Выбрать главу

Irene era bonita, y casi todo lo que se ponía se convertía en moda, desde los zapatos de satén blanco hasta las gorras holandesas. En 1913, estando en la cima de su popularidad, se cortó el pelo mientras convalecía en el hospital de una operación de apendicitis; se lo dejó corto una vez recuperada y lo llevaba con un turbante ancho, claro precursor del de las flappers.

Era. una conocida creadora de modas, y desde luego tenía seguidoras. Pero si Irene era la fuente de ésta, ¿por qué tardó tanto tiempo en calar? Cuando las trencitas de BC Derek aparecieron en las pantallas en 1979, antes de una semana aparecieron por todas partes mujeres con el pelo trenzado. ¿Por qué entonces el pelo corto no se había puesto de moda en 1913? ¿Por qué habían tenido que pasar nueve años y una guerra mundial?

Tal vez las películas eran la clave. No, Mary Pickford no se cortó los rizos hasta 1928. ¿Habían hecho Irene y Vernon Castle una película muda allá por, digamos, 1921?

Dirección seguía señalando las manos levantadas.

—Creo que deberíamos tener una carta de café exprés en el edificio —dijo la doctora Applegate.

—Yo creo que deberíamos tener un gimnasio —dijo Elaine.

—Y más escaleras.

Aquello podía continuar todo el día, y yo quería comprobar qué películas se habían estrenado en 1922. Me levanté procurando llamar la atención lo menos posible, le quité un impreso a Flip, que se había saltado nuestra mesa, y me escapé por la puerta de atrás, hojeando el impreso para ver qué longitud tenía.

Maravilla de maravillas, era de verdad más breve que el originaclass="underline" sólo veintidós páginas; y la letra era sólo ligeramente más pequeña que… choqué con alguien y alcé la cabeza.

Era el doctor O'Reilly, que debía estar haciendo lo mismo.

—Lo siento —dijo—. Estaba pensando en este asunto de volver a solicitar fondos —levantó las dos manos, todavía.sosteniendo el impreso con la derecha, y extendió las palmas—. Dígale a su pareja tres cosas que no le gusten de Dirección.

—¿Pueden ser más de tres? Supongo que esto significa que no conseguirá sus macacos inmediatamente, doctor O'Reilly.

—Llámeme Bennett —dijo él—. Flip es la única que tiene título. Se suponía que iba a recibirlos esta semana. Ahora tendré que esperar hasta el día veinte. ¿Y usted? ¿Afecta esto a su proyecto del hula-hoop?

—Del pelo corto. El único efecto es que no tendré tiempo para trabajar en él porque estaré rellenando este estúpido impreso. Ojalá Dirección encontrara otra cosa en que pensar además de elaborar nuevos impresos.

—Shh —dijo ferozmente alguien desde la puerta.

Nos encaminamos pasillo abajo, hacia donde no pudieran oírnos.

—El papeleo es la piedra angular de Dirección —susurró Bennett—. Piensan que reducirlo todo a impresos es la clave de los descubrimientos científicos. Por desgracia, la ciencia no funciona de esa forma. Mire a Newton. Mire a Arquímedes.

—Dirección nunca habría aprobado la subvención para un huerto —coincidí—, ni para una bañera.

—Ni para un río —dijo Bennett—. Por eso perdimos nuestra subvención para la teoría del caos y tuve que venir a trabajar para GRIS.

—¿En qué estaba trabajando? —pregunté. —En el Loue. Es un río de Francia. Nace en una gruta, lo que significa que es un sistema pequeño y acotado con un número relativamente limitado de variables. Los sistemas que los científicos han tratado de estudiar hasta ahora eran grandes: el clima, el cuerpo humano, los ríos. Tenían miles, incluso millones de variables, lo que hacía que fueran imposibles de predecir, así que encontramos…

De cerca su corbata era aún más indescriptible que de lejos. Parecía tener algún tipo de dibujo, aunque no se distinguía claramente. No era de rayitas (tan populares en 1988), ni de puntitos (1970), pero alguna pauta seguía.

—… y medimos la temperatura del aire, la temperatura del agua, las dimensiones de la gruta, la composición del agua, la vida vegetal en las riberas… —dijo, y se detuvo—. Probablemente está usted ocupada y no tiene tiempo para escuchar todo esto.

—No importa. Tengo que volver a mi oficina, pero le acompañaré hasta las escaleras.

—Muy bien. Así que mi idea fue que, midiendo con exactitud cada factor de un sistema caótico, podría aislar las causas del caos.

—Flip —dije yo— es la causa del caos.

Él se echó a reír.

—Las otras causas del caos. Sé que hablar de las causas del caos parece un contrasentido, ya que en principio un sistema es caótico si no respeta la relación ordinaria de causa y efecto. Los sistemas caóticos son no-lineales, lo que significa que hay tantos factores interconectados que resulta imposible predecir su funcionamiento. «Como pasa con las modas», pensé. —Pero hay leyes que los gobiernan. Hemos definido matemáticamente algunas: la entropía, las inestabilidades interiores, y la iteración que es…

—El efecto mariposa —dije yo.

—Exacto. Una variable diminuta se introduce en el sistema y luego la realimentación se realimenta a su vez, hasta que influye en todo el sistema de forma inversamente proporcional a su tamaño. Asentí.

—Una mariposa que mueve las alas en Los Ángeles puede causar un tifón en Hong Kong. O una reunión de todo el personal en HiTek. El pareció encantado.

—¿Sabe usted algo del caos? —Sólo por experiencia personal.

—Sí, parece estar a la orden del día por aquí. Bien, pues mi proyecto consistía en calcular los efectos de iteración y entropía y ver si explicaban el caos o si había algún otro factor implicado. —¿Lo había? Él pareció reflexionar.

—Los teóricos del caos piensan que el principio de incertidumbre de Heisenberg significa que los sistemas caóticos son inherentemente impredecibles. Verhoest cree que la predicción es posible, pero ha propuesto que hay otra fuerza impulsando el caos, un factor X que determina su conducta.

—Las polillas —dije yo.

—¿Qué?

—O las langostas. Algo distinto a las mariposas.

—Oh. Cierto. Pero está equivocado. Mi teoría es que la iteración explica todo lo que sucede en un sistema caótico si se conocen todos los factores y han sido adecuadamente medidos. No tuve la oportunidad de averiguarlo. Sólo tuvimos tiempo de hacer dos pruebas antes de que me retiraran la subvención. No demostraron un aumento de la capacidad de predicción, lo que significa que yo estaba en un error o que no tenía todas las variables.

Se detuvo, la mano en el picaporte, y me di cuenta de que nos encontrábamos ante su puerta. Al parecer le había acompañado todo el camino hasta Biología.

—Bueno —dije, deseando tener más tiempo para analizar su corbata—. Será mejor que vuelva al trabajo. Tengo que prepararme para la nueva ayudante de Flip y rellenar el impreso de solicitud de fondos. —Él lo miró tristemente—. Al menos es corto.

Me miró inexpresivamente a través de sus gruesas gafas.

—Sólo tiene veintidós páginas —dije, mostrándoselo.

—Los impresos no están listos todavía —dijo él—. Se supone que los tendremos mañana —señaló el que yo sostenía—. Eso es el nuevo impreso simplificado para solicitar suministros. Para pedir clips.

2

BURBUJEOS

La humanidad, por supuesto, siempre ha estado y siempre estará bajo el yugo de las mariposas en cuestión de costumbres sociales, ropa, entretenimiento, y del gasto que tales cosas implican.

Hugh Shetfield, The sovereignty of society, 1909