La bota retumba hasta que el recinto de la cámara de consejos queda en silencio.
Hasta que Magda retira sus susurros. Y deja de tirar de mi túnica.
Hasta que la voz del agente-yo se queda a solas.
Como representante de gran parte de Estados Unidos, este delegado anuncia su disculpa. Anuncia con gran pesar que la nación americana contiene un mero 3,6 por ciento de la población mundial pero consume el noventa y cinco por ciento de los recursos energéticos totales del mundo. Expresa pena por el hecho de que siete de cada diez ciudadanos americanos sufren obesidad de tipo mórbido, con ceguera y amputación de los brazos y piernas. Descargo pesar porque la riqueza de la economía americana se ha construido encima de espinazos de los esclavos africanos. Por el genocidio de los pueblos nativos. Por la explotación de inmigrantes étnicos. Por el sometimiento de ciudadanas femeninas y el sacrificio de hombres reclutados a la fuerza para las matanzas de la guerra imperialista.
En calidad de portavoz de innumerables ciudadanos americanos, este delegado anuncia moción para sancionar a Estados Unidos. Anuncia que esta nación cesará inmediatamente de exportar cultura americana degenerada. Que desbanda de inmediato los estados constituidos y que a partir de ahora creará cincuenta pequeños feudos resultantes. Nación de Montana. Nación de Arizona. Nación de Florida. Cincuenta reinos como insectos en pugna.
A renglón seguido, anuncio el perdón de toda la deuda extranjera. Adicionalmente, se pagarán sanciones que equivalgan a todo el dinero de oro acumulado en Ford Knox, encaminadas a ganarse el afecto de las estimadas naciones del Tercer Mundo. Además renunciaremos a nuestros amados hijos propios americanos y los mandaremos al extranjero en calidad de esclavos en propiedad de por vida, a modo de gesto de buena voluntad.
El recinto de la asamblea general guarda silencio, con tufo únicamente a vodka y humo de cannabis. Los oídos escuchan.
Expresando mucha virulencia, este delegado proclama que los antiguos Estados Unidos van a ejecutar sumariamente mediante lentas torturas -desangrándolos o bien cocinándolos vivos sobre hogueras- a todos los líderes propios existentes, presentes y pasados, de todos los niveles. Desde el vil y corrupto presidente federal hasta las malvadas guardianas títere de los parquímetros. Todos serán torturados antes de que sus cuerpos sean arrastrados por las calles públicas y sus cabezas instaladas encima de estacas.
Al momento siguiente, jadeando sus declaraciones, el agente-yo requiere un momento de pausa para realizar la siguiente inhalación. Y en ese momento, Magda interviene.
Tal vez el micrófono está ajustado a demasiado volumen. Tal vez la asamblea está completamente callada. La voz de Magda no es más que un susurro, y sin embargo retumba con reverberación por la cámara entera. Y Magda dice:
– Insisto en que me oigas, camarada…
Emitiéndose de forma resonante por entre todos los delegados, la voz de Magda dice:
– Estoy preñada de embarazo…
La delegada de Argentina, el delegado de Japón y el delegado de Birmania retienen el humo del cannabis encerrado en los pulmones y lo expulsan en risotadas escopeteantes. Al momento siguiente, la cámara entera al completo se llena de risotadas. Una inundación de risotadas sobre risotadas, grandes oleadas que golpean el escenario. El aliento hediondo del ridículo erosiona a la agente Magda, las risas consumen al agente-yo.
La asamblea general estalla en un ruido de carcajadas. Una conflagración de risas…
Al momento siguiente, el delegado ataviado con burka estira el brazo para agarrarse los bajos. El delegado se levanta el burka para revelar el interior: las perneras del pantalón remangadas hasta la rodilla; luego desvela el torso y deja al descubierto la cara de Trevor Stonefield. Y deja ver lo que hay metido debajo de la hebilla del cinturón: un Colt DA corto del calibre 38, en su versión de aleación, con cañón de dos pulgadas. La mano de Trevor agarra el gatillo de la Detective Special.
