Después me puse a escribir a la luz de las velas. Quiero contar todo lo que suceda el tiempo que me quede.
No espero ver publicado este trabajo. Quienes desean que la verdad de Wyvern permanezca oculta, nunca me permitirían publicarlo. Stevenson tenía razón: es demasiado tarde para salvar el mundo. De hecho es el mismo mensaje que Bobby me ha estado transmitiendo durante nuestra larga amistad.
Aunque ya no escriba nada más que pueda publicarse, es importante tener un relato de la catástrofe. El mundo tal como lo conocemos no debería desaparecer sin la explicación de la transición que le reserva el futuro. Somos una especie arrogante, llena de un terrible potencial, pero también poseemos una gran capacidad para el amor, la amistad, la generosidad, la bondad, la fe, la esperanza y la alegría. Cómo sucumbamos por nuestra culpa puede ser más importante que cómo hemos llegado a existir, que es un misterio que nunca resolveremos.
Debo relatar deprisa todo lo que sucede en Moonlight Bay y, por extensión, en el resto del mundo cuando se extienda el contagio, aunque relatarlo sea una futilidad, porque un día quizá ya no quedará nadie que lea mis palabras o que sea capaz de hacerlo. Correré el riesgo. Si fuera jugador, apostaría que algunas especies saldrán del caos, nos reemplazarán y se adueñarán de la tierra como nosotros lo hicimos. Y si fuera jugador, apostaría mi dinero por los perros.
El domingo por la noche el cielo era tan profundo como la faz de Dios y las estrellas, más puras que lágrimas. Los cuatro fuimos a la playa. Unos monolitos cristalinos de más de cuatro metros llegaban incesantemente procedentes de Tahití. Fue épico. Y palpitante.
Nota del autor
La emisora de radio de Moonlight Bay, KBAY, es una empresa de ficción. La KBAY real se encuentra en Santa Cruz, California, y ninguno de los personajes empleados en la emisora de Moonlight Bay del relato se basa en ningún empleado del pasado o del presente de la emisora de Santa Cruz. Las letras de identificación de la emisora se han tomado prestadas por una razón: son llamativas.
En el capítulo 17, Christopher Snow alude a un verso de un poema de Louise Glück. El título del poema es «Lullaby», del hermoso libro Ararat.
Christopher Snow, Bobby Halloway, Sasha Goodall y Orson son reales. He pasado con ellos varios meses. Me agrada su compañía, y deseo pasar mucho más tiempo con ellos en los años venideros.