Выбрать главу

Mis últimos minutos de libertad antes de llegar a la oficina.

¿Por qué ocurre todo esto? Mientras atravieso la multitud silenciosa y adusta, no puedo dejar de preguntarme otra vez la causa de toda esta locura e histeria. ¿Por qué el mundo ha perdido la cabeza? ¿Toda esta situación ha sido creada por los medios como cree el padre de Lizzie o hay algo más? ¿Realmente ha ocurrido algo? ¿Todo el mundo se está alejando, aterrorizado de algo que ni siquiera existe? ¿Es que hay algo en el agua? ¿Hay algo en el aire dispersado por terroristas? ¿Estamos viviendo un extraño escenario del tipo de La invasión de los ultracuerpos?

¿O es algo muchísimo peor que todo eso?

Mediodía.

Menos de la mitad de la plantilla ha aparecido en el trabajo. He intentado pasar desapercibido todo lo que he podido. Manteniéndote ocupado parece que el tiempo pasa más deprisa y yo quiero que el día pase lo más rápidamente posible. He hablado brevemente con Liz hace más o menos una hora. La escuela sigue cerrada. Han intentado abrirla esta mañana pero han aparecido la mitad de los niños e incluso menos maestros, de manera que Lizzie está pasando otro día encerrada en casa con los niños. La están volviendo loca pero sé que está mejor allí. A mí también me gustaría estar en casa.

La falta de personal significa que todos vamos estresados. Jennifer Reynolds es una de las personas que no ha aparecido y eso significa que todos tenemos que hacer turnos de una hora para cubrir Recepción. Si existe un día en el que no quisiera estar ahí fuera es hoy. Incluso Tina ha tenido que realizar un turno. Acabo de finalizar el mío y Hilary Turner ha salido a relevarme. Me gusta Hilary. Es una vieja solterona de rostro frío y agriado, y bastante obesa, pero sabe lo que hace todo el mundo por aquí y no está para gilipolleces. A diferencia de la mayor parte de la gente con la que trabajo, es recta y honesta. Si tiene algún problema con algo que has hecho te lo dice a la cara, nada de las puñaladas traperas que recibes de todos los demás. Es tan dura como una roca y me gusta por eso.

– Ha estado tranquilo -le digo mientras se acerca caminando como un pato-. No ha entrado nadie.

– Eso es el beso de la muerte -gruñe, mientras se deja caer pesadamente en la silla caliente detrás del mostrador-, empezarán a entrar todos juntos ahora que he salido yo.

Estoy a punto de decirle que se calle y que no diga estupideces cuando se abre la puerta principal. Quizá tenga razón. Se produce una súbita explosión de movimiento cuando un hombre se precipita en el edifico. Lleva un montón de papeles que tira con un golpe sobre el mostrador. Ella salta hacia atrás. Este tipo está furioso. Bulle de ira y de repente estoy demasiado aterrorizado para moverme. ¿Es uno de ellos? ¿Es un Hostil?

– Soluciónelo -grita-. ¡Solucione este maldito lío ahora mismo!

Vuelve a dar un puñetazo en el mostrador. Su cara está roja de ira y respira pesadamente. Tiene más de metro ochenta de altura y la constitución de un maldito jugador de rugby. Debería decirle algo pero no puedo. En silencio espero que Hilary hable (habitualmente es muy buena manejando este tipo de situaciones) pero ella también permanece callada.

– Su jodida gente le ha puesto el cepo a mi coche -chilla-. No hay señales ni marcas de ningún tipo. Ésta es una total y jodida vergüenza. No he podido asistir a una reunión por culpa…

Sigo sin poder moverme. Él sigue gritando pero he dejado de escuchar lo que está diciendo. Lo miro a la cara y lentamente me voy alejando hasta que me aplasto contra la pared. ¿Es este hombre un Hostil? ¿Está a punto de explotar y matarnos a ambos? ¿Qué demonios debo hacer? ¿Debo correr? El hombre mira a Hilary y después a mí. Puedo ver a Hilary por el rabillo del ojo. Está temblando como una hoja. Normalmente es dura como una roca pero está tan asustada como yo. Tengo que hacer algo.

– Mire… -empiezo a decir en un tono bajo e inseguro.

– No me venga con más mierda. Sólo soluciónelo y hágalo ahora mismo. Necesito volver a mi oficina. Se me está acabando la paciencia y si no consigo…

Se inclina hacia delante y los dos reculamos.

