También está presente en el «Coro juvenil de swing»: Trevor la Puta. Y también la agente Magda.
En otro recinto del mismo pasillo, en la ubicación de la nutrición del mediodía, los ojos del agente-yo presencian a Tibor, Mang, Chernok, Tanek, Otto y Vaky; todos los agentes intentan sacarse de la cabeza las letras estúpidas de las canciones, infectados por el lenguaje sin valor de la poesía occidental corrupta. Inservible poesía y música americana que no celebran el sacrificio de una vida entera para preservar el Estado. Que no vaticinan un futuro luminoso de resplandecientes armas nucleares, trigo abundante y relucientes fábricas. No, lo único que hacen la mayoría de las canciones americanas es animar a disfrutar de actos prematuros necesarios para la reproducción, a obtener permiso para entremezclar óvulo y semilla entre compañeros al azar ocupando el banco trasero acolchado de un automóvil.
La estructura educativa americana sirve una función primaria de presentarte a tus compañeros de reproducción. Durante las sesiones, muchas hembras viables forman pandillas y se aglutinan en torno a los cotilleos verbales. Pestañeando con las cubiertas de piel de los ojos en dirección al macho potencial más simétrico. Los jóvenes masculinos mesomorfos, identificados como objetivos por sus semillas, caminan pavoneándose entre nubes hediondas de infección por hongos en la entrepierna adquirida por llevar suspensorios atléticos poco limpios.
Todo el mundo debe cantar cosas absurdas o no se le permite acceder a la universidad, ni tampoco a clases de física ni a entrenamientos avanzados. Se les obliga forzosamente a cantar cómo anhelan una ubicación en lo alto del espectro arqueado de longitudes de onda lumínica creado por la precipitación atmosférica. La misma canción expresada por Judy Garland, mártir desoladora, peón sacrificado de la maquinaria del entretenimiento capitalista a manos de un complejo combinado de fármacos.
Si no cantan, los jóvenes están condenados a la pobreza. Se les niega todo posible progreso en la vida y toda realización personal.
Durante el «Coro juvenil de swing», mientras nos obligan a ponernos de pie formando cercas, hileras diversas de cercas humanas, y a cantar canciones de lavado de cerebro, la agente Magda se inclina por detrás de este agente, acerca su boca a la oreja del agente-yo para formar un susurro y dice:
– ¿Camarada? -Dice-: ¿Comienza usted fase uno de Operación Estrago?
La boca del agente-yo se limita a articular con los labios la forma de la letra de la canción, sin cantar, y dice a modo de respuesta:
– No, camarada.
A fin de obtener adiestramiento en química orgánica o en estadísticas de flujo de partículas nucleares, hay que llevar a cabo multitud de rituales idiotas: pintar cuadro, voleibol, realizar vals, fabricar poesía, participar en partidas de esquivar pelota, gritar canciones idiotas o bien torturar violín o piano usando muchas notas falsas. El total de la mayoría de los días consiste en tareas inútiles. La peor tortura posible, contemplar el desperdicio de la juventud.
Y peor que el tiempo malgastado es cómo la canción idota ocupa la cabeza del agente-yo. Canción que trata de balancearse con movimiento lateral del lejano cuerpo solar, y a continuación transportar las iluminaciones del cuerpo lunar hasta un domicilio contenido dentro de recipiente de cristal… La canción idiota expulsa de la cabeza todo el conocimiento útil. El «Coro juvenil de swing» es una conspiración que oprime a los jóvenes de América y los convierte en futura fuerza de trabajo esclava, para que canten millones de canciones idiotas mientras trabajan friendo hamburguesas de carne. Sumergiendo patata frita de Francia en las profundidades de una cubeta llena de grasa hirviendo.
El susurro de Magda dice:
– A estas alturas el agente Chernok ya ha puesto su semilla en varias hembras americanas. -Dice-: El agente Mang ha plantado un embrión en la propia madre-huésped.
Magda insiste en que hay que completar pronto la fase uno. Dice:
– Camarada, ¿ha puesto usted semilla en su propia hermana- huésped?
