El aliento del perro-puerco apesta a Ritalin. Hedor contaminante de pegamento para aviones de miniatura y masturbación frecuente. Y por debajo… tufo a sangre secreta, látex y sudor de miedo. El perro-puerco no levanta la cara, pero tiene una mejilla marcada con enorme hematoma morado. Edad estimada: 14,5 años.
Entre sus tics de madre-pollo, y agitando un dedo muy estirado, la madre-huésped dice:
– Eh, no seamos racistas…
Se podría hacer con facilidad que los pies del agente-yo golpearan al perro-puerco, bam-bam, con la Patada Mortal de la Cigüeña Voladora Gigante, provocando el colapso del arco cigomático del perro-puerco, impulsando el hueso para que se clavara como una lanza en el cerebro, crac-bum: muerto antes de expulsar la siguiente bocanada de aliento pestilente.
Para la madre-huésped, un rápido plan dim mak, toque fatal en el meridiano de acupuntura, la dejaría muerta al instante y sin dolor igual que un maniquí mook joong.
Para que conste en acta, solamente la hermana-huésped parece un oponente digno. La hermana-huésped es una gata sigilosa. Una gata nocturna, callada pero captando con ojos todo lo que pasa. La hermana-gata pone el fardo envuelto en papel rojo en los dedos del agente-yo y me dice:
– Espero que sea de tu talla.
Los dedos del agente-yo se cierran en torno al paquete, el papel rojo es suave al tacto. Tiro del oro falso del lazo florido, con cuidado de no rasgar el papel ni romper la ligadura. Este agente deconstruye el paquete con el mismo cuidado que si fuera un obús de ignición retardada de cañón turco de artillería pesada T-155 Panter. Dentro, tela negra doblada con escritura en letras inglesas. Despliego la tela para revelar un blusón con inscripción delantera que dice «Propiedad de Jesús» encima de una forma que imita un pez, parecido a los dibujos primitivos de peces de los cavernícolas.
Los compañeros-agentes de misión se aproximan en plena llegada para recoger sus equipajes, las familias-huéspedes objetivos los envuelven con los brazos y dicen: «¡Todos a abrazarse!». La agente Sasha. El agente Vigor. Aceptan agarrar los cordeles de unas pelotas flotantes plateadas que tienen las palabras inglesas: «Bienvenido a Jesús». Otra pelota flotante dice: «¡Sonríe!». Otros paquetes envueltos en papel. Otros agentes están sepultados en gruesas capas de brazos americanos. Todos los americanos intentan en secreto husmear a los agentes, barrerlos con sus ojillos de serpiente en busca de suciedad o de gérmenes de enfermedades extranjeras. Las familias-huéspedes de mis compañeros-agentes se van alejando, caminando a lo lejos hasta que desaparecen por las puertas de aeropuerto hasta sitios donde ya los esperan automóviles. En el margen de la calle de fuera ya resuenan bocinas de coches. Todos los automóviles igual de grandes que casas.
Empieza aquí la fase uno: Operación Estrago.
Los brazos del agente-yo forcejean para ponerse la prenda de tela negra por la cabeza, tiran de la tela hacia abajo para pasarla por los hombros y luego por la cintura hasta que la tela negra queda colgando a la altura de las rodillas y más abajo todavía. El borde de la manga pequeña cuelga sobre los codos. La palabra «Jesús» pende sobre la entrepierna. El cuello del blusón es lo bastante grande como para rodear el cuello y un hombro de este agente.
El padre-vaca jadeante dice:
– Ya la llenarás cuando crezcas. -Dice, con aliento apestoso de flúor-: Ten. -Y me da un trapo de tela fijado parcialmente a la punta de un palo de madera. Una banderita americana del tamaño de una servilleta. Blanca, roja y azul.
El agente-yo coge el palo de madera con los dedos como si fuera un tallo de hierba pestilente. Agito la bandera a rayas para alejar el tufo que rodea a la familia-huésped. Hediondez a grasa de mantequilla. Efluvio de jabón químico para el pelo. Pestilencia inmunda de dinero en metálico americano.
