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Diez días después. ¡Ella me acusa a mide ser la causa de nuestro desastre! Dice, al parecer con sinceridad y verdad, que la Serpiente le aseguró que el fruto prohibido no era la manzana, sino las castañas. Le dije que yo era inocente, entonces, porque no había comido ninguna castaña. Ella dijo que la Serpiente le informó que a castaña" era un término figurativo que significaba una broma añeja y polvorienta. Ante eso palidecí, porque he hecho muchas bromas para pasar el fatigoso tiempo y algunas podían ser así de viejas, aunque había supuesto honestamente que eran nuevas cuando las hice. Ella me preguntó si había hecho una justo en el momento de la catástrofe. Me sentí obligado a reconocer que había hecho una para mí mismo, aunque no en voz alta. Era ésta. Estaba pensando en las Cataratas y me dije para mis adentros: a¡Qué maravilloso es ver cómo ese enorme cuerpo de agua cae allí!" Entonces, por un instante, un pensamiento relampagueó en mi mente y lo dejé volar, diciendo: a¡Seria mucho más maravilloso que subiera allí!" y estaba por matarme de risa ante la idea cuando toda la naturaleza se desencadenó en guerra y muerte, y tuve que huir por mi vida. "Ahí tienes", dijo ella, triunfante. "Es justo eso; la Serpiente mencionó esa misma broma y la llamó la Primera Castaña y dijo que era contemporánea con la creación." Ay, soy realmente culpable. ¡Ojalá no fuera ingenioso; oh, ojalá nunca hubiese tenido ese pensamiento radiante!

Al año siguiente. Lonombramos Caín. Ella lo atrapó mientras yo estaba arriba, poniendo trampas en la Costa Norte del Erie; lo atrapó en el monte a unos tres kilómetros de nuestra guarida… o podrían ser cuatro, ella no está segura. Se parece a nosotros en algunos aspectos y puede ser un pariente. Es lo que ella cree, pero es un error a mi juicio. La diferencia de tamaño permite concluir que es un tipo de animal distinto y de nueva clase: un pez, quizás, aunque cuando lo puse en el agua para ver, se hundió y ella se zambulló y lo lanzó afuera antes de que hubiese oportunidad de experimentar para decidir el asunto. Sigo creyendo que es un pez, pero a ella le es indiferente lo que es y no me dejará tenerlo para probar. No comprendo esto. La llegada de la criatura parece haber cambiado por completo la naturaleza de ella y hacerla poco razonable acerca de los experimentos. Ella piensa más en él que en cualquiera de los demás animales, pero no puede explicar por qué. Tiene la mente desordenada: todo lo demuestra. A veces lleva al pez en los brazos la mitad de la noche cuando el pez se queja y quiere irse al agua. En momentos así, el agua sale de los sitios del rostro de ella por donde mira y le da golpecitos al pez en la espalda y hace sonidos suaves con la boca para serenarlo y deja ver pena y solicitud de cien maneras. Nunca la he visto hacer así con ningún otro pez y eso me perturba mucho. Solía pasear así a los tigres y jugar con ellos, antes de que perdiéramos nuestra propiedad, pero era sólo juego; nunca se prendó de ellos así cuando la comida de los tigres no estaba de acuerdo con ellos.

Domingo. Ella no trabaja los domingos, sino que se tiende muy cansada y le gusta hacer que el pez retoce sobre ella; y hace ruidos raros para divertirlo y finge masticarle las patitas y eso lo hace reír. No he visto antes un pez que pudiera reír. Eso me hace dudar… Me ha llegado a gustar el domingo. Controlar toda la semana también cansa a un cuerpo. Tendría que haber más domingos. En los viejos tiempos eran duros, pero ahora vienen bien.

MiércolesNo es un pez. No puedo distinguir bien qué es. Hace curiosos ruidos demoníacos cuando no está satisfecho y dice "gú—gú" cuando lo está. No es uno de nosotros, porque no camina; no es un pájaro, porque no vuela; no es una rana, porque no salta; no es una serpiente, porque no repta, me siento seguro de que no es un pez, aunque no puedo llegar a averiguar si puede nadar o no. Simplemente está tendido por ahí, sobre todo de espaldas, con los pies alzados. No he visto ningún otro animal que hiciera eso, antes. Dije que creía que era un enigma, pero ella sólo se admiro de la palabra sin comprenderla. A mi juicio es o un enigma o algún tipo de insecto. Si muere, lo desarmaré y veré cómo tiene las cosas. Nunca algo me había dejado tan perplejo.

