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– En su boda, hace ocho años.

– ¿Nunca más desde entonces? ¿No lo vio el otro día en Sallisaw?

– Nunca más lo vi. Pero escuche, Ruby y él se divorciaron.

El subcomisario Carl Webster meneó la cabeza.

– Él fue a buscarla a Coffeyville y se la llevó de vuelta. ¿Pero a usted no le falta un automóvil, un Ford modelo A?

Ella no había oído una sola palabra sobre que Charley y Ruby habían vuelto a juntarse. Los periódicos no lo habían mencionado, sólo habían hablado de esa mujer llamada Juanita.

– No me falta el auto, lo está usando un amigo mío.

– ¿El auto está a su nombre? -preguntó él, y recitó el número de la patente de Oklahoma.

– Lo pagué con mi salario. Pero está a nombre de mi padrastro, Otis Bender.

– Supongo que hay alguna clase de malentendido -dijo Cari Webster-. Otis afirma que fue robado de su propiedad en el condado de Sequoyah. ¿Quién es el amigo que se lo pidió prestado?

Ella vaciló antes de decirle el nombre.

– ¿Y cuándo estará de vuelta Joe?

– Más tarde. Salvo que se quede con sus amigos porque se haya emborrachado.

– No me molestaría hablar un poco con él -dijo Carl Webster, y le entregó a Louly una tarjeta que extrajo del bolsillo, con una estrella impresa y letras en relieve-. Dígale a Joe que me llame más tarde, o mañana si hoy no vuelve. ¿Andan paseando por aquí?

– Admirando el paisaje.

Cada vez que lo miraba, él le sonreía. Carl Webster. Podía palpar su nombre pasando un dedo sobre la tarjeta.

– ¿Está escribiendo un libro sobre Charley Floyd? -le preguntó.

– No en realidad. Estamos reuniendo los nombres de todas las personas que lo conocieron alguna vez y que aceptarían ocultarlo.

– ¿Ha venido a preguntarme si yo lo ocultaría?

Él sonrió.

– Eso es algo que ya sé.

A ella le gustó la manera en que él le estrechó la mano y le agradeció, la manera en que se puso el sombrero, naturalmente, sabiendo cómo darle la inclinación justa.

Joe Young regresó alrededor de las nueve de la mañana, haciendo horribles muecas con la boca, por el regusto de alcohol. Entró en la habitación y le dio un buen sorbo a la botella, después otro, contuvo el aliento y luego exhaló y pareció sentirse un poco mejor.

– No puedo creer en lo que nos metimos con esos pollos anoche -dijo.

– Espera -dijo Louly. Le contó sobre la visita del subcomisario, y Joe Young empezó a ponerse nervioso y no podía quedarse quieto.

– No pienso volver allá -dijo-. Ya estuve diez años a la sombra y juré por Dios que no volvería nunca. Ahora miraba a través de la ventana.

Louly quería saber qué les habían hecho a los pollos Joe y sus amigos, pero sabía que tenían que irse de inmediato. Intentó decirle que debían irse, ya mismo.

Él todavía estaba borracho o empezaba a emborracharse otra vez, y dijo:

– Si vienen a buscarme habrá tiros. Me llevaré algunos polis conmigo al otro mundo.

Tal vez ni siquiera supiera que estaba imitando a Jimmy Cagney.

– Sólo robaste setenta y cinco dólares -le dijo Louly.

– He hecho otras cosas en el estado de Oklahoma -dijo Joe Young-. Si me atrapan con vida me darán entre quince años y perpetua. Juro que no voy a volver a la sombra.

¿Qué estaba ocurriendo? Andaban en auto buscando a Charley Floyd… y ese idiota quería tirotearse con la ley, y ahí estaba ella encerrada en una habitación con él.

– No me están buscando a mí -dijo Louly.

Pero sabía que no podía hablar con él en el estado en que se encontraba. Tenía que huir de allí, abrir la puerta y salir corriendo. Buscó su bolsa tejida al crochet que estaba sobre la cómoda, se encaminó hacia la puerta y fue detenida por el megáfono.

Una voz dijo por el altoparlante:

– joe young, salga con las manos en alto.

