– Considérame tu mentora en materia de espionaje.
Al llegar a la entrada del edificio, con la espalda pegada a la pared de ladrillos muy fríos que hay al lado de las puertas afianzadas, la hermana hunde la mano dentro del saco de tela. Su mano emerge sosteniendo en la palma un objeto verde. La hermana-gata acerca la tarjeta plastificada a las puertas afianzadas. Al momento siguiente manipula el objeto redondo para alinearlo con la lente de la caja que hay al lado de las puertas. Y no ocurre nada.
Manipulando el objeto verde para reposicionarlo frente a la lente, dice:
– Tenemos que devolver esto a casa antes de que se despierte mi padre.
El objeto verde es una prótesis de ojo humano artificial fabricado a base de cristal. Idéntico al ojo del padre-vaca enorme. Con la parte blanca del ojo manchada de múltiples huellas dactilares de pintura negra de la hermana-huésped.
El ojo de cristal resulta un poco adhesivo al tacto, sugiriendo fluidos secados, la misma superficie pegajosa que los misiles y obuses de plástico propiedad de la madre-huésped. Su brillo apagado bajo una capa de proteínas resecas y una plétora de bacterias.
Al momento siguiente, el ojo ocupa una posición nueva y la puerta cerrada se desencaja de la pared. La cerradura emite un fuerte clac, y luego resuena un zumbido irritado. La hermana agarra el borde de la puerta y lo abre al máximo para revelar el interior del edificio, un pasillo con iluminación fluorescente, un pasadizo de linóleo que se extiende infinitamente en ambas direcciones de altos secretos. Sería posible que en este momento los pies del agente-yo propinaran la Patada del Canguro, pata-pam, en la cabeza de la hermana y le causaran daños en el cerebro que permitieran a este agente acceder al interior del edificio del conocimiento federal. Ejecutar la Operación Estrago.
La hermana-gata se introduce a sí misma por la puerta desencajada, vacila y dice:
– Como todavía eres un espía en formación, te quedarás aquí de centinela.
Para que conste en acta, este agente recuerda las palabras de la sofisticada heroína nacional y belleza santificada Evita Perón: «Mi peor miedo en la vida es caer en el olvido».
Se requiere de este agente que se quede en la puerta exterior para examinar el área en busca de cualquier posible acercamiento de individuos.
Abalanzándose, la hermana-huésped imprime sus labios pintados sobre la superficie de los labios del agente-yo. Las pinturas negras adhesivas se quedan unidas por un instante. Suavemente presionadas y cálidamente pegadas entre sí. Al momento siguiente se despegan dejando recuerdo táctil. El sabor de la hermana-gata. Saliva con olor a miel. Olor acre a humo de soldadura y a plomo fundido.
Cita: «Mi peor miedo en la vida es caer en el olvido».
Agitando la tela del saco, la hermana-huésped dice:
– Solamente tengo que coger unos cuantos cacharros para mi proyecto de la feria de las ciencias. -Compone media sonrisa con la cara y dice-: ¿Cómo es que siempre hueles a Listerine?
En el mismo momento, la hermana-huésped se escabulle al otro lado de la puerta, y la puerta vuelve a encajarse en la pared. La hermana se aventura a infiltrarse en el interior, llevando la tarjeta plastificada y el ojo artificial y ahondado para cosechar un misterio desconocido. Abandonando a este agente a solas en la entrada a oscuras, rodeado por un río invisible de aire helado y de chillidos de apareamiento de los grillos. La noche del día de hoy. La lengua del agente-yo se relame los labios para poder revisitar el regusto que queda del afecto desaparecido.
COMUNICADO DECIMOSÉPTIMO
Empieza aquí el informe decimoséptimo del agente-yo, número 67, a su llegada al centro de distribución de propaganda religiosa de la ciudad de XXXXX. Día de culto XXXXX. Confesión religiosa XXXXX. Para que conste en acta, es la aparición pública inicial de este agente desde la matanza de las Naciones Unidas en Miniatura.