Tres meses después. La perplejidad aumenta en vez de disminuir. Duermo, pero poco. Ha dejado de estar tendido y ahora va por ahí en cuatro patas. Sin embargo se diferencia de los otros animales de cuatro patas, en que las patas delanteras son inusualmente cortas, en consecuencia eso hace que la parte principal de su persona se proyecte incómoda en el aire y eso no es atractivo. Está construido como nosotros, pero su método de viajar muestra que no es de nuestra raza. Las patas cortas delanteras y las largas traseras indican que es de la familia de los canguros, pero es una variación notable de la especie, dado que los canguros auténticos saltan, mientras que éste nunca lo hace. Aun así es una variedad curiosa e interesante y no ha sido catalogada antes. Como yo lo descubrí, me he sentido justificado en asegurarme el crédito del descubrimiento añadiéndole mi nombre y por lo tanto, lo he llamado Kangarrorum Adamiensis… Debe de haber sido joven cuando llegó, porque ha crecido en exceso desde entonces. Debe de ser unas cinco veces más grande ahora que entonces y cuando está descontento es capaz de hacer entre veintidós y veintiocho veces el ruido que hacía al principio. La coacción no modifica esto, sino que tiene el efecto contrario. Por este motivo discontinué el sistema. Ella lo reconcilia mediante la persuasión y dándole cosas que previamente me había dicho que no le daría. Como ya observé, no estaba en casa cuando llegó y ella me dijo que lo había encontrado en los bosques. Parece extra—ño que fuera el único, sin embargo debe de ser así, porque me he cansado durante muchas semanas tratando de encontrar otro para agregar a la colección y para que juegue con éste; porque con seguridad entonces estaria más tranquilo y podríamos domarlo con mayor facilidad. Pero no encuentro ninguno, ni tampoco rastros de alguno: y lo que es más extraño, tampoco huellas. Tiene que vivir en el suelo, no puede evitarlo; en consecuencia ¿cómo se arregla para no dejar huellas? He puesto una docena de trampas, pero sin resultado. Atrapo todos los animales pequeños menos éste; animales que simplemente entran en la trampa por curiosidad, creo, para ver para qué pusieron la leche allí. Nunca la beben.

Tres meses después. El canguro sigue creciendo, lo cual es muy extraño y desoríentante. Nunca conocí uno que se tomara tanto tiempo para crecer. Ahora tiene piel en la cabeza; no como piel de canguro, sino exactamente como nuestro pelo, salvo que es mucho más fino y suave y en vez de negro es rojo. Voy a terminar perdiendo la cabeza ante los desarrollos caprichosos y atormentantes de este fenómeno zoológico inclasificable. Si pudiera atrapar otro: pero no hay esperanzas; es una variedad nueva y el único ejemplar; eso es evidente. Pero atrapé un canguro auténtico y lo traje, creyendo que éste, al estar solo, preferiría tenerlo por compañía antes que no tener a ningún tipo, o de algún animal con el que pu diera sentir cierta cercanía o simpatía en su condición solitaria aquí entre extraños que no conocen sus modos y costumbres, o qué hacer para hacerlo sentir entre amigos; pero fue un error: le dieron tales ataques al ver al canguro que me convencí de que nunca había visto uno antes. Siento pena por el pobre animalito ruidoso, pero no hay nada que pueda hacer para hacerlo feliz. Si pudiera domarlo: pero esto está fuera de mi alcance; cuanto más lo intento peor parezco hacerlo. Me duele el corazón al verlo en sus pequeñas tormentas de pena y pasión.

Quisiera dejarlo ir, pero ella no quiere saber nada. Parecía algo cruel y no gustarle a ella; y puede que tenga razón. Podría sentirse más solo que nunca; porque si yo no encontré otro, ¿cómo podría encontrarlo eso?