Adán y Eva ingresaron al mundo desnudos y sin ninguna vergüenza, desnudos y con la mente pura; y ninguno de sus descendientes ha entrado en él de otra manera. Todos vinieron desnudos, sin sentimiento de vergüenza y con la mente pura. Vienen con el sentido de la modestia. Fue necesario que adquirieran la inmodestia y una mente sucia; no había otra manera de conseguirlo. El primer deber de una madre cristiana es contaminar la mente de su hijo, y no lo descuida. Su niño crece y se convierte en misionero, y va hacia el inocente salvaje y hacia el japonés civilizado, y les contamina la mente. Tras lo cual ellos adoptan la inmodestia, ocultan sus cuerpos y dejan de bañarse juntos desnudos.
La convención mal llamada modas tía no tiene grado de normalidad y no puede tenerlo, porque contraria a la naturaleza y la razón, y es por lo tanto un artificio y está sujeto a la ocurrencia, al capricho enfermizo de cualquiera. Y así en la India la dama refinada cubre su faz y sus senos y se deja las piernas desnudas más abajo de las caderas, mientras que la dama europea refinada se cubre las piernas y expone su faz y sus senos. En tierras habitadas por salvajes inocentes la refinada dama europea pronto se acostumbra a la absoluta desnudez de los nativos adultos y deja de sentirse ofendida por ella. En el siglo XVIII, un conde y una condesa franceses muy cultos - sin ningún parentesco entre sí quedaron varados debido a un naufragio en una isla deshabitada, sin otra ropa que la de dormir, y pronto quedaron desnudos. Y avergonzados también - por una semana. Después, su desnudez ya no les molestó y pronto dejaron de pensar en ella.
Ustedes nunca han visto a una persona con ropa. Pues bien, no han perdido nada.
Prosiguiendo con las curiosidades bíblicas. Naturalmente ustedes pensarán que la amenaza de castigar a Adán y Eva por su desobediencia no se llevó a cabo, puesto que ellos no se crearon a si mismos, ni crearon sus naturalezas, ni sus impulsos, ni sus debilidades, y en consecuencia no estaban en justicia sujetos a las órdenes de nadie, ni eran responsables de sus actos ante nadie. Les sorprenderá saber que la amenaza sise llevó a cabo. Adán y Eva fueron castigados y ese delito encuentra apologistas aún hoy. La sentencia de muerte fue ejecutada.
Como ven, la única Persona responsable del crimen de la pareja logró escapar; y no solamente escapó sino que se convirtió en el verdugo de los inocentes.
En el país de ustedes y el mío tendríamos el privilegio de burlarnos de esta clase de moralidad, pero aquí sería poco caritativo hacerlo. Mucha de esta gente posee la facultad de razonar, pero nadie la usa en cuestiones religiosas.
Las mejores gentes dicen que cuando un hombre engendra un hijo está moralmente obligado a ofrecerle cariñosos cuidados, a defenderlo de lo que pueda lastimarlo, protegerlo de las enfermedades, vestirlo, alimentarlo, tolerar su indocilidad, no ponerle la mano encima excepto con cariño y por su propio bien, y nunca en ningún caso infligirle crueldad voluntaria. El trato que Dios da a sus hijos terrenales, todos los días y todas las noches, es exactamente lo contrario de todo esto, y sin embargo esas mentes superiores justifican esos crímenes calurosamente, los condonan, los excusan, y se niegan indignados a considerarlos como tales cuando Él los comete. El país de ustedes y el mío es interesante, pero no hay nada que sea aproximadamente tan interesante como la mente humana.
Muy bien, Dios desterró a Adán y Eva del Jardín, y finalmente los asesinó. Todo por desobedecer una orden que no tenía derecho a emitir. Pero no paró allí, como verán. Él tiene un código moral para Sí mismo y otro muy distinto para sus hijos. Exige a Sus hijos que traten con justicia - y suavidad- a los delincuentes, y que les perdonen setenta y siete veces; en cambio Él no trata a nadie con justicia ni suavidad, y no perdonó a la primera pareja de ignorantes y atropellados delincuentes juveniles ni aún su primer pecado, ni les dijo: "Pueden marcharse esta vez, les daré otra oportunidad".
