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– Dime, ¿qué celebran? -preguntó Melody.

Retrocediendo del armario, Laura miró a su amiga sorprendida:

– ¿Acaso no viste las noticias anoche? Te dejé una nota avisándote.

– Oh, eso -haciendo un gesto con la mano, Melody se dirigió a la heladera y se sirvió un vaso de té de ginseng.

– ¿A qué te refieres con “oh, eso”? ¿Lo viste? ¿Viste a Brent?

– Laura -Melody la miró como si tuviera un tornillo flojo-. Brent aparece todas las noches en el noticiario.

– No en el noticiario nacional. La cadena nacional recogió su informe especial sobre Robby. ¡El noticiario nacional!

– Por lo que dices, parece un gran acontecimiento.

– Es un acontecimiento extraordinario. Brent estaba tan excitado cuando llegó a casa anoche, deberías haberlo visto -un acalorado sonrojo tiñó sus mejillas al recordar exactamente lo “excitado” que había estado. Entró por la puerta y la tomó en sus brazos, riéndose y girando junto con ella. Ni siquiera habían llegado al dormitorio cuando cayeron al suelo y la besó hasta hacerla perder la noción del tiempo. Teniendo en cuenta lo preocupados que habían estado explorando sus cuerpos el resto de la noche, supuso que lo podía perdonar por no mencionar la fiesta hasta la mañana siguiente.

– ¡Aja! -exclamó, hallando algunos boles que podía usar para las papas y salsa-. Ahora sólo tengo que cambiarme y volver a casa de Brent antes de que comiencen a llegar sus invitados… o antes de que Brent tenga un ataque de nervios por el hecho de invitar por primera vez gente a su casa. -Acompañada por los perros que corrían a su lado, se dirigió a su habitación-. Te digo francamente -llamó a voces por encima del hombro-, cuando se trata de ser puntilloso, ese hombre es peor que todo el comité de recaudación de fondos para el Tour de las Mansiones.

Aun así, no podía quejarse, ya que sabía lo que significaba para Brent abrirse para dejar que entrara gente en su casa.

– Hablando de Beason’s Ferry -dijo Melody mientras seguía a Laura a la habitación-. Tengo un par de mensajes telefónicos para ti.

El corazón le dio un vuelco y retrocedió del ropero.

– ¿Mensajes telefónicos? -preguntó esperanzada-. ¿De mi padre?

– Lo siento -Melody la miró apenada-. Son ambos de Greg.

– ¡Uf! -Laura rezongó y volvió a buscar entre su ropa. Eligió un conjunto de shorts en colores fuertes, y lo llevó a la cama-. ¿Qué quiere ahora?

– Oh, nada especial, excepto decir que viene a Houston para verte… esta noche.

– ¿Viene a Houston? -Laura miró boquiabierta.

– Esta noche -Melody tuvo la audacia de sonreír-. ¿Ves? Te dije que esto sucedería si no le devolvías los llamados.

Laura lanzó un lamento:

– Esperaba que si lo ignoraba lo suficiente, se daría por aludido y dejaría de molestar -se quitó la camiseta y los vaqueros, y se puso el colorido conjunto-. Sinceramente, no entiendo a ese hombre. Realmente no lo entiendo. Jamás tuvo una personalidad posesiva cuando salíamos. ¿Entonces por qué actúa así ahora?

– Aparentemente cree que hay una posibilidad de que vuelvan a estar juntos.

– Pues, eso es imposible -dijo Laura.

– ¿Estás segura? -el tono de broma desapareció y parecía casi esperanzada-. Me refiero a que ¿realmente estás segura de que no volverás a estar con él?

Laura echó un vistazo hacia arriba, confundida por el cambio de humor de su amiga.

– Por supuesto que estoy segura.

– ¿Pero qué sucede si tú y Brent rompen? ¿Volverías con Greg en ese caso?

– Por supuesto que no -casi se ríe de sólo imaginarlo-. Sabes muy bien que no rechacé la propuesta de Greg por Brent. La rechacé porque me di cuenta de que los dos seríamos desdichados si me casaba con él. No me interpretes mal, creo que Greg es un gran tipo, y algún día será un esposo maravilloso para una mujer de buen corazón. Sólo espero que encuentre a esa mujer pronto, para que me deje tranquila.

