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– Nadie que coincida con su descripción.

– La última vez usted descartó la posibilidad de que fuera alguien del barrio. ¿No podría ser una de esas chicas de provincia que vienen a Shanghai? -preguntó Chen-. Como aquí no tienen familia, puede pasar mucho tiempo antes de que alguien denuncie una desaparición.

Con el auge de la construcción y con la creación a diario de nuevas empresas, las llamadas "provincianas" constituían una mano de obra barata. Muchas eran chicas jóvenes que llegaban buscando trabajo en algún hotel o restaurante nuevo.

– También he pensado en eso -contestó Yu-. Pero ¿se fijó usted en sus uñas cuidadas y pulidas? Un trabajo de manicura muy profesional, y las uñas de los pies también.

– Quizá trabajaba en uno de esos hoteles de lujo.

– Le contaré algo, camarada inspector jefe. Hace un mes vi un cuadro de Cheng Shifa -Yu sacudió la cabeza-. Es un cuadro de una joven dai que va caminando por uno de esos escarpados senderos de las montañas de Yuannan. Sus pies blancos brillan por debajo de su falda verde. Pues verá, uno de mis colegas en Yuannan se casó con una chica dai y, pasado algún tiempo, me contó lo impresionado que había quedado al ver que, en realidad, sus pies eran callosos y con cortes.

– Puede que tenga razón, camarada inspector Yu Chen no estaba demasiado contento con la manera en que éste le dio su opinión-, pero si ella hubiera trabajado mucho tiempo en uno de esos hoteles extranjeros, si se hubiera transformado por completo, por así decirlo, tal vez hubiera sido posible, ¿no le parece?

– Si fuera así, ya tendríamos una denuncia. Esos extranjeros saben gestionar sus negocios y ocuparse de sus empleados. Mantienen un contacto muy estrecho con la policía.

– Cierto -asintió-, pero tenemos que hacer algo.

– Sí, ¿pero qué?

La conversación lo dejó sumido en una vaga inquietud. ¿Era verdad que lo único que podían hacer era esperar? Volvió a sacar, una vez más, la foto ampliada de la joven muerta. Aunque la imagen no era clara, se veía que había sido una mujer atractiva. ¿Cómo era posible que nadie echara en falta a una mujer como ella después de casi una semana? Tendría que haber alguien que se inquietara por su suerte: amigos, colegas, padres, hermanas y hermanos, quizá amantes alarmados por su ausencia. Ningún ser humano, y mucho menos una mujer joven y atractiva, podía estar tan solo que nadie notara su ausencia una semana después de desaparecido. Chen no lo entendía.

También existía la posibilidad de que hubiera dicho que se iba de vacaciones o de viaje de negocios. En ese caso, podría pasar mucho tiempo antes de que alguien empezara a preguntarse dónde estaba.

Chen tenía un vago presentimiento acerca de ese caso, como si le esperara algo complicado, como si trazara un paralelismo con su experiencia de escritor.

Una mirada fugaz de un rostro velado en una entrada de metro en Beijing, el aroma de flor de jazmín de una taza de té o el ritmo de un ruido cualquiera en un ático mientras un tren se alejaba en la oscuridad de la noche, y él sentía que estaba a punto de escribir un maravilloso poema. Al final, podía tratarse de una pista falsa, y entonces acababa tachando fragmentos de versos que no le convencían. En este caso ni siquiera tenía pistas tan poco seguras, tan sólo una cierta intuición. Abrió la ventana. El canto de las cigarras llegó hasta él en cálidas olas. «Zhiliao, zhiliao, zhiliao…» El sonido le recordaba a la palabra china "comprensión".

Antes de salir a una reunión, llamó al doctor Xia, quien había analizado el cadáver de la víctima.

– Doctor Xia, tengo que pedirle un favor -dijo-.

– En lo que pueda servirle, camarada inspector jefe Chen.

