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Despues se las haremos llegar a mi padre, y mi padre le echara del cobertizo y nos lo dara a nosotros. ?Que te parece?

No eran unos metodos muy ortodoxos (de hecho se trataba de un sucio y abyecto chivatazo), y se acercaban demasiado a los peligrosos terrenos que yo habia evitado a lo largo de mi carrera, pero debo admitir que la idea me tentaba. Por un lado, estaba la imperiosa necesidad de conseguir un despacho. Por el otro, mi desprecio por la gentuza como Elias y el Puti. Y, en tercer lugar, mi malsana curiosidad. Habia recibido demasiados datos interesantes durante un cuarto de hora como para olvidar sin mas el asunto.

2

Una cara como un mapa

Al dia siguiente, como es natural, acudi al colegio dispuesto a observar a Elias. No ibamos a la misma clase (el estaba en octavo C y yo en el B), y por eso no habia tenido demasiadas oportunidades de observarle a lo largo del curso.

De lejos parecia exactamente lo que su hermana me habia descrito: Un heavy descafeinado, traicionado por el pelo, que su padre le obligaba a llevar bien cortadito, por el acne de la cara, que le reblandecia una expresion que pretendia ser de asesino a sueldo, por una cazadora de piel demasiado nueva y por una pulcra camisa que su mama debia plancharle cada noche mientras el sonaba placidamente.

De cerca, pude observar que tenia la cara como un mapa. Le habian dado algunos puntos en el labio y en una ceja, y sus gafas oscuras no conseguian ocultar del todo un espectacular moreton en su ojo derecho.

– No parece peligroso -comento Pili.

– Mas bien da lastima -corrobore yo.

Entrando en clase, le susurre a Maria Guaclass="underline"

– ?Que le ha pasado al Matagigantes?

– Te has dado cuenta, ?eh? ?Que te dije? Anoche llego tardisimo. Y esta manana se levanta asi… Le ha dicho a mi padre que tropezo con una puerta…

– ?Con una puerta? -exclame-. ?Cuantas veces?

Mientras Isabel nos explicaba el apasionante fenomeno de la gelividad, jugue a imaginarme a Elias tropezando con una puerta por primera vez, y tratando de abrirla y tropezando de nuevo, y dandose un morron al pretender levantarse, y otro cuando entraba alguien y paf, le golpeaban sin querer, y otro cuando… Hasta que Isabel interrumpio su discurso para preguntarme:

– Anguera, ?se puede saber de que te ries?

– De nada -dije.

Adopte una expresion de concentrada atencion y empece a elaborar planes con respecto a Elias. Aquella cara como un mapa podia ser un buen primer objetivo. Poder decirle al senor Guaclass="underline" -Con que una puerta, ?eh? Mire, mire como consiguio una cara nueva su hijo…

?Como podria demostrarlo? ?Siguiendole a todas partes con la maquina de fotografiar, a la espera de que empezara a arrearse con los punkies para dedicarle un carrete entero? No me gustaba la idea.

A mediodia, al salir del colegio, Pili y yo montamos un numero para aproximarnos al sujeto. Solo pretendiamos hacernos simpaticos, ganarnos su confianza para poder interrogarle sutilmente, sin que pudiera llegar a imaginar nuestras intenciones.

Con el libro de matematicas en las manos, nos pusimos a discutir un complicado problema sobre la descomposicion factorial de las funciones polinomicas. Como por casualidad, pasamos junto a Elias, que estaba quitando el candado de su Montesa. Elias tambien comia fuera de la escuela.

– ?Eh, Pili! -dije yo-. ?Gual nos lo explicara, y ya veras como tengo razon! Eh, Gual, tu que has aprobado todos los examenes semanales de matematicas… ?Es cierto o no que para sacar el cuadrado de esta suma se debe aplicar la propiedad distributiva…?

Nos miro como si llevasemos una navaja y le hubieramos exigido que aflojara la pasta.