¡Por el contrario Decidió castigar a los hijos de la pareja, a través de los siglos y hasta el fin de las épocas por una ofensa insignificante cometida por otros antes de que ellos nacieran. Todavía los sigue castigando. ¿En forma moderada? No, de un modo atroz.
No sería lógico suponer que un ser de esta clase pueda recibir loas. Desengáñense; el mundo lo llama Infinitamente Justo, Infinitamente Recto, Infinitamente Bueno, Infinitamente Misericordioso, Verdad Infinita, Amantísimo, Fuente de Toda Moralidad. Estos sarcasmos se pronuncian diariamente en todo el mundo. Pero no como sarcasmos conscientes. No, se dicen seriamente; se pronuncian sin una sonrisa.
Carta IV
Así la Primera Pareja salió del Edén bajo una maldición -una maldición permanente. Habían perdido todos los placeres que poseyeran antes de "La Caída", y sin embargo eran ricos, porque habían ganado uno que valía por todo el resto: conocían el Arte Supremo.
Lo practicaban industriosamente y se sentían plenos de satisfacción. La Deidad les ordenó practicarlo. Ellos obedecieron esta vez. Pero fue afortunado que no se lo prohibiera, pues lo hubiesen practicado, de todas maneras, aunque lo hubieran prohibido mil Deidades.
Vinieron las consecuencias. Con el nombre de Caín y Abel y éstos tuvieron hermanas; y supieron qué hacer con ellas. Y por lo tanto hubo nuevas consecuencias. Caín y Abel engendraron varios sobrinos y sobrinas. Estos, a la vez, engendraron primos segundos. En este punto, la clasificación de los parentescos comenzó a hacerse difícil y se abandonó la idea de mantenerla.
La grata tarea de poblar el mundo continuó de una época a otra, y con la mayor eficiencia; porque en esos días dichosos los sexos todavía eran eficientes en el Arte Supremo, cuando en verdad deberán haber muerto ochocientos años antes. El sexo precioso, el sexo amado, el sexo bello estaba manifiestamente en su apogeo, entonces, pues atraía hasta a los dioses. Dioses verdaderos. Bajaban del cielo y pasaban momentos de goce delicioso con esos cálidos pimpollos jóvenes. La Biblia lo cuenta. Mediante la ayuda de esos visitantes extranjeros la población aumentó hasta completar varios millones. Pero fue una desilusión para la Deidad. Estaba descontento con su moral, que, en ciertos aspectos, no era mejor que la suya propia. En realidad, era una imitación descomedidamente buena de la suya. El pueblo era totalmente malo, y como no sabía de qué otro modo reformarlo, juiciosamente decidió abolirlo. Esta es la única idea realmente superior y evolucionada que le acredita su Biblia, y hubiera establecido su reputación para siempre si se hubiera mantenido firme y la hubiera realizado. Pero siempre fue inestable - excepto según su propaganda- y su buena resolución cedió. Se sentía orgulloso del hombre; el hombre era SU mejor invento; el hombre era 'su favorito, después de la mosca común, y no podía soportar la idea de perderlo del todo; así que finalmente decidió salvar una muestra de él y ahogar al resto.
Nada pudo ser más típico de Él. Él habla creado todos esos seres infames y sólo Él era responsable de su conducta. Ni uno de ellos merecía la muerte, pero extinguirlos era una buena política; principalmente porque al crearlos habla cometido el crimen maestro, y estaba claro que al permitirles que siguieran procreando agrandaría ese crimen. Pero al mismo tiempo no podía haber justicia, equidad, ni favoritismo alguno - debían ahogarse todos o ninguno.