Выбрать главу

– ¡ElSticky Fingers censurado! -exclamó Amanda, que parecía haber estado esperando el ofrecimiento desde hacía rato-. Me muero por tenerlo. ¡Muchas gracias!

– Eso está hecho -dijo Villanueva.

El subinspector les pidió que le acompañaran hasta la sección de discos prohibidos durante el franquismo y buscóSticky Fingers en la cajonera. Revisó los vinilos de adelante hacia atrás, las carpetas hicieron chak, chak, chak al amontonarse las unas sobre las otras, llegó al final del recorrido, los volvió a revisar en el otro sentido y no encontró lo que buscaba. Repitió la operación un par de veces más, cada vez en un estado de alarma mayor, hurgó incluso en media docena de cajoneras contiguas, pero la versión franquista del mítico disco de los Rolling Stones había volado de la tienda.

– ¡Mi cuñado me va a cortar los cataplines! -dijo aterrado Villanueva.

– ¡Seguro que ha sido la pelmaza! -exclamó Amanda-. ¡Me dio mala espina desde que la vi! ¡Lástima! Si esa mujer hubiera sabido que el encargado de la tienda es un subinspector de homicidios, no se hubiera animado a robar el disco.

– Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón -dijo Perdomo-, pero ¿qué tiene quien roba a un policía?

– ¡Cien años años en comisaría! -sentenció lleno de ira Villanueva.

52 Happiness is a warm gun (demo tape)

Amanda abrió las dos cajas en las que venían embalados los vinilos con el entusiasmo de una niña que acabara de descubrir los regalos de Reyes bajo el árbol de Navidad. Aquellos doscientos discos constituían el núcleo duro de su recién empezada colección, que incluía los álbumes más importantes del pop de la década de los sesenta y setenta: desdeAbbey Ruad de los Beatles hasta Made in Jopan de Deep Purple, pasando por Thick as a Brick de Jethro Tull, Tea for the Tillerman de Cat Stevens o Tubular Bells, de Mike Oldfield. Mientras ayudaba a la periodista a colocar los discos en las baldas, Perdomo observó que el pedido también incluía algunos álbumes de jazz y de clásica. El inspector reconoció, por ejemplo (porque su hijo Gregorio tenía en casa la versión en CD), las Variaciones Goldberg, de J. S. Bach, en versión del excéntrico Glenn Gould o los magníficos duetos jazzísticos entre Elis Regina y Antonio Carlos Jobim, del disco Elis & Tom.

– ¡Qué maravilla! -exclamó Amanda cuando terminaron de ordenar los álbumes-. ¿Te das cuenta de que con sólo mirar el lomo de un vinilo, ya sabe uno de qué disco se trata? En cambio, los CD son muchísimo más difíciles de distinguir. Mira -dijo poniendo un dedo sobre el canto oscuro de uno de los álbumes-, éste sólo puede serDark Side of the Moon; se reconoce perfectamente el haz de luz blanca atravesando el prisma. ¿Y este otro? ¡Lo distinguiría entre un millón, porque se aprecian los marcos de los cuadros de Pictures at an Exhibition, de Emerson, Lake & Palmer! ¡Ay, Perdomo, cómo me hubiera gustado estrenar la colección contigo y escuchar una cara entera de Aqualung con un martini entre las manos! Pero lo primero es lo primero, así que echemos un vistazo a esa grabación que encontrasteis en la suite real del Ritz.

Perdomo extrajo del bolsillo de la americana una bolsa de plástico, que contenía una cinta cásete, metida en su correspondiente caja, y un CD de audio, que entregó a la periodista para que lo reprodujera en el equipo estéreo.

– ¿No sería mejor escuchar directamente la cinta? -sugirió ella-. Igual que tengo plato para los vinilos, también dispongo de pletina para cásete.

– Sin problema -dijo Perdomo extrayendo la cinta de la bolsa de pruebas-. La Policía Científica ya ha terminado de examinarla y no hay peligro de que, al manipularla, pongamos en peligro la investigación. Lo que hay en el CD no es más que una copia digital del contenido de la cásete.