– ?Lo que te digo yo es que aplicas mal la formula! -gritaba Pili-. El cuadrado de la suma es igual al cuadrado del primero mas el doble del primero por el segundo, y no mas la suma del primero y el segundo…

– Esta bien, Pili, deja hablar a Elias. ?Es cierto o no que hay que aplicar la propiedad distributiva?

En los segundos que siguieron, el rostro de Elias se convirtio en uno de los espectaculos mas impresionantes que jamas he presenciado. A los moratones azul-granas, consecuencia de la paliza recibida, se anadio una fantastica expresion de estar viendo marcianitos verdes con antenas.

– ?La propiedad distributiva? -farfullo. Se le caia el labio inferior.

La situacion empezaba a ser violenta. En teoria, habiamos sacado aquel tema de conversacion para darle la oportunidad de apabullarnos con sus conocimientos y de sentirse superior a nosotros; en una palabra: hacernos agradables. Pero el tiro nos estaba saliendo por la culata…

… De modo que trate de salvar la situacion poniendo cara de sorpresa y senalando con el dedo uno de sus cardenales.

– ?Eh, Gual! ?Que te ha pasado? ?Como te has hecho esto?

Le estaba ofreciendo una magnifica oportunidad para darselas de tio duro. En aquel momento, deberia haber sonreido con bravuconeria y haber dicho algo asi como: «Bah, ayer tuvimos una pelea con unos mierdas de punkies y les hicimos polvo», y nosotros habriamos comentado: «?Oh, Gual, que fantastico…!».

Pero la cosa fue de otra manera.

– ?Y a ti que te importa, enano? -ladro.

Bien, seguramente habia recibido mas de lo que habia dado. Sin perder ni los animos ni la sonrisa, ataque por otro flanco:

– ?Eh, que moto mas guai, tio…!

Me miro. Me di cuenta de que empezaba a pisar terreno peligroso. Pili me estaba dando codazos desde hacia rato, pero yo no soy de los que se rinden a las primeras de cambio. Lo intente de nuevo, con la boca cada vez mas dolorida a causa de la sonrisa forzadisima:

– ?Y la camara fotografica? De alucine, ?no?

Me cogio por el chandal y me levanto un palmo del suelo.

– Pero, ?se puede saber que te pasa, tio mierda? ?Que estas buscando? ?La hostia perdida? -Me salpico toda la cara de saliva.

– ?Tan solo intentaba serte simpatico, Gual…!

Me propino un empujon que casi da con mis huesos en el otro extremo de la calle.

– ?Pues ve a hacerte el simpatico con la madre que te pario!

Habia ido a parar tan lejos que, de haber querido acercarme para continuar discutiendo la jugada, habria tardado media hora larga. De modo que me rendi.

– Pues si que nos ha salido bien la estratagema… -ironizo Pili-. ?Que piensas hacer ahora?

– Cada vez estoy mas interesado por esta cara nueva que le han hecho a Elias -dije, muy pensativo. Pero lo cierto es que empezaba a preocuparme otra cosa-. Esta tarde me gustaria oir la version del Puti sobre la pelea de ayer…

– ?Del Puti? -se escandalizo Pili-. ?Te propones ir a ver al Puti?

– A La Tasca, si… -dije justo cuando llegabamos al bar de nuestros padres. Viendo la cara de preocupacion de mi hermana, agregue-: ?Oh, no te inquietes! Se hacerme el simpatico… Soy un especialista en caerle bien a la gente…

Mientras comiamos, y en el taller de la tarde, lo que absorbio mis pensamientos fue encontrar la manera de hablar con el Puti en La Tasca sin que Gual estuviera presente.

En el taller haciamos una revista, de modo que tenia a mi alcance una maquina de escribir. Me la apropie y escribi en una cuartilla: «Si te interesa un trabajo facil y muy lucrativo, ve al Sotano de Gran Via, cerca de la Universidad (esperaba que aun existiera aquel bar donde solian reunirse heavies de toda Barcelona), entre las cinco y media y las seis y media (de este modo, no tendria tiempo de pasarse por La Tasca para consultar con sus amigos, y yo dispondria de un margen de una hora para mi trabajo) y hablaremos de negocios.»