La diversión llenó su mente. Soy un antiguo Carpato, minan, y mucho más poderoso de lo que puedes concebir. Soy tu compañero y es mi deber ocuparme de tu bienestar. No creas que porque soy amable contigo, carezco de la habilidad para hacerme cargo de tus necesidades.
Si cualquier otra persona le hubiera hablado así, Solange se hubiera burlado de ella, pero Dominic era un Carpato, y había visto y sentido su poder. Y tenía algún tipo de poder sobre ella. Uno que no terminaba de entender.
Claro, que puedes intentarlo, Solange, pero si lo hicieras sería en contra de mis deseos y me decepcionarías. Nuevamente no había censura en su tono de voz, no había enfado. Simplemente esperaba que ella tomara la decisión.
El corazón se le encogió en el pecho. El dolor era tan real que estrujó el edredón que tenía firmemente aferrado entre los puños contra su dolorido corazón y bajó el rostro hacia el reconfortante material. No estaba llorando. Estaba en forma humana.
Dominic movió el brazo. Ella lo sintió. Él le toco el cabello y ella percibió el tremendo esfuerzo que suponía. Nunca he tenido el placer de yacer junto a un jaguar.
Eso fue todo. Una simple oración, pero Solange cerró los ojos, agradecida por algo, por cualquier cosa, que ahuyentara sus recuerdos. Tomó aliento y se obligó a mirarlo.
Era tan hermoso. Cada músculo estaba cuidadosamente esculpido, el grosor de los brazos y el pecho la hacían sentir pequeña en comparación… casi femenina. Se reclinó sobre él y le rozó el pecho con los senos, prácticamente se arrastró sobre él para poder estudiar su rostro. Sus ojos estaban cerrados, pero sintió que la veía. Quizás solo estaba en su mente, pero no se sentía así. A ella le parecía como si su poder llenara la habitación y la rodeara con calidez, con aceptación.
No la menospreciaba porque llorara. O se encolerizara. O asesinara. Lo aceptaba todo en ella. Dudaba que pensara mal de ella si intentaba salir, y no le cabía duda que ni ella ni su jaguar encontrarían la forma de salir de la habitación. No iba a desperdiciar su fuerza intentándolo. No quieres decepcionarlo, la provocó su lado guerrero.
Se sentó a horcajadas sobre él, se inclinó hacia delante y le enmarcó el rostro con las manos. Era tan increíble, el único hombre que nunca pensó encontrar. No sabía que pudiera existir alguien como él. Podía ver su mente, sabía que era el tipo de hombre que protegería a una mujer, que lucharía a muerte por ella. Acarició levemente sus fuertes facciones. No era un niño. Era un rostro poderoso, para un hombre poderoso. Había elegido el deber hacia su gente, algo que ella podía entender. Pensaba que iba a morir.
– Hay tantos hombres terribles en el mundo, Dominic, hombres que hacen cosas horribles a los más débiles solo porque tienen el poder de hacerlo. Ya no entiendo nada. ¿Por qué fuiste elegido tú para una misión tan terrible, y no uno de ellos?
Yo elegí, fél ku kuuluaak sívam belso… amada. No sabía que tú estabas en este mundo. Iba a ir al siguiente con la esperanza de encontrarte.
Obviamente era conciente de sus manos sobre él. Ella suspiró y salió de encima de él, temiendo estar demasiado necesitada de su contacto, de su sabiduría. De su compañía.
– ¿Siendo así habrías elegido no emprender esta misión? ¿Si hubieras sabido de mi existencia hubieras permitido que otro tomara tu lugar?
Una imagen de Zacarías acudió a su mente. Él se ofreció. Quería que fuera a un sanador e intentara extraer la sangre. Dijo que iría en mi lugar.
Su corazón se contrajo cuando él repasó el intercambio en su mente.
– ¿Porque soy su familiar? Lo despreciaba. Es tan… dominante. -Estaba avergonzada-. No tenía idea de que pudiera hacer una cosa así por una mujer que nunca ha conocido.
