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Perro-puerco inhala gotas de sangre de nariz, emite un gorgoteo, se pone a señalar cada zapato con dedo estirado y a decir:

– Esa es una zapatilla de tenis, pequeño pigmeo. -Extiende el dedo hacia el siguiente zapato-. Esa es una zapatilla de atletismo. -Extiende el dedo hacia otro zapato, uno tras otro, diciendo-: Zapatillas de bolera… zapatillas de lucha libre… zapatillas de baloncesto… zapatillas de gimnasio… zapatillas de voleibol… zapatillas de béisbol… zapatillas de footing… de fútbol americano… de fútbol… -Pero todos los zapatos a los que señala con el dedo tienen aspecto idéntico. Son zapatos gemelos. No hay diferencia.

Al momento siguiente, los pies desfilan doblando un nuevo recodo, y perro-puerco desvela un sitio donde tienen a muchos animales bebés encarcelados. Hay una jaula plateada igual que la jaula con ruedas que empujaba el agente Tibor, número 23, pero esta es una trampa para perros bebés, donde hay reunidos muchos perros bebés. En la jaula de al lado, perros bebés de otra raza. Y en otra jaula, gatos bebés. Todo un muro a base de jaulas como ladrillos llenas de perros y gatos bebés por encima y por debajo, por todas partes bebés de animales llorando. Erguidos sobre los alambres o bien encogidos durmiendo entre virutas de madera. Luego otro muro con jaulas de bebés roedores, muchas razas de ratas o ratones. Igual que un laboratorio. Luego otro muro con jaulas de cristal llenas de serpientes y lagartos. Un hedor animal espeso en el aire, un ruido de burbujas procedente de una cuba de agua llena de peces de colores llameantes.

El hermano perro-puerco estira un dedo hacia el muro de jaulas y dice:

– Esto, pigmeo, es lo que se podría llamar un restaurante pijo. -Estira el dedo hacia los bebés perro y dice-: Eso se llama «ternera». -Dice-: Eliges uno y te lo matan y te lo preparan aquí mismo. Te lo juro. -Estira el dedo hacia un bebé gato-. Eso es cerdo. -Estira el dedo hacia una rata, un lagarto, una serpiente, un bebé conejo… y dice-: Pollo… ternera… pescado… cangrejo…

La cabeza del agente-yo mece la barbilla de arriba abajo para mostrar asentimiento.

– Ñam, ñam -dice el hermano-huésped, sonriendo con su cara llena de moretones en zigzag y practicándose frotamientos circulares en la barriga. Dice-: Comida de la buena. -Y recoge su billetero vacío.

Al momento siguiente, con los pies doblando otro recodo, perro-puerco desvela un nuevo muro, este con botellas llenas de líquido dorado, botellas transparentes. Mirando de reojo a los dos lados muy deprisa, hermano-huésped abre tapón de tipo rosca para dejar líquido al descubierto. Perro-puerco dice:

– Extiende las manos, pigmeo, con las palmas hacia arriba.

El agente-yo extiende las manos hacia delante, con las palmas ahuecadas hacia el techo.

Perro-puerco vierte líquido dorado en exceso dentro de las manos de este agente. El líquido dorado desborda y se derrama en el suelo. El hermano huésped cierra el tapón tipo rosca de la botella y vuelve a colocarla en el estante. Dice:

– Adelante, pigmeo. -Se da una palmada con las dos manos bien abiertas en la cara lastimada, dejando manchas de sangre. Y dice-: Así. Se llama «loción para el afeitado».

Las manos abiertas del agente-yo vierten líquido dorado sobre las mejillas de este agente. Imito el frotamiento de líquido por la cara y el cuello. Escozor dorado, olor a veneno caliente, el hedor hace que salten lágrimas de ojos, tufo a medicina y quemazón en la piel de agente-yo.

– Loción para afeitado -repite hermano perro-puerco-. Vuelve locas a las señoritas.

Con los ojos sufriendo un dolor ardiente, el agente-yo explica que le han contado que en América todas las señoras están alegremente liberadas para dejar siempre al desnudo sus muchas vaginas fragantes. Que ninguna posee virginidad. Que desarrollan hobby de disfrutar muchos abortos frecuentes. Siempre ansiosas por colocar húmedas bocas de señoras en torno a los genitales de los caballeros.