– Por favor… -murmura Hilary lastimosamente. Empieza a sollozar. Bajo la mesa aprieta la alarma de ataque personal. Puedo oír el agudo pitido de la alarma en la sala principal.

El hombre se queda parado. Su expresión cambia. Él también está oyendo el estruendo. Me mira a mí, después a Hilary, y vuelta atrás una vez más. Sus ojos se han abierto de repente, llenos de sorpresa y miedo. ¿De qué demonios va a estar asustado? Ha sido él el que ha entrado aquí y…

– Lo siento -dice rápidamente, alejándose un par de pasos del mostrador-. Lo siento, yo no quería…

Se empieza a dar cuenta.

Su voz está ahora a una fracción del volumen de antes. Hilary y yo estamos esperando a que vuelva a explotar. En su lugar se encoge. Se da cuenta de que estamos asustados y ahora es él el que está asustado de cómo vamos a reaccionar.

– No soy uno de ellos -nos dice, suplicándonos que lo creamos. Parece como si tuviera lágrimas en los ojos-. De verdad que no lo soy. Me he vuelto loco por la multa de aparcamiento, que me ha sacado de quicio, eso es todo. No soy un Hostil. No quiero pelea. No voy a hacerle daño a nadie…

Sigo sin poder hacer nada. Me he quedado paralizado. Toda esta situación parece ajena y extraña. Es una escena incómoda que finaliza tan rápido como ha empezado. El hombre parece a punto de decir algo, pero no lo hace. Se da la vuelta y sale del edificio, con la multa de tráfico aún en la mano.

15

Hora de almorzar. Es un par de horas más tarde de lo que originalmente había planeado hacerlo. Hubiera sido más sensible y probablemente más seguro quedarme en la oficina, pero tenía que salir. He recibido otra llamada de Lizzie. Su día encerrada en casa con los niños ha ido empeorando. Necesitamos pan y leche pero los chicos están descontrolados y ella no se siente con fuerzas para llevarlos a ningún lado. Le he dicho que iré a comprar mientras esté por aquí. Iba a esperar hasta después del trabajo pero me alegro de no haberlo hecho. Las estanterías del supermercado estaban casi vacías. Esta noche ya no quedará nada.

Sin pensarlo ya estoy de vuelta en Millennium Square. No está tan concurrida como de costumbre pero hay un montón de gente y…

¿Qué demonios ha sido eso?

Estoy parado en el centro de la plaza, al lado de la fuente, y todo el mundo se ha vuelto loco. Todos se dejan caer al suelo y yo hago lo mismo. Se ha oído un ruido, un sonoro estallido, como si fuera un disparo. Pero no puede ser, ¿o no? Lentamente alzo la cabeza del suelo. La gente ha empezado a levantarse. Algunos ya están corriendo en todas direcciones y es imposible ver qué ha ocurrido. Otros permanecen quietos como yo, intentando averiguar qué está pasando y dónde está el peligro. Me tengo que mover. Tengo que salir de aquí. Me levanto y empiezo a correr hacia la oficina, pero es difícil avanzar con todo el mundo zigzagueando de repente a mi alrededor. Me paro y me agacho cuando vuelvo a oír el sonido. Era un disparo. No puede haber sido nada más.

Justo a mi izquierda un grupo de personas está gritando y chillando de pánico. En el suelo, justo en el centro del grupo, hay un cuerpo. No estoy lo suficientemente cerca para ver los detalles pero puedo ver que alrededor de la cabeza de la persona se está formando un charco de sangre. La gente ha empezado a moverse de nuevo, pisoteando el cadáver. Quizá ya está. Quizá ya ha acabado. Quizás es el cuerpo de un Hostil que yace muerto en el suelo y las cosas van a empezar a…

¿Ahora qué? La gente pasa a mi lado corriendo. ¿Han visto algo que se me ha pasado por alto? Tengo que salir de aquí antes de que me vea… demasiado tarde: un tercer disparo llega desde mi izquierda y envía a la multitud en dirección contraria como palomas asustadas. Tengo que seguir moviéndome pero mis piernas parecen de plomo. Estoy desorientado. Miro los edificios alrededor de la plaza, intentando orientarme y decidir en qué dirección correr. Cuando finalmente creo saber la dirección avanzo unos pasos, sorteo unas cuantas personas aterrorizadas y me quedo clavado en el sitio.