Melody soltó un bufido descortés:

– Si lo que necesita es una mujer buena, habría hecho bien en casarse contigo.

Laura observó a su amiga, mientras se sentaba en la cama para cambiarse de zapatos:

– ¿Estás bien, Mel? Pareces un poco deprimida esta noche.

– Sí, estoy bien. Al menos, eso creo -Melody se sentó al lado de Laura sobre la cama. Percibiendo el humor de su dueña, Chakra apoyó la cabeza sobre su regazo. Melody frotó su negra oreja caída, al tiempo que éste la miraba con grandes ojos tristes-. Supongo que me he estado sintiendo un poco vieja últimamente.

– No tienes nada de vieja -Laura se rió suavemente.

– Tal vez no lo sea, pero últimamente parece que hablo más con tu ex novio que con la gente de mi edad.

– Oh, Melody. Greg sólo tiene ocho años menos que tú, así que no es como si él fuera un niño y tú una anciana.

– Me siento anciana.

– Pues, no lo pareces -abrazó los hombros de su amiga-. ¡Luces maravillosa!

– Gracias -Melody esbozó una tibia sonrisa-. ¿Sabes? Es extraño… emocionalmente, siento que apenas estoy preparada para comenzar una vida adulta, mientras que la mía está casi terminada.

Laura frunció el entrecejo, sabiendo que debía volver a casa de Brent, pero no queriendo dejar a su amiga en semejante estado.

– Oye, ¿por qué no te olvidas de las pinturas por una noche y vienes a la fiesta conmigo?

– No -Melody sacudió la cabeza-. Cuando me siento deprimida, he aprendido que se pasa más rápidamente si me recluyo un rato. Y cuanto más rápido te vayas, más rápido me podré recluir.

– ¿Estás segura? -preguntó Laura-. Podría quedarme unos minutos si quieres hablar.

Melody parecía a punto de decir que no, pero luego suspiró:

– Últimamente se me ocurren unas ideas insólitas.

– ¿Como cuáles?

– Como: “¿Realmente quiero pasar el resto de mi vida sola?” -Chakra gimió, y Melody volvió a frotar su oreja-. Cuando dejé a Roger, creí que deseaba libertad, independencia, escapar a las restricciones de la vida matrimonial. Pero últimamente he comenzado a preguntarme si tal vez no era lo contrario. Tal vez lo dejé porque finalmente estaba preparada para ser una esposa.

– Creo que no te entiendo bien.

Melody encogió los hombros.

– Roger fue un padre sustituto más que cualquier otra cosa, y yo ya era lo suficientemente madura como para necesitar eso. Quería, o mejor dicho, quiero, un esposo de verdad: un compañero, un cónyuge, un hombre que sea amante y amigo a la vez -se volvió para mirar a Laura-. ¿Entiendes a lo que me refiero?

– Sí -Laura suspiró, pensando en Brent-. Entiendo exactamente a lo que te refieres.

– Bueno, al menos tú pareces haber encontrado a un hombre que cumple con todos los requisitos.

– No estoy tan segura -inquieta, Laura se dirigió al tocador para cepillarse el cabello.

– ¿Qué? -preguntó Melody, observando el reflejo de Laura en el espejo-. Pensé que las cosas marchaban de maravilla entre los dos. Cada vez que los veo juntos, está prácticamente comiéndote con la mirada.

Laura dio vueltas al cepillo que tenía en la mano, imaginando la mirada que tan a menudo emanaban sus ojos cuando la miraba. Algunas veces ella sentía como si las palabras “Te amo” estuvieran en la punta de su lengua. Pero jamás las pronunciaba. ¿Cuánto tiempo podía esperar para oír esas palabras? ¿Saldría corriendo si las pronunciaba ella primero?

– ¿Laura? -preguntó Melody-. Las cosas andan bien con Brent, ¿no es así?

– ¿Hmmm? Oh, sí, por supuesto -cuando su amiga enarcó una ceja, Laura suspiró-. Bueno, tal vez no perfectas, pero ¿quién tiene una relación perfecta?

– ¿Cuál es el problema?

Una pregunta complicada, pensó Laura, sin respuesta clara.