Gracias a Rosella y a su increíble pasión. ¡Sueña tan bien que al final también tú te acabas creyendo esos sueños!
Gracias a Silvia, Roberta y Paola, aunque sólo nos conozcamos por teléfono, pero se han portado de maravilla, y gracias también a Gianluca, a quien conocí en persona cuando vino a traerme las pruebas y se fue de inmediato sin darme tiempo siquiera a que le invitase a un café.
Gracias a Giulio y Paolo, que me invitaron a una cena en Milán muy especial, pero sobre todo agradable, que muchas veces es lo más difícil.
Gracias a Ked, que me hizo conocer a todas esas personas.
Gracias a Francesca, que quiere cambiarse el ciclomotor, pero no acaba de hacerlo… Se divierte mucho siguiendo mis aventuras. Y siempre me aconseja con humor y sabiduría.
Gracias a todos mis amigos, los de verdad, los que siempre han estado y también están en esta novela. Me han acompañado también en momentos dolorosos, haciendo que ese dolor me resultase más llevadero.
Gracias a Giulia, que ha sido sumamente paciente y ha estado siempre a mi lado con su hermosa sonrisa. Ella ha sido mi verdadero faro en estos tiempos de tormenta, cuando el mar está agitado y uno pierde de vista la tierra.
Gracias a Luce que, como siempre, me hace reír, y a mis dos hermanas, Fabiana y Valentina, que me gustaría que riesen siempre.
Y, por último, un agradecimiento especial a mi amigo Giuseppe. Qué puedo decir… A veces las cosas son tan bellas que si dices algo corres el riesgo de estropearlo todo. En ese caso, prefiero callarme y decir simplemente gracias, papá.
Federico Moccia
Federico Moccia (1963) nació en Roma. Trabaja como diseñador de escenografías para cine y teatro. Hasta el año 2008 ha publicado en italiano tres obras: Tre metri sopra il cielo (Tres metros sobre el cielo), Ho voglia di te (Tengo ganas de ti) y Scusa ma ti chiamo amore (Perdona si te llamo amor), de las cuales ha vendido más de tres millones de ejemplares. De todas ellas se ha hecho la versión cinematográfica en Italia.
Su primera novela Tre metri sopra il cielo fue rechazada por todas las editoriales, por lo que Federico Moccia decidió publicarla por su cuenta, en 1992, en una edición mínima pagada por el propio autor y que se agotó inmediatamente, fue fotocopiado una y otra vez, y circuló de mano en mano hasta que se reeditó en 2004, cuando una gran editorial apostó por el autor y lo catapultó a la fama, convirtiendo su obra en un espectacular éxito de ventas.