Fue a cogerla.
– ¡No lo hagas, hermano! -exclame.
Se detuvo con la boca abierta a una pulgada de la tostada. En lugar de comérsela, la husmeo con evidente placer.
– Si me ayudas a probar a la señorita Goodall que lo que le he contado del proyecto Wyvern es cierto, compartiré contigo la tortilla y las patatas.
– Chris, su corazón -dijo Sasha con expresión preocupada, metiéndose en su personaje de Grace Granola.
– No tiene corazón -conteste-. Es todo estomago.
Orson me dirigió una mirada de reproche como si dijera que no debía burlarme cuando él no podía participar.
– Cuando uno mueve la cabeza de arriba abajo, significa si. Y cuando la mueve de un lado a otro, quiere decir no ¿Lo entiendes? -le dije al perro.
Orson me miro fijamente, jadeando y riendo con expresión estúpida.
– Quizá no convenciste a Roosevelt Frost, pero has de convencer a esta dama. No tienes otra elección, porque ella y yo vamos a estar juntos de ahora en adelante bajo el mismo techo, para el resto de nuestras vidas.
Orson dirigió su atención a Sasha.
– ¿No es verdad? -le pregunté- ¿Para el resto de nuestras vidas?
– Te quiero, Snowman -contesto ella con una sonrisa.
– Te quiero, señorita Goodall.
– Desde ahora, chucho, ya no son dos, desde ahora seremos tres -dijo ella dirigiéndose a Orson. Orson le hizo un guiño a Sasha, me hizo otro a mí y se quedó mirando fijamente con evidente deseo el trozo de tostada que había en la mesa frente a él.
– Bien, ¿entiendes como se dice si y no?
Tras una vacilación, Orson asintió.
Sasha se quedo boquiabierta.
– ¿No crees que es encantadora? -pregunte.
Orson asintió.
– ¿Te gusta?
Otro gesto afirmativo. Me recorrió un delicioso vértigo. El rostro de Sasha expresaba la misma exaltación.
Mi madre, que destruyo el mundo, también había ayudado a incorporarle estos milagros y maravillas.
Quería la cooperación de Orson no solo para confirmar mi historia sino también para animarnos y darnos una razón para esperar que podía haber vida después de Wyvern. Aunque ahora la humanidad se enfrentaba a nuevos y peligrosos adversarios como los miembros del grupo original que habían escapado del laboratorio, aunque nos enfrentábamos a una extraña plaga que hacia saltar los genes de una especie a otra, aunque algunos de nosotros sobrevivan los próximos años sin cambios fundamentales de naturaleza intelectual, emocional y hasta física, quizás exista, a pesar de todo, alguna oportunidad. Y cuando nosotros, los campeones del juego de la evolución, tropecemos y abandonemos la carrera y muramos, queden unos herederos dignos que puedan portarse mejor con el mundo de lo que nosotros nos portamos.
Un tibio consuelo es mejor que nada.
– ¿Crees que Sasha es bonita? -pregunté al perro.
Orson la estudió pensativo durante un buen rato. Luego se volvió hacia mí y asintió.
– Podía haber contestado un poco más rápido -se quejó Sasha.
– Sabes que es sincero porque se ha tomado su tiempo estudiándote bien -le asegure.
– Yo también creo que eres guapo -le dijo Sasha.
Orson movió el rabo contra el respaldo de la silla.
– Y yo soy un tipo divertido, ¿verdad hermano? -le pregunte.
Asintió con vigor.
– Y yo una chica divertida.
Orson se volvió hacia ella y sacudió la cabeza: no.
– Eh -exclamé.
El perro me guiño un ojo, sonrió y emitió ese suave jadeo que yo interpreto como risa.
– No puede hablar -expliqué-, pero puede expresar su sentido del humor.
Ahora no estábamos haciendo bromas. Estábamos de broma.
