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—¿Entonces qué es lo que está haciendo tu inexistente grupo? —preguntó Hassan.

—Nada. Como decía, los procesos han llegado demasiado lejos. Nuestra proyección más favorable muestra el derrumbe del actual sistema dentro de treinta años. Eso es si no hay guerras. Simplemente no habrá comida suficiente para mantener a la población actual, ni siquiera a una diminuta fracción de ella. No se puede mantener la economía industrial sin una base agrícola que produzca mucha más comida que la necesaria para mantener a los productores de alimentos. Así que la industria empieza a derrumbarse. Ahora mismo hay menos tractores. Ahora las fábricas de fertilizantes producen menos, y menos de lo que producen puede ser distribuido porque no pueden mantenerse los transportes. La producción de alimentos cae aún más. Los satélites climatológicos se estropean y no pueden ser sustituidos. Sequía. Inundaciones. Menos tierra en producción. Más muertes. Por tanto, menos industria. Por tanto, menos producción de alimento. Hemos estudiado un millón de escenarios diferentes y no hay ninguno que no nos lleve al mismo sitio. Una población mundial de unos cinco millones antes de que nos estabilicemos. Justo a tiempo para que comience la glaciación. En ese punto la población podría iniciar un declive más lento hasta reducirse a dos millones. Eso es si no hay guerras, desde luego. Todas estas proyecciones están basadas en la suposición de una respuesta completamente dócil. Todos sabemos lo probable que es eso. Lo único que hará falta es una guerra plena en uno de los principales países productores de alimentos y la caída será mucho más grande, con la población estabilizándose a un nivel mucho más bajo.

Nadie pudo decir nada a eso. Todos sabían lo que significaba.

—No todo son malas noticias —dijo Manjam—. La raza humana sobrevivirá. Cuando termine la glaciación, nuestros hijos lejanos empezarán otra vez a construir civilizaciones. Para entonces los bosques tropicales habrán sido restaurados. Los rebaños pastarán de nuevo en las ricas tierras del Sahara y el Rub'al Khali y el Gobi. Por desgracia, todo el hierro fácil de obtener fue sacado del suelo hace años. También el estaño y el cobre. De hecho, uno no puede sino preguntarse de dónde sacarán los metales para salir de la edad de piedra. No puede sino preguntarse cuál va a ser su fuente de energía motriz, con todo el petróleo desaparecido. Hay todavía un pequeño remanente en Irlanda. Y por supuesto los bosques regresarán, así que habrá carbón hasta que quemen todos los bosques y el ciclo comience otra vez.

—¿Estás diciendo que la raza humana no puede volver a levantarse?

—Estoy diciendo que hemos agotado todos los recursos fáciles de encontrar. Los seres humanos están llenos de inventiva. Tal vez encuentren otros caminos para un futuro mejor. Tal vez imaginen cómo fabricar recolectores solares con los escombros de nuestros rascacielos.

—Vuelvo a preguntar —dijo Hassan—. ¿Qué estáis haciendo para impedir esto?

—Y yo vuelvo a contestar, nada. No se puede impedir. Las advertencias son inútiles porque no hay nada que la gente pueda hacer para cambiar su conducta y resolver este problema. La civilización que ahora mismo tenemos no puede ser mantenida ni siquiera durante otra generación. Y la gente se da cuenta. Las tasas de nacimiento caen por todo el mundo. Todos tienen sus propios motivos individuales, pero el efecto acumulativo es el mismo. La gente elige no tener hijos que compitan con ellos por los escasos recursos.

—¿Por qué nos muestras esto, entonces, si no hay nada que podamos hacer? —dijo Tagiri.

—¿Por qué buscaste en el pasado, cuando creías que no había nada que pudieras hacer? —preguntó Manjam, sonriendo sombríamente—. Además, nunca he dicho que no haya nada que vosotros podáis hacer. Sólo que nosotros no podríamos hacerlo.

—Por eso se nos ha permitido investigar el viaje en el tiempo —dijo Hunahpu—. Para que podamos volver e impedir todo esto.

—No teníamos ninguna esperanza, hasta que descubristeis la mutabilidad del pasado —prosiguió Manjam—. Hasta entonces, nuestro trabajo se dirigía a la conservación. Recolectar todo el conocimiento y la experiencia humanos y almacenarlo de alguna manera permanente que pudiera durar oculta al menos diez mil años. Hemos elaborado algunos muy buenos artilugios de almacenamiento compacto. Y algunas guías sencillas y no mecánicas que podrían durar dos o tres mil años. Nunca podríamos hacerlo mejor. Y por supuesto nunca conseguimos recopilar la suma de todo el conocimiento. Lo que tenemos ha sido reescrito como una serie de lecciones fáciles de aprender. Paso a paso a través de la sabiduría adquirida de la raza humana. Ese proyecto duró desde el álgebra a los principios básicos de la genética y luego tuvimos que renunciar a él. Durante la última década nos hemos limitado a recopilar información en los bancos de datos y duplicarla. Tendremos que dejar que nuestros nietos averigüen cómo decodificarlo y sacarle sentido a todo, cuando encuentren los silos donde hemos ocultado el material, si los encuentran. Para eso existe nuestro pequeño grupo. Para preservar la memoria de la raza humana. Hasta que os localizamos a vosotros.

Tagiri estaba llorando.

—Madre —dijo Diko—. ¿Qué ocurre?

Hassan rodeó a su esposa con los brazos y la atrajo hacia sí. Tagiri alzó el rostro manchado de lágrimas y miró a su hija.

—Oh, Diko —dijo—. Durante todos estos años he creído que vivíamos en el paraíso.

—Tagiri es una mujer de sorprendente capacidad de compasión —dijo Manjam—. Cuando la encontramos, la observamos con amor y admiración. ¿Cómo podía soportar el dolor de tantas otras personas? Nunca imaginamos que sería su compasión, y no la inteligencia de nuestros compañeros más inteligentes, lo que finalmente nos conduciría al camino que nos aparte del desastre que se extiende ante nosotros.

Se levantó y se acercó a Tagiri. Se arrodilló ante ella.

—Tagiri, tuve que mostrarte esto, porque temíamos que decidieras detener el Proyecto Colón.

—Ya lo hice. Decidirme, quiero decir.

—Se lo pregunté a los demás. Dijeron que teníamos que mostrártelo. Aunque sabíamos que no lo verías como una tierra reseca o estadísticas o algo seguro y distante y controlable. Verías cada vida perdida, cada esperanza destruida. Oirías las voces de los niños nacidos hoy, a medida que crecieran, maldiciendo la crueldad de sus padres por no haberlos matado en el vientre. Lamento el dolor. Pero tenías que comprender que si de hecho Colón es un fulcro en la historia, y detenerlo abre un camino para crear un nuevo futuro para la raza humana, entonces debemos hacerlo.

Tagiri asintió lentamente. Pero entonces se secó las lágrimas de las mejillas y se enfrentó a Manjam, hablando con furia.

—No en secreto —dijo.

Manjam sonrió débilmente.

—Sí, algunos de nosotros advertimos que pensarías así.

—La gente debe consentir en enviar a alguien atrás para deshacer nuestro mundo. Deben estar de acuerdo.

—Entonces tendremos que esperar a decírselo. Porque si lo preguntáramos hoy, dirían que no.

—¿Cuándo? —preguntó Diko.

—Sabréis cuándo —contestó Manjam—. Cuando empiece el hambre.

—¿Y si entonces soy demasiado viejo para ir? —preguntó Kemal.

—Entonces enviaremos a otro —dijo Hassan.

—¿Y si yo soy demasiado vieja para ir? —preguntó Diko.