Perro-puerco se limita a posar mirada en este agente. Ojos sin parpadeo.

La boca del agente-yo dice:

– ¿Es no correcto?

Y el huésped perro-puerco dice:

– Ojalá… -Moviendo la cara manchada de sangre de lado a lado, dice-: Pequeño pigmeo, que Dios te oiga.

Dentro de la cabeza del agente-yo se forma una imagen de la hermana-huésped. La hermana, esa gata que contempla todo lo que pasa. La imagen de la gata-sigilosa infla el arma que hay dentro del pantalón de este agente.

Al momento siguiente, los pies doblan un nuevo recodo, y perro-puerco desvela una puerta donde hay impresa la palabra inglesa: «Hombres». Plasmado allí, un dibujo de hombre, dos brazos y dos piernas.

Perro-puerco dice:

– Esto de aquí se llama «spa». -Estira el dedo hacia la puerta y dice-: Entras ahí y tienen cuencos de agua instalados en el suelo. El agua más limpia y fresca de Estados Unidos. -Dice-: Solo tienes que arrodillarte y puedes beber tanto como quieras. -Los ojos de perro-puerco no parpadean. Su boca no sonríe. Y dice-: Ve a probarla. Te encantará el sabor. El hermano-huésped abre la puerta para revelar unas paredes interiores de azulejos blancos y un suelo de azulejos.

Solamente un paso del pie, y el agente-yo ya está envuelto de una peste hedionda como la del restaurante de los animales bebés. Hedor a demasiados aminoácidos con base de azufre. Dieta sobrecargada de carne muerta. Refresco de cola de benzoato sódico se combina con el ácido cítrico dentro del intestino para crear benceno hasta desencadenar cáncer. Peste a intestino canceroso. Hedor a colon impactado de heces.

La nariz del agente-yo se queda a solas dentro de la sala spa, la puerta se balancea hasta cerrarse detrás de este agente.

De la pared cuelga una hilera de cuencos de cerámica glaseada. Hay varios compartimentos separados por muros de metal, y dentro de cada uno se ve un cuenco para beber en el suelo. Hay rollos de servilletas de papel colgando listos de las paredes de metal, al lado de cada cuenco de agua, para secarse la boca. Exactamente tal como ha instruido perro-puerco.

Un momento después, la puerta de uno de los pequeños cubículos se abre de repente para colisionar, patapum, con la pared de azulejos blancos de atrás. La puerta de metal se abre con estruendo y una voz dice:

– Eh, pigmeo. -Una voz masculina dice-: Eh, putita… El pelo amarillo-claro colgando. Los ojos azules como descarga eléctrica. El blusón negro con letras que dicen: «Juan 3:16». El pantalón de tela vaquera azul con su bolsillo lleno de dinero de papel robado. El matón amarillo-claro sacude la cabeza para sacar los ojos de detrás de cortina de pelo amarillo. Y dice: -¿Vienes de uno de esos sitios donde mutilan las pichas? -Dice-: Sácatela, pigmeo -Dice-: Enséñame lo que te ha hecho el brujo de la tribu.

Destello de fuego en instante veloz. Catacrac. Los codos huesudos y afilados como pinchos se doblan para planear, Golpe Doble de Águila Planeadora en los puntos blandos de las sienes derecha e izquierda de la frente del matón. Golpe fuerte, catacrunch, que atraviesa la capa de pelo amarillo. El matón amarillo-claro, aturdido, se desploma, con las rodillas dobladas, su torso se derrumba sobre el suelo de azulejos blancos.

La mano del agente-yo le agarra la cinturilla del pantalón y arrastra al matón al interior de un compartimento de metal, luego sin soltar la cinturilla arroja al matón de cara contra la pared de azulejos, dejándolo a horcajadas sobre el cuenco de beber. El matón no tiene conciencia. Los huesos del esqueleto laxos. La cara gimiendo. La rodilla del agente-yo se dobla para impactarle en la rabadilla y obligar a la espalda a arquearse y proyectar hacia fuera el ano del matón. La rodilla se dobla para hacer descender el pie de este agente, rip-pum, con la puntera metida por dentro de la parte de atrás de la cinturilla, y le baja los pantalones al matón hasta que la tela se le queda arrugada en torno a los tobillos. El pie del agente-yo desciende metido por dentro de los calzoncillos del matón amarillo-claro.