Para que conste en acta el peor de los efectos: la canción idiota expulsa de mi cabeza la mayoría de los verbos irregulares del chino mandarín. Erosiona todo mi conocimiento del portugués. La letra idiota de la canción asfixia mi entendimiento del cálculo de ecuaciones de campos avanzados. Devasta y empuja al olvido los recuerdos almacenados de cómo accionar rifle de asalto de cañón medio fabricado en Irán Khaybar KH2002. Va ocupando espacio hasta que ya no recuerdo cuántas balas por minuto puede disparar el rifle de asalto ucraniano Vepr.
Para que conste en acta, solo dentro de su cabeza el agente- yo dice: «No. Este agente no fornica encima de hermana-gata». Pero en cambio, informando del propio estatus a modo de respuesta, digo:
– Camarada agente treinta y seis… -Digo-: Ocúpese de misión propia, ¿ya transporta usted embrión americano?
No hay respuesta. Solo berridos de multitud americana de príncipes y princesas perfumados con la miseria de sus prendas de colores vivos cosidas por trabajadores del Tercer Mundo. Con sus pantalones donde tiemblan aparatos telefónicos de plástico, aguardando respuesta. Otros jóvenes tocan los teclados con los pulgares para componer palabras impresas en inglés, transmitiendo mensajes constantes.
Envuelto en la niebla de la canción idiota, el susurro de la agente Magda dice:
– No, no he recibido semilla americana… -Dice-: Sin embargo, he formulado importante plan para adquirirla.
En la hilera de la cerca que se levanta inmediatamente delante de mí, tengo el dorso de los hombros y el cuello de la hermana-huésped. Con su olor a humo de metal de plomo fundido. Con el pelo recogido para caer en cascada sobre el espinazo de la hermana.
Desde detrás, Magda me dice:
– Prioridad primera, cada uno debe engendrar bebé-ancla americano. -Susurra cita del afamado anarquista radical Mijaíl Bakunin y dice-: «La pasión de la destrucción también es una pasión creativa».
Delante, a la hermana-gata le vibra el pantalón. La mano de la hermana hurga para extraer su teléfono del bolsillo propio. Sus ojos miran las palabras del mensaje impresas en inglés. Y devuelve el teléfono al pantalón.
Magda susurra con aliento caliente en mi oído:
– ¡Debes plantar semilla deprisa en ella usando Maniobra del Coito de Conejo: chof-chof!
Cita: «La pasión de la destrucción también es una pasión creativa».
Al momento siguiente, la hermana-gata gira el cuello para observar al agente-yo. Estirando el cuello para echar un vistazo por encima del hombro propio, la hermana-huésped me dice:
– ¿Pigmeo? -Y subiendo la voz para batallar contra el ruido de las canciones, dice-: Me acaba de mandar un mensaje de texto Trevor Stonefield… -Usando la mano propia, el dedo de la hermana-gata lleva a cabo un contacto rápido con la frente propia, luego un contacto con el esternón, luego con el deltoides izquierdo y por fin con el deltoides derecho, formando gesto de superstición: la mano describe la silueta del falso hombre torturado que pende de los palos. A continuación pone los ojos muy abiertos y me dice-: Ten cuidado con Trevor cuando juguemos a esquivar la pelota, ¿vale?
COMUNICADO SÉPTIMO
Empieza aquí el séptimo informe del agente-yo, número 67, sentado en la cámara de dormir de la hermana-huésped. Estructura doméstica de los Cedar. Comunidad suburbana XXXXX. Fecha XXXXX. Para que conste en acta, en la noche de hoy la hermana-gata absorbe toda la luz.
La hermana-huésped se aplica pintura negra en la cara, una cobertura completa de negro, se rodea la boca y los ojos de tal manera que los dientes blancos brillen mucho y que los ojos blancos se vean enormes y parpadeantes como antiguo cabaret con negros falsos. Brazos y piernas ataviados con blusa y pantalón negro. Los pies en calzado de color negro. La blusa negra incluye cuello de cisne. La hermana posa la mirada en los ojos propios reflejados en el espejo que tiene sostenido en la mano propia.