En el oído del agente-yo, Magda susurra cita del belicoso visionario y héroe autocrítico Vladimir Lenin y dice:
– «Un hombre armado con una pistola puede controlar a cien sin ella».
La boca del cañón centellea, y la cabeza con trenzas rubias de la delegada de Zaire explota. Al momento siguiente, el fez de Timor Oriental explota. El turbante de Egipto. El tocado de plumas de Brasil explota.
Toda la muy valiosa educación de las naciones, todas las culturas y su legado, todos los acontecimientos históricos celebrados como festividades y las criaturas del futuro. Las contribuciones respectivas a la civilización. Las ideologías de Estado, los idiomas, las leyes, todo queda liquidado. Todas las aspiraciones y crímenes. Todas las opiniones y prejuicios. Pulverizados y hechos trizas. Las concepciones de la deidad, las éticas y las estéticas ingenuas. Los mejores ideales de las naciones quedan convertidos en pastel de carne gris y humeante, expulsados por los orificios de salida de los turbantes o los peinados afro o las coronas enjoyadas.
Unos delegados quedan paralizados. Unos delegados huyen gritando. Otros delegados siguen riendo, soltando eructos de vodka o bien emitiendo toses de humo de cannabis con los ojos enrojecidos.
El hermano-puerco registra el pogromo con su cámara. La hermana-gata agacha la cabeza frutal para que los plátanos y la piña de plástico queden cobijados debajo de la mesa de los delegados, pulsando teclas de teléfono para convocar a la policía. Magda está refugiada detrás del estrado, debatiendo si mientras está rellena de un feto puede ejecutar el Salto de la Hiena, el Martirio del Mono o el Vuelo del Leopardo, catapum, para neutralizar al atacante.
Cita: «Un hombre armado con una pistola puede controlar a cien sin ella».
Y durante todo esto, el arma corta de Trevor sigue eliminando a jóvenes compañeros. Siguen explotando cabezas.
La mirada del agente-yo se posa en el cargamento interior de la blusa de Magda, en su regazo dilatado, y este agente dice:
– Camarada, ¿es realidad lo del embarazo?
Y Magda, la agente número 36, colocando la boca en forma de media sonrisa, saca la baguette de pan para limpiar los restos de bigote mezclados con agua de ojos, la tinta negra que satura el pan blanco. El pan sucio. Y todo el tiempo, Magda inclina la cabeza primero hacia delante y luego hacia atrás, hacia delante y hacia atrás, y repite para formar el gesto de la cabeza que significa «Sí… sí… sí…».
COMUNICADO DECIMOCUARTO
Empieza aquí el informe decimocuarto del agente-yo, número 67, rememorando antiguo desfile solemne durante la celebración de XXXXX. Supervisado por el alto comandante supremo XXXXX. Fuerza militar reunida combinada de infantería y artillería de la nación natal XXXXX. Desfile celebrado en fecha de hace muchos años. Para que conste en acta, se repite aquí la crónica de una historia formativa del agente-yo.
Para reforzar una lección temprana y muy relevante de este agente.
Se describe aquí un enorme despliegue para la defensa nacional, extendido a lo largo del bulevar central, lleno de una acera a la otra, con muchas hileras densas de tanques de batalla rodando estruendosamente sobre sus orugas de acero. Tanques de batalla Leopard 1A5 originados en Bélgica. Tanques tipo 99, 96 y 59 originados en la República Popular de China. Hileras infinitas, orugas traqueteando sobre el pavimento de piedra. Tanques Zulfiqar MBT originados en Irán. M48 Patton originados en Líbano. Tanques K2 Pantera Negra originados en República de Corea.
En el bulevar de la gran ciudad capital, los ciudadanos se alinean para emitir su clamor detrás de un cordón de sogas. En el lujoso pavimento de los márgenes del bulevar central, se apiñan apretadas muchas bocas que gritan echadas hacia atrás, lanzando vítores para mostrar solo dientes. Muchas manos inundan el cielo y azotan el cielo azul con un número incontable de orgullosos estandartes nacionales.