Pero Joe Young no lo hizo. Lo que hizo fue poner el Colt delante de él y empezar a disparar a través del panel vidriado de la puerta. Los que estaban afuera le devolvieron el fuego, haciendo estallar la ventana, acribillando la puerta, mientras Louly se arrojaba al suelo con su bolsa, hasta que oyó una voz que decía por el megáfono:

– alto el fuego.

Louly levantó la vista para ver a Joe Young de pie junto a la cama, con un arma en cada mano ahora, el Colt y una 38.

– Joe, tienes que entregarte -le dijo-. Nos van a matar a los dos si sigues disparando.

Él ni siquiera la miró.

– ¡Vengan a buscarme! -gritó para que lo oyeran afuera, y empezó a disparar otra vez, con ambas armas al mismo tiempo.

Louly metió la mano en su bolsa tejida y la sacó con el calibre 38 que él le había dado para que lo ayudara en los robos. Desde el suelo, apoyada sobre los codos, apuntó el revólver contra Joe Young, lo martilló y bam, le descerrajó un tiro en el pecho.

Louly se apartó de la puerta y entró el subcomisario Carl Webster, sosteniendo un revólver en la mano. Vio que había hombres afuera, junto al camino, armados con rifles. Carl Webster estaba mirando a Joe Young, encogido en el suelo. Enfundó su revólver, tomó el 38 de la mano de Louly, olió el cañón y se quedó mirándola con fijeza antes de arrodillarse para ver si Joe Young aún tenía pulso. Se incorporó diciendo:

– La Asociación de Banqueros de Oklahoma quiere ver muerta a gente como Joe Young, y está muerto. Te pagarán una recompensa de quinientos dólares por haber matado a tu amigo.

– No era mi amigo.

– Lo era ayer. Decídete de una vez.

– Robó el auto y me obligó a irme con él.

– En contra de tu voluntad -dijo Carl Webster-. Mantente firme con eso y no irás a la cárcel.

– Es la verdad, Carl -dijo Louly, mostrándole sus grandes ojos pardos-. De veras.

El titular del periódico de Muskogee anunciaba, arriba de una pequeña foto de Louise Ring: joven de sallisaw mata a su secuestrador.

Según Louise, había tenido que detener a Joe Young o morir en medio del tiroteo. También dijo que su nombre era Louly, no Louise. El subcomisario a cargo de la operación dijo que había sido un acto de valor, esa chica matando a su secuestrador.

“Consideramos a Joe Young un salvaje delincuente que no tenía nada que perder”, declaró. Y el subcomisario agregó que se sospechaba que Joe Young era miembro de la banda de Chico Lindo Floyd. También mencionó que Louly Ring estaba emparentada con la esposa de Floyd y que conocía al forajido.

El titular del periódico de Tulsa decía, arriba de una foto más grande de Louly: joven mata a miembro de la banda de chico lindo floyd. El artículo decía que Louly Ring era amiga de Chico Lindo y que había sido secuestrada por el ex miembro de la banda quien, según Louly, “estaba celoso de Chico Lindo y me secuestró para vengarse de él”.

Para el momento en que la noticia ya había aparecido en todas partes, desde Fort Smith, Kansas, hasta Toledo, Ohio, el titular favorito era NOVIA DE CHICO LINDO FLOYD MATA DE UN TIRO A SALVAJE DELINCUENTE.

El subcomisario Carl Webster fue a Sallisaw por trabajo y se detuvo en Harkrider para comprar algo de comer. Se sorprendió al ver a Louly allí.

– ¿Todavía trabajas aquí?

– Estoy haciendo compras para mi mamá. No, Carl, cobré el dinero de mi recompensa y me marcharé de aquí muy pronto. Otis no me ha dicho una sola palabra desde que volví a casa. Tiene miedo de que lo balee.

– ¿Adónde irás?

– Ese escritor de True Detective quiere que vaya a Tulsa. Me alojarán en el hotel Mayo y me pagarán cien dólares por mi historia. Ya han venido a casa periodistas de Kansas City y de St. Louis.

– Estás aprovechando muy bien el hecho de conocer a Chico Lindo Floyd, ¿no es cierto?

– Todos empiezan preguntándome cómo fue que baleé a ese imbécil de Joe Young, pero lo que verdaderamente quieren saber es si soy la novia de Chico Lindo. Y yo les digo: “¿De dónde sacaron esa idea?”.