Podía verlo. Desde luego parecía intimidante. El segundo hombre era delgado, con ojos fríos y opacos de asesino. Llevaba ropa informal y la hizo temblar sin razón alguna. Tenía el cabello más largo y echado hacia atrás, al estilo habitual de los carpatos. Tenía la mandíbula pronunciada y balanceaba ociosamente una cadena. Estaba de pie, a distancia de los demás, y su mirada no se perdía nada.
Akos. Solía viajar con un halcón. No me sorprendería si utilizara un águila harpía para vigilar los cielos, le advirtió Dominic. Donde quiera que va, hay un baño de sangre.
Genial. Él y Brodick probablemente sean amigos.
Los hombres como Brodrick y Akos no tienen amigos, sólo gente a lo que utilizan como peones. No lo subestimes. Si tienes la oportunidad de matarlo, aprovéchala cuando comience el frenesí.
Solange se sentía un poco incómoda con la palabra frenesí.
¿Qué vas a hacer?
Los enfrentaré los unos cona los otros. Tan pronto como Joseph me informe de que el virus ha tenido oportunidad de funcionar introduciéndose en los ordenadores y destruyendo los datos y de extenderse por la red, destruiré el laboratorio también.
– Los va a enfrentar los unos con los otros -murmuró ella en voz alta. Tenía en la cabeza una imagen de los vampiros devorándose los unos a otros.
Volvió a subir al árbol y encontró su lugar de descanso favorito. Dos ramas que formaban una agradable y pequeña base para que descansara cerca de sus armas. Su rifle de francotirador preferido estaba esperando y lo comprobó como de costumbre. Nadie había perturbado su punto ciego, pero buscó pistas, siempre cuidadosa de los hombres-jaguar.
Estoy en posición. Usó la mira para tener una mejor visión de sus blancos.
La tercera imagen que le envió era la de un hombre bajo y fornido que fácilmente podría haber pasado por un hombre jaguar. Tenía gruesos y fibrosos músculos en el marco de un cuerpo de culturista.
Su nombre es Milan. Intentará superarlos a todos en crueldad sólo para demostrar su valía. Si no puedes cogerlo, te largas. Si sólo dispones de tres disparos, Solange, utiliza uno de ellos con él.
Lo haré. Sé lo que estoy haciendo.
Pueden volar, le recordó.
Ella le inundó su mente con calidez. Era extraño tener a alguien preocupado por su bienestar.
No soy la única en la guarida del león. Muéstrame al último.
Este es Kiral. El hombre había elegido la forma de un hombre joven y viril. Vestía pantalones vaqueros ceñidos, y Solange dudaba seriamente de que el bulto del frente fuera realmente suyo. Estaba bastante segura de que se había puesto relleno en los pantalones.
Puede elegir su forma, le recordó Dominic.
Podía oír el humor en su voz.
Eso es simplemente obsceno. Me asusta con ese paquete. Creo que voy a dispararle a él primero.
La suave risa de Dominic calmó sus nervios.
Se tomó su tiempo estudiando a cada objetivo potencial. Los vampiros estaban hablando todos a la vez, pero podía sentir la tensión en el aire, a pesar de la distancia. La lluvia caía constantemente, volviendo su refugio un poco resbaladizo, y se ató a un par de lianas para mayor seguridad. La tormenta tronó, y por dos veces, en la distancia, un rayo se bifurcó.
El aire estaba cargado, como si la violencia fuera a estallar en cualquier momento. Se dio cuenta de que no era la única que lo sentía. Había movimiento en el techo del laboratorio. Los guardias se arrastraban por la azotea plana, permaneciendo agachados, poniéndose en posición. Estaban fuertemente armados y Felipe los lideraba. Solange estaba bastante segura de que Dominic le había incitado de alguna manera a reunir a sus hombres para defenderse de una amenaza potencial, pero ella sabía que eran el cebo.