Si eres bromista de verdad, aplicas a todo tu sentido del humor. Este es uno de los principios de la filosofía de Bobby Halloway y desde mi situación aventajada, post Wyvern, tengo que decir que el filosofo Bobb aporta una directriz para llevar una vida feliz mucho mas eficaz que todos sus grandes competidores, desde Aristóteles a Kierkegaard, Tomas Moro, Schelling o Jacopo Zabarella, que creían en la primacía de la lógica, el orden y el método. Lógica, orden, método. Todo muy importante, es cierto. Pero ¿pueden analizarse y comprenderse todas las cosas de la vida solamente con esas herramientas? No se trata de decir que he conocido a Bigfoot o que soy capaz de ponerme en contacto con el espíritu de los muertos, pero cuando veo que la diligente atención a la lógica, el orden y el método nos ha llevado a esta tormenta genética… bueno creo que he sido mucho más feliz encarando algunas olas épicas.
Para Sasha el apocalipsis no era causa de insomnio. Como siempre durmió profundamente.
Aunque yo estaba agotado, tuve un sueño ligero. La puerta de la habitación estaba cerrada y una silla encajada bajo el tirador. Orson estaba durmiendo en el suelo, pero tenía un buen sistema de alarma si alguien entraba en la casa. La Glock descansaba en mi mesilla de noche y la Smith amp; Wesson.38 Chiefs Special de Sasha en la suya. Varias veces me desperté sobresaltado, con la sensación de que alguien había irrumpido en la habitación.
Mis sueños no me sosegaron. En uno de ellos era un autoestopista en una carretera desierta bajo la luna llena, haciendo dedo sin éxito. Con la mano derecha sostenía una maleta exactamente igual a la de mi padre. No hubiera pesado más si hubiera estado llena de ladrillos. Al final la puse en el suelo, la abrí y me eche atrás cuando Lewis Stevenson salió de ella como una cobra de una cesta, con la luz dorada brillando en sus ojos. Entonces pensé que si algo tan raro como el jefe muerto podía estar en mi maleta, algo aun más extraño podía estar en mí, después de lo cual sentí que se abría la parte superior de mi cabeza… y me desperté.
Una hora antes de la puesta de sol telefoneé a Bobby desde la cocina de Sasha.
– ¿Como está el tiempo en la central de los monos? -pregunte.
– Se aproxima tormenta. Hay grandes relámpagos encima del mar.
– ¿Has dormido algo?
– Cuando los bromistas se marcharon.
– ¿Cuando fue eso?
– Cuando cambie el tercio y empecé a burlarme de ellos.
– Se intimidaron -dije.
– Claro. Tengo mas cojones que ellos y lo saben.
– ¿Tienes bastante munición para el arma?
– Algunas cajas.
– Llevaremos más.
– ¿Sasha no saldrá al aire esta noche?
– Los sábados no. Aunque quizá desde ahora tampoco lo haga durante la semana.
– Suena a nuevo.
– Tenemos noticias. Escucha ¿tienes un extintor de fuego?
– No te las des hermano. No me digas que estas caliente.
– Llevaremos un par de extintores Esos fulanos tienen fijación por el fuego.
– ¿Crees de verdad que todo esto es real?
– Totalmente.
Inmediatamente después de la puesta de sol mientras esperaba en el Explorer. Sasha entro en Thor’s Gun Shop a comprar munición para la Glock y su Chiefs Special. El encargo era tan grande y pesado que el propio Thor Heissen lo llevó hasta el coche y lo metió en la parte trasera.
Se acercó a saludar a la ventanilla. Es un hombre alto y gordo con una cara señalada con marcas de acné y tiene el ojo izquierdo de cristal. No es uno de los tipos más guapos del mundo, pero es un antiguo policía de Los Ángeles que abandonó su trabajo por principios, no a causa de un escándalo, es diácono activo de su iglesia y fundador, así como generoso contribuyente de una asociación de huérfanos.
– Me he enterado de lo de tu padre Chris.
– Por lo menos ha dejado de sufrir -dije, mientras me preguntaba que características tendría el cáncer que padecía para que los de Wyvern quisieran hacerle la autopsia.