Firmado:
coronel EP PETER CASAHUANQUI
jefe de la Guarnición de Borja (sobre el río Marañón)
Iquitos, 12 de octubre de 1957
Amigo Pantoja:
La paciencia, como todo lo que es humano, tiene su límite. No quiero insinuar que abusa usted de la mía, pero cualquier observador imparcial diría que la pisotea, pues ¿cómo calificar si no el silencio pétreo que han merecido todos los mensajes verbales y amistosos que le he mandado en las últimas semanas con sus empleados Chupito, Chuchupe y Chino Porfirio? La cosa es tristemente simple, tiene que entenderlo y aprender a distinguir de una vez entre sus amigos y quienes no lo son, o, perdóneme señor Pantoja, su floreciente negocio se irá a pique. La ciudad entera me exige que arremeta contra usted y contra lo que todas las personas decentes de Iquitos consideran un escándalo sin precedentes ni atenuantes. Ya sabe que soy hombre de mi tiempo, dispuesto a verlo, hacerlo y conocerlo todo antes de morir y capaz, en aras del progreso, de aceptar que en esta hermosa tierra loretana donde vi la luz, florezca una industria como la suya. Pero incluso yo, con mi mente ancha, no puedo menos que comprender a quienes se asustan, se persignan y ponen el grito en el cielo. Al principio eran sólo cuatro, amigo Pantoja, y ahora ¿veinte, treinta, cincuenta?, y usted lleva y trae a las pecadoras por los aires y por los ríos de la Amazonía. Sepa que al pueblo se le ha metido entre ceja y ceja que su negocio se cierre. Las familias no duermen en paz sabiendo que a poca distancia de sus casas, a la vista de sus menores hijas, hay ese absceso de desenfreno y vicio, y usted seguramente se habrá percatado que el gran acontecimiento de todos los niños de Iquitos es ir al Itaya a ver partir y llegar el barco y el hidroavión con su variopinto cargamento. Ayer mismo me lo comentaba, con lágrimas en los ojos, el director del Colegio San Agustín, ese viejecito tan santo como sabio, el Padre José María.
Acepte la realidad: la vida y la muerte de su millonario negocio están en mis manos. Hasta ahora he resistido las presiones y me he limitado, de cuando en cuando, para aplacar algo la cólera de la ciudadanía, a lanzar discretas advertencias, pero si continúa en su incomprensión y terquedad y si antes de fin de mes no está en mi poder lo que me es debido, no habrá para su empresa, ni para su cerebro y gerente, más que guerra a muerte, sin piedad ni compasión, y ambos sufrirán las fatales consecuencias.
De estas y otras muchas cosas me hubiera gustado platicar amistosamente con usted, señor Pantoja. Pero temo su carácter, sus intemperancias, esos malos modos que tiene, y, además, con una sonrisa en los labios déjeme decirle que dos zambullidas forzadas en las sucias aguas del Itaya son lo máximo que este su servidor puede tomar a broma y perdonar: a la tercera le respondería como hombre, pese a que a mí no me gusta la violencia.
Ayer lo vi, amigo Pantoja, de tardecita, paseándose por la avenida González Vigil, muy cerca del Asilo de Ancianos. Iba a acercarme a saludarlo pero lo noté tan bien acompañado y viviendo un momento tan tierno, que no lo hice, pues sé ser discreto y comprensivo. Me alegró mucho reconocer a la bella damita que usted tenía cogida de la cintura y que le daba esos mordisquitos tan cariñosos en la oreja. Pero si resulta que no es su gentil esposa, dije para mi capote, sino esa joya de mujer importada de Manaos por este industrial emprendedor, la de pasado tan glorioso. Tiene usted un exquisito gusto, señor Pantoja, y entérese que todos los hombres de la ciudad lo envidiamos, porque la Brasileña es lo más tentador y apetecido que haya pisado Iquitos, dichoso usted y también los soldaditos. ¿Se dirigían a ver el crepúsculo en el lindo lago de Morona, a jurarse eterno amor en el barranco donde fue crucificado el niño mártir, como se ha puesto de moda hacerlo entre los enamorados de esta tierra?
Un cordial apretón de manos de quien ya sabe,
XXX
SVGPFA
Parte número dieciocho
ASUNTO GENERAL: Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines.
ASUNTO ESPECÍFICO: Incidentes ocurridos al convoy número 25, en Borja, entre el 22 y el 30 de septiembre de 1957.
CARACTERÍSTICAS: secreto.
FECHA Y LUGAR: Iquitos, 6 de octubre de 1957.
El suscrito, capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, respetuosamente se presenta ante el general Felipe Collazos, jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército, lo saluda y dice:
1. Que, respecto a los graves acontecimientos registrados en la Guarnición de Borja, a los que se refiere el oficio del coronel EP Peter Casahuanqui que le adjunta, el SVGPFA ha efectuado una minuciosa investigación que ha permitido establecer los hechos siguientes:
a. Durante los ocho días que permaneció el convoy número 25 en Borja (22 al 30 de septiembre), el tiempo en toda esa región no dejó absolutamente nada que desear, resplandeciendo el sol, no lloviendo ni una sola vez y estando las aguas del río Marañón muy tranquilas, según los partes meteorológicos de la Fuerza Aérea Peruana y de la Armada Peruana que se acompañan.