Giles continuó agitando a los vampiros, lanzándoles planes y haciendo hincapié en la tecnología y en cómo Mikhail Dubrinsky, el Príncipe del pueblo carpato, vivía en la oscuridad y se negaba a cambiar con los tiempos. Solange pudo ver que la agitación de la multitud había aumentado y muchos de ellos estaban teniendo problemas para mantener la ilusión de su apariencia. El hambre los golpeaba y el olor a sangre era pesado en el aire. Nosabía cómo estaba amplificando Dominic el olor con la lluvia que caía, pero lo estaba logrando.
Con eficiente precisión encajó la mira en el arma y el rifle en el hombro. Estaba segura de que el frenesí estaba a punto de comenzar.
Capítulo 19
Esperaré hasta que lo veas, aunque me lleve la eternidad…
Solange, mi asombroso regalo sin precio.
De Dominic para Solange
– Cuando Dubrinsky abandone su guarida y corra a ayudar a la aldea, será demasiado tarde, habremos matado a su gente. La sangre correrá en ríos por las calles. Los nuestros se darán un banquete más allá de lo imaginable, celebrando nuestro nuevo orden del mundo -continuó Giles, el maestro vampiro.
Los vampiros rugieron otra vez, pero esta vez el sonido no fue exactamente igual de fuerte. Más de ellos se alejaron del círculo interior para mirar ávidamente hacia el laboratorio donde los humanos vivían y trabajaban. Dominic empujó su necesidad de sangre tan lejos como se atrevió. Quería más información, y el control de Giles sobre su cónclave comenzaba a desenmarañarse rápidamente.
– Nuestro títere aguarda nuestras órdenes. Será programado para conducir un camión con la bomba al interior de la casa del príncipe. Su compañera está embarazada. Los conseguiremos a todos. Desde debajo del suelo, dos de los nuestros destruirán todo lo que haya por encima de ellos. Y desde el aire, destruiremos todo hacia abajo. Una vez que él haya desaparecido, el recipiente dejará de existir.
Dominic esperó a que el rugido de aprobación se calmara.
– ¿Qué hay de su hija? -preguntó, manteniendo la voz tan baja que los vampiros tuvieron que esforzarse para oír.
Giles pareció molesto.
– No importa. Es una hembra.
Ha pasado demasiado tiempo en compañía de Brodrick. El sarcasmo de Solange llenó su mente. Los hombres-jaguar se están escabullendo al bosque. Presienten que algo va a suceder y no desean forman parte de ello, agregó.
¿Van hacia ti?
La idea de que los hombres-jaguar pudieran ir tras ella mientras él estaba ocupado le conmocionó. Debería haber estado preparado para que abandonaran el lugar. Los animales salvajes tenían unos sentidos afilados, leían las emociones. No podían pasar por alto el hambre voraz y el descontento de los vampiros. Hasta era posible que el hambre les hubiera atrapado también y hubieran ido de caza.
No. Pero permaneceré alerta. Tú sólo preocúpate por estar en un nido de asesinos muy peligrosos.
Y tú recuerda que donde estén esos dos, Brodrick no andará lejos.
Él sintió su intranquilidad y supo que se estaba concentrando en protegerle a él más que a sí misma. Se tragó su inclinación a darle la orden de retirarse. Ella no lo haría. Él no lo habría hecho si sus posiciones hubieran estado invertidas. Tenía que confiar en sus habilidades.
Te amo.
Dos pequeñas palabras. El tono de Solange tranquilo y suave. Respiró. Ella tendría cuidado. Él la necesitaba y ella lo sabía.
Su orquesta estaba en posición, todo lo que tenía que hacer era comenzar a dirigirla. Envió las piezas del plan a Zacarías. No tenían el calendario, pero Giles no iba a darlo, no cuando querían poner a pruebasu plan primero. Era ahora o nunca. Tenía que destruir a tantos de los no muertos como fuera posible. No quería que nadie escapara para que supieran que su plan había quedado comprometido, así que este frenético frenesí tenía que comenzar con otra persona. Miró a los vampiros de confianza de Giles.
Estás sonriendo.
¿Lo estoy? Quizá me siento un poco malvado.
La sintió tomar un aliento tranquilizador. Él hizo lo mismo y se estiró en busca del técnico en el interior del laboratorio. Toma el arma del guardia y hiere a los investigadores de dentro del edificio. Oblígalos a salir fuera.