Ama a sus hermanos. El recuerdo de ese amor y de su honor lo han sustentado todos estos largos e interminables años, Solange. Cree que no puede vivir con una mujer, que se sentiría agraviada por su autoridad. Tiene poca cosa aparte de servir a los que ama.
Ella se presionó firmemente los ojos con las palmas de las manos.
– ¿Por qué no aceptaste? -mientras esperaba la respuesta, le latía el corazón con fuerza.
Yo tengo la mejor oportunidad de luchar contra la atracción del reclamo de la lujuria de sangre. Soy un Buscador de Dragones. No le pasaré este trabajo a otra persona, en beneficio de mi propio placer. Emprendí este camino y debo seguirlo.
Ella dejó escapar el aire. Por supuesto que haría lo adecuado. Era honorable.
– Cuando Juliette encontró a Riordan en ese laboratorio, se llevaron a Jasmine. Lograron atrapar a mi madre, a mi tía y a la pequeña Jasmine, aunque yo había jurado protegerlas… especialmente a ella. Había un jaguar que podía cambiar parcialmente. Nunca había visto algo como eso. Ninguna de nosotras podía hacer eso, ni mi madre ni mi tía Audrey. Cuando vi eso comprendí cuan fuertes eran.
Guardó silencio y él simplemente esperó a que continuara. El silencio se extendió un largo rato, pero él nunca se agitó, ni siquiera en su mente. Ella podía sentir su presencia allí, pero no la presionó. Si deseaba compartir la escucharía, pero no la obligaría a hacer confidencias.
Solange suspiró. Nunca había necesitado a nadie, y contarle sus secretos era atemorizante pero liberador a la vez. Respetaba sus habilidades como guerrero. Deseaba matar a Brodrick. No deseaba morir en vano dejando a su padre biológico para que continuara con su despreciable depuración de cualquier casta de jaguar que no fuera pura.
– Comencé a practicar. A correr y a transformarme. A saltar de los árboles y a transformarme. Sobre todo a transformarme parcialmente, y me volví muy buena haciéndolo. Los de sangre pura pueden hacer cosas que otros jaguares no pueden. Mi sangre es pura, Dominic, pero también es real. Por lo que sé solo quedan dos personas en el mundo con mi tipo de sangre.
Llevó la mano hacia atrás y se tocó las marcas de mordiscos que casi habían desaparecido de su hombro, gracias a los cuidados de Dominic.
– Soy mucho más rápida de lo que él piensa. Tal vez tan rápida o más rápida que él.
Así que planeas enfrentarte a él.
Prestó atención buscando la censura en su voz, pero como siempre sonaba estrictamente neutral.
– Es lo último que él esperaría. Y ahora sabe que soy su hija, que tengo sangre real. Por vil que parezca, creerá que soy su última oportunidad de tener un heredero. No es el tipo de hombre que permita que un detalle menor como el incesto le detenga.
Crees que dudara en matarte, que buscará incapacitarte de alguna forma.
– Lo que representaría otra ventaja.
Él te hundió los dientes, las garras.
– Pero me mordió el hombro, no el cuello.
Levantó la mano para acariciar las cicatrices que tenía allí, donde tanto tiempo atrás las garras de Brodrick se habían hundido en su cuello en un intento de matarla. ¿Se había movido ella lo justo para que resultara mucho más superficial de lo que él se había propuesto? No tenía idea de qué la había salvado. Recordaba su rostro, retorcido de asco, salpicado de sangre, y esos ojos malignos mirándola. La había agarrado por el cabello, la había sacudido, le había golpeado el cuello con la garra y luego, al igual que había hecho con las otras chicas antes que ella, la había arrojado fuera de la cabaña hacia el claro con los otros cuerpos que consideraba basura.
Entonces intentará mantenerte con vida, y si no tienes éxito en tu intento de matarlo y te captura, te forzará a engendrar a su hijo, tal como el mago forzó a mi hermana a portar el suyo.
Su corazón se condolía por él. No había tomado en consideración que la situación era muy similar a su pasado. Su tono de voz no evidenciaba nada, pero de todas formas, la censura estaba allí, en sus palabras. Deseaba poder tranquilizarlo, pero no le mentiría.