– ¿Recuerda a la joven que encontraron en el canal dentro de una bolsa de plástico? Si no me equivoco, el número del caso es el 736. Creo que aún no se han llevado el cuerpo, e incluso puede que también esté la bolsa de plástico. Compruébelo. Y otra cosa todavía más importante: escríbame una descripción de la víctima, pero no un informe, sino una descripción detallada del ser humano y no del cadáver. Quiero algo vivido, concreto y específico que despeje incógnitas como qué aspecto habría tenido en vida. Sé que tiene mucho trabajo, doctor Xia, pero se lo ruego, hágalo como un favor personal.

El doctor Xia, amante de la poesía clásica china, sabía que Chen escribía poemas caracterizados por el denominado estilo modernista, y respondió:

– Entiendo lo que me pide, pero no puedo prometerle que mi descripción será tan vivida como una obra modernista, incluyendo todos los detalles posibles, desagradables o no.

– No me juzgue tan mal, doctor Xia. Últimamente he incorporado algo del lirismo de Li Shangyin en mis versos. Le enseñaré unos cuantos la próxima vez que salgamos a comer. Yo invito, desde luego.

Después, durante la reunión política habitual, cuyo tema giró en torno al estudio de las Obras escogidas del camarada Deng Xiao Ping, Chen se dio cuenta de que había comenzado a divagar y que era incapaz de concentrarse en el libro que tenía en las manos.

La respuesta del doctor Xia llegó más rápido de lo que esperaba. A las dos de la tarde recibió un fax de dos páginas con la nítida caligrafía del doctor Xia.

«Se puede decir lo siguiente sobre esta mujer que le ha andado rondando el pensamiento día y noche.

1. Tenía treinta o treinta y un años, medía un metro sesenta y dos, y pesaba unos cincuenta kilos. Tenía una nariz recta, una boca pequeña, ojos grandes y cejas sin depilar. Una buena dentadura, regular, incluso blanca. De complexión casi atlètica. Sus pechos, pequeños y caídos, pero de pezones grandes. Con su cintura delgada, sus piernas largas y bien torneadas, y las caderas curvas. Puede que haya sido una mujer impresionante… "tan bella que los peces y las ocas se sumergirían avergonzados".

2. Probablemente, dedicaría bastante tiempo a su perfilado físico. Su piel era suave y tersa, como resultado posible del uso cotidiano de lociones y cremas. Tenía un pelo negro y brillante. Ni una sola cana. No tenía callos en los pies ni en las manos. Ni una marca, ni imperfección. Tenía los dedos de los pies de y manos muy bien cuidados.

3. En el informe de la autopsia he puesto de relieve los siguientes aspectos: nunca había tenido hijos, ni sufrido un aborto. No tenía cicatrices de operaciones, ni marcas de otro tipo.

4. Había tenido relaciones sexuales poco antes de su muerte. Es posible que la hubieran violado, pero apenas se observaban magulladuras en el cuerpo, con la excepción de una ligera abrasión en la clavícula, quizá a causa de un apasionado acto sexual. En las uñas no había rastros de sangre, suciedad o piel, y el pelo no estaba enmarañado. Al menos, no se resistió demasiado cuando le quitaron la ropa. No llevaba puesto un diu.

5. Había comido unos cuarenta minutos antes de morir: chuletas de cerdo, puré de patatas, judías verdes y caviar».

Después de leer el breve informe, Chen elaboró una nueva descripción de la víctima y adjuntó una fotografía de ella. La envió por fax a varias unidades de trabajo importantes y pidió que se hicieran cientos de copias para el inspector Yu, quien se encargaría de colocarlas en lugares públicos, como tablones de anuncios en las tiendas o en las paradas de autobús, donde la gente pudiera verla. Fue lo único que se le ocurrió hacer.

¿Cuánto tiempo pasaría antes de que obtuviera una respuesta?, ésa era la pregunta.

CAPÍTULO 6

La respuesta llegó antes del sábado.

El jueves por la tarde de la misma semana en la que se distribuyó la información llamaron de los grandes almacenes Número Uno de Shanghai. Un agente de seguridad del establecimiento había recibido una copia de la descripción, que le recordó a una jefe de sección que aún no había regresado de sus vacaciones. A sus compañeras no les había preocupado su ausencia, porque era habitual que los empleados se tomaran un par de días más en esos casos. Cuando el guarda enseñó la fotografía a las mujeres de su sección, la reconocieron de inmediato.