En adición al despliegue normal -la estatua en yeso del falso individuo masculino muerto por falsas torturas sobre dos palos cruzados, con sangre falsa de pintura roja en manos y pies… los genitales cortados de formas de vida vegetal… los cilindros de parafina blanca que encierran cordeles en llamas, generando muchos fuegos diminutos-, a todo esto se le añade hoy una manada de chacales de los medios de comunicación de masas, sabuesos ladradores, buitres volando en círculos, hienas husmeantes que apuntan con sus cámaras cargadas, blandiendo micrófonos para sacarle un ojo al agente-yo. Depredadores parásitos de los medios que me exigen una sonrisa a gritos, luego que mire, luego que mire en una segunda dirección, sin sonreír, con las luces estroboscópicas quemando las retinas de este agente.
Los medios de comunicación corruptos y degenerados de América procesan la imagen del agente-yo y los sonidos verbales de este agente para preservarlos en forma de producto que puedan reproducir indefinidamente y utilizar para emitir insidiosos memes mercadotécnicos que impulsen a las personas a adquirir automóviles y a consumir refrescos. A no dejar nunca de adquirir y consumir.
Partiendo del medio del campo de macadán donde la familia renuncia a la protección del automóvil, los chacales de los medios de comunicación persiguen al padre-vaca y a la madre-pollo, al hermano perro-puerco, a la hermana-gata y a este agente. Nos siguen como sabuesos hasta que llegamos a la entrada de la capilla del culto.
Dentro de las puertas de la capilla está posicionada la momia de cuero de Wal-Mart, Doris Lilly.
El enorme padre-vaca jadeante, con la blusa saturada de transpiración, devora y vomita con la boca grandes masas de oxígeno. Al llegar al interior de la capilla de culto, su cara de vaca ya está teñida de un rubor de color rojo sangre oscuro, mientras se agarra con una mano la ubicación pectoral fláccida del músculo cardíaco. La madre-pollo agita las garras huesudas propias para abanicarse la cara con viento frío.
Desplegados por el borde anterior del escenario de la capilla, se exhiben los ataúdes de diversos cadáveres de delegados de las Naciones Unidas, antes de ser desechados para nutrir a los gusanos y las bacterias del suelo. Ya no hay mecimientos de sensuales mamellas. Ya no hay consumo de hachís. En el momento actual, la dama delegada de Zaire va ataviada con una túnica de seda tejida, seda blanca con infinitas perlas blancas cosidas, y sus manos pálidas acomodan un manojo de delicados genitales de plantas tulipanes, olorosos, de colores rojo intenso y blanco espectral. El cadáver de la delegada se aloja en las profundidades del ataúd, suspendido por encima de un revestimiento acolchado de color rosa.
El caballero delegado de Timor Oriental agarra una pelota de fútbol americano en su muerte y lleva las mejillas faciales coloreadas con pintura rosa. El caballero delegado de Egipto está colocado para la eternidad con las dos manos agarrando un volumen de la Biblia cristiana y el cuello eternamente envuelto en banderola de seda. La dama delegada de Brasil tiene las dos manos difuntas amarradas entre sí con un collar de cuentas, que incluye un medallón del hombre muerto instalado sobre palos cruzados.
En la continuación del interior de la capilla, las hienas de los medios caminan en círculos. Un bosque amenazador de múltiples cámaras, un continuo estallido solar de luces estroboscópicas cegadoras, un resplandor constante dedicado a las grabaciones en vídeo. Micrófonos por todos lados.
Estacionados por la capilla: el agente Tanek, el agente Ling, el agente Vaky.
También presentes, los delegados de Uruguay y la delegada de la India, la estimada señora Pelotas de Playa.
Para que conste en acta, el diablo Tony no está asistiendo.
Rociado por el calor de los focos de las múltiples cámaras, escuchado por numerosos micrófonos, el enorme padre- huésped se ausenta de su asiento situado entre sus familiares y emprende un pequeño desfile para ascender al escenario de la capilla y posicionarse en medio de los ataúdes de los muertos. Debajo del hombre de yeso que sangra pintura. El padre- huésped asume una voz sombría y dice: