Выбрать главу

El reverenciado instructor emite un ruido agudo por el caracol de metal. La vejiga inflada que va imprimiendo huellas de sangre derramada de la nariz de Ling rebota sangrientamente en las paredes, en las caras manchadas de rojo de los soldados y en las manos sucias de sangre de los guerreros.

La ubicación de la guerra de esquivar la pelota es la misma ubicación del baile ritual de apareamiento. La misma ubicación de las Naciones Unidas en Miniatura. Incrustada en la pared de cemento, una bala perdida de la pistola de Trevor Stonefield. Desde el perímetro del gimnasio, la víctima Tibor, las víctimas Otto y Bokara y Ling arrojan miradas que prometen un ataque futuro y paciente contra este agente.

Al momento siguiente numerosos compañeros soldados -los antiguos delegados de Antigua, Letonia y Lesoto, los delegados de Nauru, Namibia y Nigeria, ninguno de los cuales sabe nada de Silas Marner, y todos temerosos del examen- se posicionan de manera que los puños del agente-yo puedan bam-blam, convertirlos rápidamente en lisiados completos.

COMUNICADO VIGESIMOCUARTO

Empieza aquí el informe vigesimocuarto del agente-yo, número 67, sentado a la mesa de las comidas de la familia-huésped Cedar. En la festividad culinaria americana de Acción de Gracias. En el presente: la familia entera compuesta por el enorme padre-vaca, el hermano perro-puerco, la madre-pollo y la hermana-gata ha unido todas sus manos para crear una cerca que rodee la mesa de la comida del botín. Recitan el encantamiento religioso XXXXX. Expresan su agradecimiento por haber obtenido ese botín de la matanza de los ciudadanos enemigos de XXXXX. La nación celebra con vanagloria la victoria sobre los pueblos aborígenes de Norteamérica XXXXX. Para que conste en acta, los intestinos del agente-yo sufren infinito hartazgo por hincharse de la típica dieta del hogar americano. Los tejidos musculares asados del coronel Sanders. Un despliegue infinito de carnes diversas. Una selección demencial de quesos, tejidos y secreciones lácteas obtenidas de seres con menor conciencia. Las tripas de los ciudadanos de Estados Unidos se ven sometidas a terribles esfuerzos de procesamiento. La dieta abarca todo el espectro de culturas del globo entero: con base de almidones de maíz, arroz, trigo y patata. De todos los ciudadanos se espera que con cada cena sus tripas toleren la introducción de infinitas novedades perpetuas: fondue, dim sum, ternera a la Wellington. Sus intestinos son perennemente amenazados por lasañas, burritos y los Twinkies de la marca Hostess.

Toda la belleza creada por la deidad termina pasando por la boca y las vísceras de los americanos y siendo excretada por su ano.

Además, la industria alimentaria no para de introducir un torrente de selecciones culinarias novedosas, siempre ofreciendo nuevas torturas: filete a la tártara, crema de malvavisco, aspartamo. El bombardeo infinito de los microondas para hacer estallar los granos de las palomitas de maíz. Los hornos eléctricos eternamente ocupados, cargados de pizza de masa gruesa encerrada en hielo sólido.

La garra huesuda de la madre-pollo se extiende y agarra la piel de la mejilla del agente-yo, a continuación pellizca la piel y dice:

– Le he dicho a Pigmeo que puede cocinar cualquier cosa étnica que él quiera, siempre y cuando no me sacrifique una cabra en mi cocina.

En el amanecer de hoy, poniendo el tono de voz más dócil posible, el agente-yo ha solicitado preparar una comida de la patria nativa de este agente. Le ha plantado cara a la madre-pollo huésped en pleno dominio de los aparatos de cocina, en la despensa demasiado atiborrada de alimentos en conflicto.

La cara del agente-yo ha confeccionado un facsímil aceptable de una expresión de ternura, ha proyectado una conducta de afecto juvenil. Ha ejecutado su mejor imitación de la súplica del niño americano estúpido con mirada de perezoso. Ha argumentado que como la madre-huésped está eternamente preparando comidas tan deliciosas, eternamente aprisionada en la cámara de los fogones, para devolverle el favor este agradecido agente ahora tiene que amamantar a cambio a la familia-huésped. Congregar los comestibles de Acción de Gracias.

En el momento presente, levantando el tenedor con la mano para examinar sus dientes cargados de ternera, la madre-huésped hurga con la nariz para inhalar la carne y dice:

– ¿Te has enterado? -Dice-: Han detenido a Glen por abusar de Trevor… -Inclina el torso propio en dirección al padre- huésped y añade en voz baja-: Por abusar sexualmente.

La madre-pollo llena de tics dice:

– ¿Cómo pudo Glen Stonefield dejarse ver en la iglesia, llorando junto al ataúd de su niño? No lo entiendo. -Dice-: O sea, Trevor fue brutalmente sodomizado.

Los comestibles deliciosos están suplementados con una cantidad abundante de cloruro sódico. Las terneras exquisitamente sabrosas, los agradables granos de arroz con pólipos de patata triturados e impregnados de grasas lácteas, todo contiene un exceso de cloruro sódico. Generando un gran apetito de agua, catalizando una enorme ansia de engullir cantidades ingentes de líquidos.

El perro-puerco está engullendo, la hermana-gata, el padre-vaca y la madre-pollo, toda la familia-huésped permanece entregada a un festín de agua.

El ingrediente cloruro sódico provoca una carencia agónica de agua.

Con los orificios nasales muy abiertos para captar el aroma de la ternera, la madre echa un vistazo al tenedor cargado y dice:

– Supongo que la autopsia ha mostrado que Trevor tenía cicatrices. -La madre hace girar el cráneo para que uno solo de sus orificios nasales olisquee el bocado de ternera y dice-: Dentro del culo. -Los incisivos superiores e inferiores de su boca alcanzan el tenedor, se reúnen, se clavan y pellizcan una fibra muscular de la ternera, un cordel rojo de tendones de la ternera. Y añade-: Y las fisuras o lo que fueran… parecían recientes.

El padre-vaca inhala el olor que emana del tenedor y dice:

– Esto no está nada mal, pero no sabe para nada a la ternera que yo conozco.

Este agente explica que en la patria del agente-yo no se consumen terneras. Que la cultura de este agente considera la ternera exclusivamente una mascota. Un animalito doméstico.

El hermano-puerco agarra su tenedor y lo detiene a media distancia entre el plato y la boca propia. El hermano-huésped le echa un vistazo a su bocado de carne y dice:

– ¿Esto es ternera? -El perro-puerco posa la mirada en este agente. Y dice-: ¿Lo has cocinado ?

La hermana gata-sigilosa dice:

– ¿Por qué está tan salada?

Y explico que inicialmente este agente ha necesitado capturar a la ternera, extraerle el collar con las medallas de identificación, practicarle la eutanasia indolora usando el Retorcimiento de Cuello del Ala de Pájaro, ñic-ñac, que le ha causado una muerte veloz al instante. Posteriormente ha tenido que sazonar el cadáver de la ternera, extraerle las zarpas, adobar la carne, dorar a la sartén y asar a cuatrocientos grados. Y sazonar con romero.

El enorme padre-vaca jadeante le guiña un ojo sonriente a este agente y dice:

– Te hace falta practicar más el inglés. -Dice-: Las vacas no tienen zarpas. -Dice-: Las llamamos pezuñas

El hermano-huésped contrae los músculos trapecios y levanta los hombros para encogerlos cerca de las orejas. Luego continúa consumiendo ternera y dice:

– Acuérdate, hermanito, de que me vas a enseñar a matar con los pies desnudos. -Al momento siguiente, la cara se le descompone. El cuello se le bambolea. El espinazo se le desploma de manera que la cara se le derrumba con la nariz sumergida en las entrañas del montón de puré de patatas. Después de estrellarse, el cráneo del hermano-puerco se queda empantanado, inhalando salsa desde las profundidades de su sueño comatoso. Y balbucea dormido a través de la salsa-: Espero que sea la «ternera» de los Wilson.