Al ir a sacar la cinta de su caja, Amanda observó que había palabras escritas en la cartulina interior.

– ¡Parece la caligrafía de John Lennon! -exclamó la periodista-. Luego nos ocuparemos de eso.

Acto seguido introdujo la cásete en el reproductor, pulsó la teclaplay y se escuchó la voz quejumbrosa y nasal del ex Beatle, acompañado tan sólo por su guitarra acústica:

She's not a girl who misses much

Do do do do do do, oh yeah.

Por la cara que puso Amanda, Perdomo se percató de que ésta había reconocido inmediatamente la canción.

– ¡EsHappiness is a warm gun! -afirmó la periodista-. En lo que parece una demo tape.

– ¿Una qué? -preguntó Perdomo desconcertado.

– Demo tape -insistió la periodista-. Los músicos de pop, cuando tienen la canción ya estructurada, suelen llevar a cabo una grabación casera, para que los demás miembros del grupo puedan hacerse una idea más cabal del tema.

Perdomo quiso hacer una pregunta, pero Amanda le ordenó con un gesto tajante que permaneciera en silencio y escuchara un pasaje:

I need a fix 'cause I'm going down

Down to the bits that I left uptown.

– ¿Sabes lo que está diciendo? -le preguntó la reportera, muy excitada-. Dice: «¡Necesito un pico, porque voy de bajada!».

– ¿Heroína? -inquirió Perdomo. La periodista hizo un gesto afirmativo con la cabeza

– Dicen que Lennon estuvo enganchadoal jaco durante un tiempo.

A medida que la cásete avanzaba, Amanda iba haciendo todo tipo de comentarios a vuelapluma.

– El du dúa de la parte final que hacen los demás Beatles no es un coro cualquiera -aseguró-. Están cantando«Bang, bang, shoot, sboot». No está mal para un hombre cuyo destino final sería morir acribillado a balazos, ¿no?

Cuando la canción llegó a su fin, Perdomo se enteró por boca de Amanda, y en apenas tres minutos, de un sinfín de detalles acerca de aquel mítico tema.

1. Se trataba de la canción más significativa del llamadoÁlbum Blanco de los Beatles. Aunque Happiness is a warm gun estaba compuesta por Lennon, el propio Paul McCartney había reconocido que aquél era el track que más le gustaba del doble LP.

2. A Lennon se le había ocurrido la canción después de hojear una revista de armamento que le había facilitado George Martin, el productor de los Beatles. Al músico le pareció un delirante despropósito que pudiera asociarse la felicidad con un objeto diseñado para matar gente, pues el título de la canción no era otra cosa que el pie de foto de la portada, en la que se veía un revólver.

2. El tema era de una complejidad estructural insólita para la época. Constaba de cinco secciones muy diferentes entre sí, en las que abundaban los cambios de compás. A final de la canción, cuando Lennon canta«When I hold you in my arms», había incluso un ejemplo de polirritmia: mientras la batería va haciendo tresillos, el resto de los instrumentos y las voces de fondo emplean figuras rítmicas binarias.

3. La letra de la canción contenía imágenes surrealistas, que Lennon había escrito después de un viaje de LSD.

Perdomo había escuchado atentamente a la periodista, mientras ésta volcaba toda esta información en sus oídos, y se había quedado, literalmente, sin habla.

– No puedo creer -dijo cuando se sobrepuso a su sorpresa- que el pacifista por antonomasia, el hombre que se opuso a la guerra de Vietnam y que cantaba aquello deGive peace a chance tenga una canción dedicada a las armas.

Amanda le sacó de su error.

– La pistola de Lennon, en la canción, es todo menos un arma de fuego,my dear. Es lo que yo llamo el poder transformador de los genios, o si lo prefieres expresado de manera más pedante, su capacidad metafórica. Primero, el gun es, claramente, una jeringuilla llena de droga. Un poco más adelante hay un verso que dice: «Cuando siento mi dedo en tu gatillo, sé que nada malo puede ocurrirme».