Más aún, si puedo obligarlos a Uds. a hacer otro esfuerzo de imaginación el cree ser el favorito del Creador. Cree que el Creador está orgulloso de él; hasta cree que el Creador lo ama; que siente pasión por él; que se queda levantado de noche para admirarlo; si, y para protegerlo y alejarlo; de problemas. Le reza y cree que Él lo escucha. ¿No es una idea curiosa? Llena sus oraciones de toscas alabanzas floridas y de mal gusto, y piensa que Él se sienta ronroneando a gozar de esas extravagancias. Los hombres lloran pidiendo ayuda, y benevolencia y protección, todos los días; y todavía más, lo hacen con esperanza y con fe, aunque ninguna de sus oraciones ha recibido respuesta jamás. La afrenta diaria, el fracaso diario, no los desanima: siguen rezando lo mismo. Hay algo casi noble en su perseverancia. Y ahora debo exigirles otro esfuerzo: ¡el hombre cree que irá al Cielo!
Tiene maestros asalariados que le dicen eso. También le dicen que hay un infierno de fuego inextinguible, y que irá ahí si no guarda los Mandamientos. ¿Qué son los Mandamientos? Son algo muy curioso. Les diré algo de ellos más adelante.
Carta II
"Nada les he dicho del hombre que no sea cierto". Deben perdonarme esta observación de vez en cuando en mis cartas; quiero que tomen en serio las cosas que les cuento y siento que si yo estuviera en el lugar de ustedes y ustedes en el mío, necesitaría este recordatorio cada tanto para evitar que flaqueara mi credulidad.
Porque no hay nada en el hombre que no sea extraño para un inmortal. No ve nada como lo vemos nosotros, su sentido de las proporciones es completamente distinto del nuestro y su sentido de los valores diverge tanto del nuestro, que con toda nuestra gran capacidad intelectual es improbable que aún el mejor dotado entre nosotros pueda nunca llegar a entenderlo.
Tomen esta muestra, por ejemplo: Ha imaginado un Paraíso, dejó fuera del mismo el más supremo de los deleites, el éxtasis único que ocupa el primerísimo lugar en el corazón de todos los individuos de su raza - y de la nuestra: ¡el contacto sexual!
Es como si salvara de perecer a una persona perdida en un desierto abrasador, y al decirle que puede tener todas las cosas que deseara menos una, ella eligiera quedarse sin agua.
Su Cielo es como él mismo: extraño, interesante, asombroso, grotesco. Les doy mi palabra, no posee una sola característica que él realmente valore. Consiste - entera y completamente - en diversiones que no le atraen en absoluto acá en la Tierra, pero que está seguro de que le gustarán en el Cielo. ¿No es extraño? ¿No es interesante? No deben pensar que exagero, porque no es así. Les daré detalles.
La mayor parte de los hombres no cantan, la mayor parte de los hombres no saben cantar, no se quedan donde otros cantan si el canto se prolonga por más de dos horas. Noten eso.
Solamente dos hombres de cada cien tocan un instrumento musical y no hay cuatro de cien que tengan deseos de aprender a hacerlo. Tomen nota.
Muchos hombres rezan, no a muchos les gusta hacerlo. Unos cuantos oran largo tiempo, los otros abrevian.
Van a iglesia más hombres de los que quieren hacerlo.
Para cuarenta y nueve de cada cincuenta hombres el día santo es insufriblemente aburridor.
De todos los hombres que están en una iglesia un domingo, dos tercios ya están cansados en la mitad de la función y el resto antes de que termine.
El momento más grato para ellos es aquél en que el sacerdote levanta las manos para la bendición. Se puede oír el suave murmullo que se extiende por todo el salón, y notar que es de elocuente alivio.
Todas las naciones miran con menosprecio a todas las demás naciones.
Todas las naciones detestan a todas las demás naciones.
Todas las naciones blancas desprecian a todas las naciones de color, de cualquier tinte, y cuando pueden las someten a opresión.
Los hombres blancos rehusan mezclarse con "los negros", o casarse con ellos.
No les permiten el acceso a sus escuelas o a sus iglesias.
Todo el mundo odia a los judíos, no los toleran sino cuando son ricos.
Les ruego que tomen nota de todos esos
Otra cosa. Toda la gente cuerda detesta los ruidos.
A todo el mundo, cuerdos o locos, le gusta tener variedad en la vida. La monotonía los cansa rápidamente.
Todos los hombres, según el equipo mental que les haya tocado en suerte, ejercitan su intelecto constantemente, sin cesar y esa ejercitación constituye una parte esencial, vasta y preciada, de su vida.
El intelecto mínimo posee, así como el más alto, algún tipo de habilidad, y siente gran placer en ponerlo a prueba, verificándola, perfeccionándola. El chiquillo que es superior a su camarada en el juego, es tan laborioso y tan entusiasta en su práctica como lo son el escultor, el pintor, el pianista, el matemático, y el resto. Ni uno de ellos podría ser feliz si se le vedara el uso del talento.
Pues ahora, ya tiene ustedes los hechos. Saben qué le gusta a la raza humana y qué no le gusta. Ha inventado un Cielo, sacado de su propia cabeza. por sí solo: ¡adivinen cómo es! Ni en mil quinientas eternidades podrían hacerlo. Ni la mente más capaz que Uds. o yo conociéramos en cincuenta millones de infinitudes podría hacerlo. Muy bien, yo les diré.
1. - Ante todo, les recuerdo el hecho extraordinario por el cual comencé. A saber, que el ser humano, como los inmortales, naturalmente valora el acto sexual por sobre todos los demás goces -¡y sin embargo lo deja fuera de su paraíso! Solamente pensar en el acto lo excita; la oportunidad lo enloquece; en este estado está dispuesto a arriesgar la vida, la reputación, todo - hasta su propio Paraíso tan extraño- por aprovechar esa oportunidad y llevarla al punto culminante. Desde la juventud hasta la edad madura todos los hombres y mujeres valoran la cópula por encima de todos los otros placeres combinados; y sin embargo es como les dije; no existe en el Cielo de estos seres: la oración ocupa su lugar.
Así es como la aprecian; pero como todos sus llamados "dones", es una pobre cosa. En su mejor y más plena realización el acto es breve más allá de cuanto pueda imaginarse quiero decir, de cuanto pueda imaginar un mortal. En cuanto a su repetición, el hombre es limitado - oh , mucho más allá de lo que puedan concebir los inmortales. Nosotros los que continuamos el acto y su éxtasis supremo sin interrupción y sin retracción durante siglos nunca podremos comprender ni compadecer adecuadamente la enorme pobreza de estos seres en lo que se refiere a esta rica gracia que, como la poseemos nosotros, vuelve tan triviales todas las otras posesiones que no vale tenerlas en cuenta.
2. - En el Cielo del hombre ¡todos cantan!El que no cantaba en la Tierra canta ahí, el que no sabia cantar en la Tierra sabe hacerlo ahí. Este canto universal no es casual ni circunstancial, ni se alivia con intervalos de silencio; sigue todo el día y todos los días, durante un periodo de doce horas. Y todos se quedan ahí; mientras que en la Tierra, el lugar quedaría vacío en dos horas. El canto consiste sólo en himnos religiosos. No, es un solohimno religioso. Las palabras son siempre las mismas, alrededor de una docena en número, no hay rima, no hay poesía: "Hosanna, hosanna, hosanna, señor Dios del Sabath, ¡ra! ¡ra! ¡ra! ¡siss! ¡-bum!.. ¡Ah!"