó a White. Le dijo que firmaría una declaración formal. Vendió a papá Beckett por Tracy Stewart y mucho más.

Robbie Beckett se mostró comunicativo hasta límites suicidas. Se presentó como esclavo de su padre a jornada completa y, en una ocasión, cómplice de asesinato. Lo mejor que podía pasarle por entregar a Bob Beckett era que lo inculparan de homicidio involuntario, y que le cayeran de veinte años a cadena perpetua. Su segunda condena por atraco le habría costado cinco años de cárcel. Robbie puso en juego toda su vida para joder a papá Beckett.

Realizó su declaración por escrito. Añadió el relato de Bob Beckett y el caso de Susan Hamway.

Bob Beckett trabajaba para Paul Hamway. Susan Hamway era la esposa de Paul. Estaba separada de él, y en guerra para obtener el divorcio. Susan vivía en Fort Lauderdale, Florida. Tenía la custodia de su hija de dieciocho meses.

Paul odiaba a Susan. Le preguntó a Bob Beckett si conocía a algún asesino profesional. Bob Beckett respondió que podía arreglarlo por diez mil dólares.

Paul Hamway le dijo que lo hiciera. Añadió una condición: alguien tenía que llamarlo después de matarla. Entonces él idearía una manera de rescatar a la niña.

Bob Beckett telefoneó a Paul Serio y concertaron una cita en Miami. Serio tomó el avión y Bob Beckett se encontró con él. Llevaba un cuchillo de cocina, una pistola y un consolador. Alquilaron un coche y fueron a la casa de Susan Hamway.

Susan los dejó entrar. La niña dormía en el dormitorio.

Bob Beckett golpeó a Susan en la cabeza con la pistola. Paul Serio la estranguló con un cable telefónico. Bob Beckett le clavó el cuchillo en la espalda. Serio lo ayudó a quitarle la ropa y a bajarle las bragas. No tuvieron valor para meterle el consolador en la vagina.

La niña durmió todo el tiempo. Paul Serio y Bob Beckett salieron de la casa a plena luz del día.

Tomaron una carretera que cruzaba un pantano cerca de Miami Beach y se deshicieron de las armas. Bob Beckett telefoneó a Paul Hamway y le dijo que su ex estaba muerta. Añadió que lo habían dispuesto todo para que pareciese obra de un maníaco sexual.

Hamway tenía previsto llamar a uno de los vecinos de Susan y expresar su preocupación por no saber nada de ella. El vecino iría a la casa y encontraría el cuerpo. De ese modo él tendría una coartada y rescataría a la niña.

Serio regresó a Los Ángeles. Bob Beckett regresó a Aspen. Nadie rescató a la niña.

La niña murió de inanición. Antes de expirar se arrancó grandes mechones de cabello. El Departamento de Policía de Fort Lauderdale investigó el asesinato de Hamway y lo atribuyó a un retrasado mental que vivía en el vecindario.

Se llamaba John Purvis. Fue juzgado, acusado y condenado a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional.

Stoner y Guenther volaron a Aspen. El abogado de Robbie Beckett se negaba a que interrogaran a su cliente. Primero quería llegar a un acuerdo por escrito con el fiscal del distrito de Los Ángeles. Stoner llamó al agente Dale Davidson, de la Fiscalía de Distrito. Davidson se puso en contacto con el abogado de Robbie y le ofreció una calificación de homicidio involuntario si su cliente testificaba contra Bob Beckett. El abogado aceptó el trato. Le aconsejó a Robbie que no renunciara todavía a la extradición y que se buscase un buen abogado de Los Ángeles. Robbie dijo que se quedaría quieto y esperaría instrucciones.

Stoner y Guenther volaron a Miami. Buscaron a Laney Jacobs, pero no dieron con ella. Llegaron hasta Fort Lauderdale y estudiaron el expediente del caso Susan Hamway.

El fiscal ya era juez. Reconoció que las pruebas contra John

Purvis no eran concluyentes. Stoner y Guenther le contaron lo que Robbie Beckett había dicho. El juez prometió ocuparse de ello. Stoner y Guenther regresaron a Los Ángeles.

Un detective de Fort Lauderdale telefoneó a Stoner. Le dio algunos detalles de la investigación del caso Hamway. Stoner entendió lo ocurrido (la policía había arrancado una confesión falsa a un sospechoso retrasado mental) y le contó la versión de Robbie Beckett. El detective se hizo el sorprendido. Dijo que había hablado con Robbie… después de que declarara contra su padre.

Stoner y Guenther hablaron con la ex esposa de papá Beckett y con su hija Debbie. La ex dijo que papá andaba molestando a David Beckett. Quería que se deshiciera de la furgoneta que le había dado. David se había negado.

Debbie Beckett agonizaba de sida. Dijo que su padre abusaba sexualmente de ella. Dijo que pegaba a David y a Robbie habitualmente. Dijo que se regía por el terror.

La furgoneta era crucial. Stoner y Guenther encontraron a David y lo hicieron hablar. Su padre le había dicho que quemara la furgoneta. David se había negado. Stoner y Guenther requisaron el vehículo. Un equipo del laboratorio trabajó en ella. No encontraron cabellos, sangre o fibras que pudieran atribuirse a Tracy Lea Stewart.

Stoner y Guenther interrogaron a Mark Fogel. Éste dijo que Laney Jacobs era una importante traficante de cocaína y se hizo el loco respecto al asesinato de Roy Radin. Stoner y Guenther se acercaron a Taft, California, para anunciar a los padres de Tracy Stewart que su hija estaba muerta.

Se lo tomaron muy mal. Querían conocer los detalles. Stoner y Guenther se los dieron. La señora Stewart dijo que había renovado el permiso de conducir de Tracy cada año. Stoner prometió que intentarían recuperar el cuerpo.

Los dos casos estaban en el limbo. De la reapertura del de Redin ya hacía un año. Confiaban en que Bill Rider los ayudase a atrapar a los sospechosos. Confiaban en que Robbie Beckett postergara la extradición.

Stoner y Guenther localizaron a Laney Jacobs. Estaba casada con un camello llamado Larry Greenberger. Vivían en Okeechobee, Florida. Stoner y Guenther decidieron no interrogarla, por el momento.