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Villanueva le resumió su entrevista con Moon y seguidamente, Perdomo le pidió a Guerrero que emitiese un juicio técnico sobre la posibilidad de piratear conciertos en 3D.

– Lo que se piratea en este caso no es tanto el concierto -precisó Guerrero- sino la imagen misma de los músicos, a los que se les hace decir y hacer lo que se quiera, después de haberlos reconstruido digitalmente. Es como disponer de un clon del artista, sólo que ese clon no está hecho de carne y hueso, sino de luz.

– ¿Y eso es posible? -insistió Perdomo-. ¿Puede un pirata sin escrúpulos fabricar clones de luz de un grupo musical y dedicarse a montar conciertos pirata por todo el mundo?

– Por supuesto que puede -afirmó el de la Científica-. ¿No se ha clonado ya a una oveja, que es una criatura de carne y hueso, y por tanto, un organismo mucho más complejo?

– ¿Y por qué no se ha hecho hasta ahora? -preguntó Villanueva-. Me refiero a que si la tecnología existe, por qué no se está aplicando ya a los videojuegos, por ejemplo.

– Seguramente por intereses comerciales -aclaró Guerrero, al tiempo que extraía del bolsillo un iPhone 3GS-. Mirad este teléfono: ¿por qué creéis que le colocaron una cámara de tan sólo tres megapíxeles? Para que cuando saliera el iPhone 4G, que la lleva de cinco, el consumidor se sintiera en la necesidad de adquirir el modelo superior. Y la técnica funciona, porque yo ahora mismo estoy jodido por no tener el 4G. Con los videojuegos ocurre lo mismo. Existe ya la posibilidad de crear videojuegos mucho más complejos, pero primero te venden el modelo más limitado y luego lo van complicando. Así el negocio se multiplica hasta el infinito.

Perdomo notó cómo le zumbaba en el bolsillo el teléfono móvil y al ver que la llamada entrante era de Tania, pidió a sus dos colegas que le disculparan durante un minuto y salió de su propio despacho para poder tener intimidad.

– Estoy en mitad de un interrogatorio -le dijo a la forense, procurando que su voz sonara profesional y distante-. ¿Tienes algún dato más sobre la autopsia?

– Para eso te llamaba. Dime si necesitas que busque algo más en relación a Winston.

– La viuda me ha dicho hoy a mediodía que la víctima consumía, de manera frecuente, cannabis y LSD. Pero ¿cómo vas a hacer la prueba, si a Winston lo han incinerado esta mañana?

– Tomé la precaución de guardar muestras de su orina en un frasco de pruebas. Le he practicado el test estándar para drogas, el NIDA, y nos ha dado negativo para benzocaína, coca, marihuana, metanfetaminas, éxtasis, heroína y morfina. El LSD es mucho más difícil de detectar y requiere una prueba específica.

– Házsela. ¿Estamos a tiempo?

– Sí, aún no han transcurrido setenta y dos horas -le tranquilizó la forense. Y luego, sin solución de continuidad y como si fuera todavía parte de la conversación anterior, le preguntó-: ¿Quieres que cenemos esta noche?

Perdomo procuró que no se le notara lo mucho que le apetecía volver a verla. Ahora que por fin se había aclarado el misterio del robo del dinero, se sentía incluso culpable por no haber permitido a la forense explicarse en su día, pero su táctica con Tania, desde que se habían conocido, siempre había consistido en ir de duro.

– ¿Cenar? -preguntó, haciéndose el difícil-. ¿No habíamos quedado en que sería sólo un café? ¿Y que además te llamaría yo?

Villanueva abrió en ese momento la puerta del despacho y, sin pronunciar palabra, agitó los folios en los que había impreso la documentación sobre O'Rahilly, el pirata informático que, presuntamente, había clonado a The Walrus.

– Te tengo que dejar, Tania -dijo Perdomo, intentando demorar la respuesta a la invitación hasta el último segundo.

– El sitio al que pensaba llevarte tiene café -replicó ella-.Si te quedas más tranquilo, tú te puedes pedir un cortado mientras yo saboreo unconill amb cargols.