b. Las declaraciones de todos los miembros del convoy número 25 coinciden en afirmar de manera
categórica que su permanencia en Borja se debió a que la hélice de Dalila fue aviesamente desmontada por manos ignotas, a fin de impedir la partida del avión y retener al convoy en Borja, puesto que al octavo día la hélice reapareció montada en el aparato de la misma manera misteriosa.
c. Asimismo, todos los miembros del convoy número 25 coinciden en afirmar que durante los ocho días de estacionamiento obligatorio en Borja, las visitadoras Coca, Peludita, Flor y Maclovia (esta última sólo mientras estuvo en la Guarnición, claro está) fueron inducidas a conceder prestaciones diarias y repetidas a todos los oficiales y suboficiales de la unidad, en contra del reglamento del SVGPFA que exceptúa de sus beneficios a los mandos altos e intermedios, y sin que dichas prestaciones fueran económicamente retribuidas.
d. El piloto de Dalila asegura que la razón de su encierro en el calabozo de Borja fue, exclusivamente, haber intentado impedir que las visitadoras brindaran las prestaciones antirreglamentarias y
adhonorem que se les exigían, las que suman, según cálculos aproximados de ellas mismas, la elevada cifra de 247.
e. El suscrito quiere hacer constar que no comunica los resultados de esta investigación con el ánimo de contradecir el testimonio del coronel EP Meter Casahuanqui, destacado jefe del Ejército a quien estima y respeta, sino como una simple colaboración encaminada a ampliar el informe de dicho jefe y a que resplandezca toda la verdad.
2. De otro lado, tiene el honor de hacerle saber que la investigación llevada a cabo por el SVGPFA sobre la fuga y posterior matrimonio de la visitadora Maclovia con el ex sargento primero Teófilo Gualino, coincide matemáticamente con la versión contenida en el oficio del coronel EP Peter Casahuanqui, alegando sólo la suscrita que el ex sargento Gualino y ella se apoderaron de un deslizador de la Guarnición en calidad de préstamo, por ser el río el único medio de salir de Borja,
y que era su firme intención devolverlo en la primera oportunidad. La visitadora Maclovia ha sido expulsada del SVGPFA, sin indemnizaciones y sin carta de recomendación por su irresponsable comportamiento.
3. El suscrito se permite hacer observar a la superioridad que el origen de estos incidentes, como de la mayoría que se han registrado pese a los esfuerzos del SVGPFA y de los oficiales responsables de los centros usuarios, es la dramática falta de efectivos de este Servicio. El equipo de veinte (20) visitadoras (diecinueve en la actualidad, pues la dicha Maclovia no ha sido aún reemplazada), no obstante la dedicación y buena voluntad de todos los colaboradores del SVGPFA, es totalmente insuficiente para cubrir la absorbente demanda de los centros usuarios, a los que no podemos atender como sería nuestro deseo, sino, con perdón de la expresión, a cuentagotas, y este racionamiento motiva ansiedad, sentimientos de frustración y, a veces, actos precipitados y lamentables. Una vez más el suscrito se permite exhortar a la superioridad a que dé un paso vigoroso y audaz, consintiendo en que el SVGPFA aumente su equipo operacional de veinte (20) a treinta (30) visitadoras, lo que significará un progreso importante en pos de la todavía remota cobertura de la llamada por la ciencia "plenitud viril" de nuestros soldados de la Amazonía.
Dios guarde a Usted.
Firmado:
capitán EP (Intendencia) PANTALEÓN PANTOJA
Adjuntos: oficio del coronel EP Peter Casahuanqui, jefe de la Guarnición de Borja (sobre el río Marañón) y dos (2) partes meteorológicos de la FAP y de la AP.
ANOTACIÓN:
Transmítase el anterior informe del capitán Pantoja al general Roger Scavino, comandante en jefe de la V Región, con las siguientes instrucciones:
1. Efectuar una investigación inmediata y detallada sobre lo ocurrido en la Guarnición de Borja, entre el 22 y el 30 de septiembre, con el convoy número 25 del SVGPFA y castigar severamente a quienes resulten responsables, y
2. Acceder a la solicitud del capitán Pantoja y suministrar al SVGPFA los fondos necesarios para que aumente su equipo operacional de veinte a treinta visitadoras.
Firmado:
general FELIPE COLLAZOS, jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército.
Lima, 10 de octubre de 1957
Oficio confidencial del contralmirante AP Pedro G. Carrillo, jefe de la Fuerza Fluvial del Amazonas, al general EP Roger Scavino, comandante en jefe de la V Región (Amazonía).
Base de Santa Clotilde, 2 de octubre de 1957
De mi consideración:
Tengo el honor de hacerle saber que hasta mí han llegado, desde las diferentes bases que la Armada tiene dispersas por la Amazonía, manifestaciones de sorpresa y descontento, tanto de la marinería como de la oficialidad, en relación con el Himno del Servicio de Visitadoras. Los hombres que visten el inmaculado uniforme de la Naval lamentan que el autor de la letra de dicho Himno no haya creído necesario mencionar ni una sola vez a la Armada Peruana y a la marinería, como si esta institución no fuera también auspiciadora de dicho Servicio, al que, ¿es preciso recordarlo?, contribuimos con un barco transporte y su respectiva tripulación, y con un porcentaje equitativo de los gastos de mantenimiento, habiendo cotizado hasta ahora con puntualidad sin tacha los honorarios que nos han sido fijados por las prestaciones requeridas.