La mano del enorme padre-vaca se levanta, con todos los dedos extendidos como si fuera a hacer un juramento. Los labios del padre-huésped dicen:
– Somos más que una familia. -Y se pone gritar-: ¡Somos un equipo!
La madre-huésped flexiona las dos piernas al mismo tiempo para poder dar un salto y golpear la palma de su mano contra la mano abierta del padre, haciendo un estruendo de palmada al chocar. Y la madre-pollo-huésped grita:
– ¡El equipo Cedar!
Se empieza a notar aquí el delicioso regusto de la familia- huésped, la lengua caliente del agente-yo ya nota el sabor salado de la inconsistente sangre americana. Los dientes del agente ya desgarran la carne de la decadente familia-huésped. La saliva del agente-yo le llena la boca hambrienta y lo obliga a tragar. La lengua del agente-yo relame los labios. Inunda la muela del cianuro. El crujido de los huesos de huéspedes podría ser dulce entre los dientes de este agente. El estómago gruñe. Pronto ellos gritarán chorros de sangre, sus bocas enormes como trompetas bostezarán chorros de sangre, pronto muertos. Venganza suprema.
La etiqueta interior del blusón de Jesús dice en letras de imprenta: «Fabricado en China».
La etiqueta del tallo parecido a hierba de la bandera americana dice en letras de imprenta: «Fabricado en China».
El agente-yo no dice nada en voz alta, pero sí dentro de su cabeza, citando al hebreo renegado y genio corrupto Robert Oppenheimer, padre de la bomba atómica: «Me he convertido en la Muerte, el que destruye los mundos». Al siguiente momento, dirige unos risueños ojos de agente a la familia-huésped objetivo, con la boca del agente compuesta para sonreír, especialmente extraamplia para mostrar muchos dientes blancos y afilados.
Cita: «Es para comeros mejor, queridos».
Y repito la cita dentro de la cabeza: «Me he convertido en la Muerte…».
La madre-pollo dice:
– Te vamos a convertir en un americano… -Con las llaves del automóvil tintineando, y esa barbilla que parece un pico bamboleándose sin cesar, la madre-huésped dice-: Lo haremos, o juro ante Dios Todopoderoso que moriremos en el intento.
COMUNICADO SEGUNDO
Empieza aquí el segundo informe del agente-yo, número 67, a su llegada al centro de distribución de productos de venta al público de ciudad XXXXX. Número de punto de venta XXXXX. Fecha XXXXX. Para que conste en acta, durante el invierno americano los jóvenes asisten a niveles obligatorios de enseñanza; durante el verano, los jóvenes americanos deben atender centro comercial.
La puerta mágica y silenciosa se abre de lado y desaparece dentro de la pared para mostrar un camino hasta el interior. No completamente de cristal, también marco exterior plateado de metal aluminio extrudido, puertas se deslizan del todo para revelar en interior a anciana de pie, mujer esclava ataviada con blusón rojo, con un aparato con muelle sujeto al frente del blusón del que cuelga un letrerito bamboleante, en letras de imprenta: «Doris». La vetusta centinela posa ojo con catarata gris sobre el agente-yo, recorre con la vista a este agente del pelo hacía abajo, y luego, con voz que parece de loro viejo, dice:
– Bienvenido a Wal-Mart. -Dice-: ¿Puedo ayudarlo a encontrar algo?
La boca de este agente finge una sonrisa, su cara imposta una mirada agradable a los ojos. Este agente dice:
– Muy venerada anciana comadre… ¿dónde se vende aquí ametralladora fabricación china tipo 81-S con motor de gasolina y cerrojo giratorio que dispara seiscientos cincuenta proyectiles por minuto?
La cara de anciana momificada en su piel moribunda y el ojo con catarata se limitan a mirarme, sin parpadear.
El agente-yo dice, sonriente:
– Reverenda comadre cercana a la muerte, ¿distribuye usted municiones correctas para rifle de asalto fabricación croata APS de calibre 45 y émbolo largo?
Agente-yo sonríe, respira y espera.
La tráquea fláccida del loro vetusto y la piel colgante experimentan sacudida cuando ella traga saliva. Mancha fina de cera roja se abre en forma de boca, sonrisa de cera fundida hasta dejar simple línea recta.