– ¿Cocina catalana? -se extrañó él-. Pensé que habrías reservado en nuestro cubano de siempre.

– Después de diez años viviendo en Barcelona -le explicó la forense- mi paladar se ha vuelto algo más sofisticado. Y no he reservado todavía, no tenía muchas esperanzas de que me dijeras que sí.

– De acuerdo -concedió Perdomo-, tengamos nuestra cita y así nos la quitamos de encima.

La frase tuvo la virtud de hacer sonreír a Tania.

– Veo que sigues siendo el romántico de siempre -dijo con ironía.

Tras acordar la hora y el lugar en que se verían para cenar, se despidieron hasta la noche. Villanueva, que había permanecido en la puerta para meterle prisa, volvió a preguntar:

– ¿Era ella?

– Sí, era ella. ¡Chismoso!

– ¿Dijiste que ha cogido unos kilos de más? Yo no he notado que estuviera más gordita.

– Tendrías que haberla visto hace unos años -se limitó a comentar Perdomo. Y tras señalar la documentación que había recabado su ayudante, le preguntó-: ¿Qué tienes ahí?

50 Chasing Pirates

– Nuestro pirata holográfico -comenzó a informar el subinspector Villanueva- se llama Alex O'Rahilly y tiene cincuenta y dos años. Nacido en Ballylongford, condado de Kerry, Irlanda, es descendiente de Michael Joseph O'Rahilly, un nacionalista irlandés que murió en 1916 durante el Alzamiento de Pascua, el más famoso intento de los republicanos para lograr la independencia del Reino Unido. El otro pariente distinguido de su familia es Roñan O'Rahilly, uno de los empresarios que, en los años sesenta, se embarcaron en el proyecto de Radio Caroline, la legendaria emisora pirata que emitía desde un ferry anclado en aguas internacionales. Por entonces estaban establecidas a tan sólo cinco kilómetros de la costa de Inglaterra.

– De casta le viene al galgo, ¿no? -comentó Perdomo.

– Sí, se ha criado en una familia de piratas. O'Rahilly no es muy popular en su país y lleva muchos años afincado en Suecia, sede del recientemente creado Partido Pirata, con cuyos miembros simpatiza. Pero es un extremista y ha ido mucho más allá que los militantes de esta agrupación política. El Partido Pirata sueco ha logrado un escaño en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, busca la reforma de las leyes de propiedad intelectual e industria y trata de oponerse alcopyright y a las patentes por medios políticos. O'Rahilly, en cambio, bordea constantemente la ilegalidad y ha sido detenido ya en tres ocasiones por la policía.

– ¿En qué anda metido? -preguntó Guerrero.

– Tiene un portal de descargas en internet llamado The Snip II. El anterior, The Snip, a secas, se lo cerraron los tribunales. Winston fue, en su día, un abanderado de la causa anti O'Rahilly, lo que nos da otro móvil para el asesinato.Snip es una palabra coloquial inglesa que se puede traducir como «chollo». El nuevo portal del irlandés, The Snip II, cuenta con treinta millones de usuarios, de todas partes del mundo, y se estima que genera unos beneficios de unos cincuenta millones de coronas suecas. Eso son casi cuatro millones y medio de euros al año, por poner al alcance de la gente música, películas y otros materiales protegidos por los derechos de autor.

– ¿Por qué no está en la cárcel? -quiso saber Perdomo.

– A eso iba -dijo Villanueva-. Alex O'Rahilly conoce al dedillo la legislación de su país de adopción y se las ha ingeniado siempre para que los jueces le dejen en libertad sin cargos. Pero agárrate, ahora viene lo más fuerte: desde que le cerraron el primer portal, el tío opera desde un barco pirata.

– Cuando dices un barco pirata -preguntó Perdomo-, ¿te refieres a algo parecido a un viejo bergantín del siglo XVII?

– No -le aclaró el otro-; elRevenge es un barco experimental, muy sofisticado. Opera en el estrecho de Oresund, cuyas aguas son internacionales desde la Convención de Copenhague, a mediados del siglo XIX.

Perdomo ignoraba la ubicación exacta del estrecho que separa Suecia de Dinamarca, así que Villanueva le puso en situación.